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Tribuna
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La apuesta de Romney: abstención latina

El candidato republicano ha ahuyentado a los hispanos en su afán por seducir a la extrema derecha

Puede que el presidente Barack Obama se equivoque en varios temas, pero está en lo cierto en este: posiblemente gane las elecciones gracias a que su rival, Mitt Romney, ha ahuyentado al voto latino.

En una entrevista, originalmente extraoficial, para el diario Des Moines Register, que se hizo pública la semana pasada, Obama dijo: “Si soy reelecto para un segundo periodo, una de las principales razones de mi victoria será que el candidato republicano y el Partido Republicano han ahuyentado a la minoría más grande del país, la comunidad latina”.

Como era de esperar, la campaña de Romney respondió de inmediato que Obama está dando por sentado que el voto de la comunidad latina será suyo, y recordando a los hispanos que Obama no ha cumplido con su promesa de aprobar una reforma migratoria durante su primer mandato.

Sin embargo, un análisis desapasionado de la campaña indica que Romney se ha volcado tan a la extrema derecha en temas como la inmigración, los impuestos y otras cuestiones importantes para los latinos, que la mayoría de los hispanos terminará viéndolo como el candidato “antilatino”.

La clave de estas elecciones no será si los hispanos apoyan a Obama, si no si acuden a las urnas

Según las últimas encuestas, es probable que Romney —gane o pierda— pase a la historia como el candidato republicano menos votado por los latinos en la historia reciente. Una encuesta de NBC/Telemundo/The Wall Street Journal publicada la semana pasada revela que Obama aventaja a Romney por nada menos que 70% contra 25% entre los votantes latinos.

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Si Romney obtiene el 25% del voto hispano, será el peor resultado alcanzado por un candidato republicano desde 1996. George W. Bush consiguió el 35% del voto latino en 2000 y el 40% en 2004, y John McCain obtuvo el 31% del voto latino en 2008.

No hay que ser un gran experto para entender por qué Romney es tan impopular entre los hispanos. Él mismo se lo buscó.

En su muy difundido discurso ante un grupo de adinerados donantes en mayo, que fue grabado secretamente por alguien en la sala y hecho público recientemente, Romney dijo que el 47% de los estadounidenses votarán por Obama “de cualquier manera”, porque “dependen del Gobierno”. Y agregó: “Mi tarea no es preocuparme por esa gente”.

Resulta que un enorme porcentaje de los votantes latinos proceden de familias inmigrantes que no podrían haber ascendido a la clase media sin ayuda del Estado para pagar sus servicios de salud, educación y vivienda. Cuando Romney expresó que no era su tarea preocuparse por el 47% que depende de la ayuda del Gobierno, muchos latinos sintieron que estaba hablando de ellos.

La estrategia de Romney estos últimos días de campaña será tratar de disminuir el entusiasmo de esa comunidad por Obama

Aunque en las últimas semanas Romney trató de bajar el perfil a sus posturas más extremas contra los indocumentados, aunque sin desdecirse de ellas, lo cierto es que durante las primarias declaró que la draconiana ley antiinmigratoria de Arizona debería ser un modelo para toda la nación. Romney también dijo a principios de este año que vetaría el proyecto de ley Dream Act, que abriría una vía hacia la ciudadanía a más de 1,5 millones de estudiantes inmigrantes que fueron criados y estudian en el país.

También durante las primarias, Romney defendió la “autodeportación” de casi 11 millones de inmigrantes indocumentados, que muchos entendimos como una propuesta para hacerles la vida tan imposible a los sin papeles, que no les quede más opción que volverse a sus países de origen. Para la mayoría de los latinos, esa estrategia llevaría a una discriminación racial que afectaría a cualquiera con un nombre o acento hispano.

Mi opinión: Obama está en lo cierto al decir que Romney ha ahuyentado a la minoría más grande del país en su afán por conseguir el apoyo de la extrema derecha republicana.

Pero la clave de estas elecciones no será si los latinos apoyan a Obama, sino si salen a votar el día de las elecciones. La estrategia de Romney en estos últimos días antes de la elección será tratar de disminuir el entusiasmo de los votantes latinos por Obama, recordándoles el alto desempleo entre los hispanos, con el propósito de que se queden en sus casas el 6 de noviembre.

Según la encuesta de NBC/Telemundo/The Wall Street Journal, el 68% de los latinos se sienten motivados para ir a votar, una cifra menor al 76% de los latinos que se manifestó dispuesta a votar en la misma encuesta realizada antes de la elección de 2008. Obama no ha tenido que hacer mucho para ganar el apoyo de los latinos, porque Romney ya se ha encargado de ello. La gran pregunta —de la que podría depender el resultado de la elección— es si los hispanos que apoyan al presidente saldrán a votar.

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