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Los ancianos

Lluís Bassets

No es fácil que gobiernen las leyes y no los hombres. Solo eso es ya un gran avance. El equilibrio de poderes, las garantías jurídicas, los contrapoderes, los derechos individuales, la transparencia, la responsabilidad de los gobernantes (accountability en la expresión inglesa más precisa), en definitiva el Estado de derecho, la libertad y la democracia, llegarán luego, pero ya se ha dado un paso de gigante cuando se consigue que funcione una regla de juego y que la apliquen todos, incluso los gobernantes.

La apariencia del 18º Congreso del Partido Comunista Chino (PCCh), del que sale la quinta generación de líderes que gobernará el país en los próximos diez años, confirma el funcionamiento sospechosamente perfecto del relevo generacional. Produce admiración en las elites occidentales el orden y la estabilidad conseguidos por el partido único, que ha sabido revertir por cuarta vez el carácter conflictivo, incluso sangriento, de las sucesiones revolucionarias.

Ahora no hay que esperar a que se muera un dictador. Todo está previsto y pautado. Los líderes se jubilan a los diez años. Aunque hay un dirigente máximo, aparece como el primero de sus pares dentro de una dirección fuertemente colegiada. El ascenso de los nuevos es gradual en un largo proceso que ni siquiera termina con el Congreso. Es la gloria de la meritocracia y el gobierno de los mejores, más preparado que nuestras ingobernables democracias para tocar los tipos de interés, estimular la economía o tomar decisiones impopulares que convienen al interés general.

¿Quién les ha elegido y cómo han sido elegidos? Podemos rompernos la cabeza pero no conseguiremos saberlo. No son el fruto azaroso del funcionamiento de una regla de juego, sino directo resultado de una decisión. ¿Quién la ha tomado? Ni idea. Nada conocemos de los tratos y negociaciones en la cúpula del poder de los que saldrán hoy los siete o nueve nombres del órgano supremo, el Comité Permanente del Politburó.

Sabemos más de las ideas y tendencias políticas que combaten en su seno que de quienes las encarnan, y no digamos ya del desarrollo de unos debates que jamás se han producido en público. Lo ha demostrado el director del ECFR (European Center on Foreign Relations) Mark Leonard, que realizó hace cinco años un memorable trabajo titulado ¿Qué piensa China? (Icaria/ Política Exterior), revisado ahora en un nuevo libro antológico China 0.3 (hay edición e-book) con unas aportaciones de un amplio abanico de intelectuales chinos.

De ambos libros podríamos deducir que todas las ideas y corrientes de pensamiento circulan y combaten también en el interior del PCCh. Pero poco podemos saber sobre el funcionamiento del último resorte del poder, sino es por conjeturas o directamente por testimonios de quienes participaban de dicho mecanismo supremo.

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Este es el caso de Zhao Ziyang, secretario general del PCCh y en teoría líder supremo hasta 1989, cuando la matanza de Tiananmen acabó con su carrera. Lo contó en su libro Prisionero del Estado (Algón editores): el secreto lo tienen los ancianos, los dirigentes jubilados, y entre ellos el presidente de la Comisión Militar, el cargo que ocupaba Deng Xiaoping en el momento de la revuelta de los estudiantes.

En este congreso de guión previamente conocido el hecho relevante es la aparición en escena de Jiang Zemin, 86 años, sucesor de Deng, hombre fuerte en la sombra y padrino de Xi Jinping, el nuevo líder. También será relevante saber quién ocupa la presidencia de la Comisión Militar, cargo en el que Jiang siguió durante dos años después de su relevo en la cúpula del partido, aunque ahora es muy posible que sea Xi, hijo de uno de los ancianos que impusieron la ley marcial en 1989, quien directamente tome las riendas del hard power.

La vieja guardia es la que asegura la estabilidad y la continuidad. Ahora hay intereses adicionales que lo aconsejan: todos los ancianos tienen una amplia familia que ha prosperado hasta límites inimaginables. La elite comunista es también la clase económicamente más poderosa de China. El comunismo ha sido el ascensor social de estas familias y no van a jugar ahora con el patrimonio de sus hijos.

Comentarios

Es una paradoja que el país comunista por excelencia tenga una cúpula directiva formada por millonarios.Los dirigentes chinos han sabido conjugar un estado comunista con una economía capitalista, pero todavía la población sigue pasando penurias mientras una clase acomodada vive una vida de nuevos ricos.Creo que faltan muchos años para que el dinero que entra a raudales en China se distribuya equitativamente y llegue a todas las clases sociales.
La verdad es que la forma de elección china, tiene sus cosas buenas y malas según como lo mires, pero de todas formas, ya vemos como actúan que durante los dias que dura la eleccíon y reorganización del país ha bloqueado todos los servicios por ejemplo google, impresionante!!!sobre todo para un país que en principio cada día más se esta o el mercado le esta occidentalizando, y cuya economia va destinada a ser la primera potencia mundial,saludos
Una vez más se reproduce la elección entre policía secreta y guardia civil que se contaba en 'Amanece que no es poco'. Ha ganado la policía secreta, ahora bien, aclaraba el gran Sazatornil embutido en el capitán de la GC, da igual porque somos los mismos. Eso sí, siempre hay un Fermín que sale entre vítores, pero sale. ¡Fermín, Fermín!
Entiendo que Deng, Jiang y Xi no son los nombres sino los apellidos. Primero los segundos y después los nombres. Que con estos chinos se invierte todo. Acabarán queriendo decirnos que la auténtica democracia es el poder de cuatro apellidos (no sé si leí hace poco en una carta al director que los apellidos chinos no llegaban a cien) y la verdadera tiranía la plaga de los nombres, que seguro que son muchísimos más.
y aqui estamos los europeos para pedirles explicaciones a estos chinos comunistas de como deben regir sus casas..como si aqui la elite europea no hiciera lo mismo, aun peor intentan vender la mentira vil de la democracia, y de la UE como modelo a seguir (jajajajajajja) a estos pobres chinos... un poco de coherencia, pero que digo, el periodismo decente hace mucho que dejo de existir. Intentemos primero pedirle cuentas a nuestras elites antes de meternos en lo que no nos incumbe, que poca verguenza editor..
Los chinos saben como organizar su casa, y siguen creciendo, comerciantes de los ancestros... saben como limpiar sus trapos, y meterse en todas las economías.... sino que se lo digan a todos los que exportamos desde el pais del progreso socialista... !! Cuidado ¡¡ las posibilidades de un pais como China no se valoran y en breve todos tendremos quien, como y donde..http://goo.gl/vUP1B

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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