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TENSIÓN EN ORIENTE PRÓXIMO

La propaganda militar en 140 caracteres

La batalla propagandística entre el Ministerio de Defensa israelí y de los defensores del pueblo palestino continúa en Internet

Una de las imágenes que el Ministerio de Defensa israelí ha subido a su página de flickr.
Una de las imágenes que el Ministerio de Defensa israelí ha subido a su página de flickr.IDF / FLICKR

A primera vista, parece una broma. Una de las primeras cosas que hizo el Ejército israelí tras matar al jefe militar de Hamás el pasado miércoles, Ahmed Yabari, fue publicarlo en Twitter. El mensaje iba acompañado con un letrero en que aparecía el rostro del líder palestino con un fondo rojo y la leyenda: “Eliminado”. Pocos minutos después enlazó a un vídeo que detallaba el sofisticado ataque. Y remató con una advertencia a los miembros de Hamás para que “no asomaran sus caras” en los próximos días. Las milicias, que también cuentan con una cuenta de Twitter, respondieron: “Habéis abierto las puertas del infierno”.

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Hasta aquí, parecería un debate entre dos usuarios como hay millones en las redes sociales todos los días. Pero este caso es distinto. No son dos perfiles anónimos discutiendo un asunto político. Se trata del Ministerio de Defensa israelí (que cuenta con un numeroso departamento solamente dedicado a la gestión de sus perfiles en redes sociales, que no cuenta otro Ejército del mundo) y de Hamás, que gobierna en la Franja de Gaza desde 2007. “No es una guerra de Twitter. Es una guerra real”, advierte Zeynep Tufekci, académica de la Universidad de Princeton especializada en guerras sociales. “Me parece obsceno que se hable de una guerra ‘en las redes sociales’. La gente está muriendo”.

Las acciones en la web del Ministerio de Defensa israelí y las que apoyan la parte palestina no distan mucho de la “propaganda clásica”, la de cualquier guerra. Pero la diferencia es que, en esta ocasión, las versiones oficiales son contrastadas al segundo. En un minuto la cuenta vinculada a Hamás, @AlQassamBrigades, anuncia que ha lanzado un cohete. Pocos minutos después, el @IDFSpokersperson le responde que ha conseguido interceptarlo. Miles (quizá millones) lanzan mensajes de apoyo hacia uno y otro lado. Y así todo el día.

La sorpresiva estrategia del Ministerio de Defensa israelí en las redes sociales arrancó algún elogio al inicio. Pero también críticas. “Si usted iniciara una operación militar, una simple y llana rueda de prensa me parece mucho más apropiada que un tuit. Es difícil asumir que un asunto de esta gravedad sea transmitido en un mensaje que remplaza nombres con números. Y, por supuesto, que un Estado que inicia un ataque militar y lo anuncia en un tuit utilice un hashtag (una etiqueta, como #PillarofDefence) para promocionarlo me parece indecente”, opina el analista Joseph L. Flatley.

Las redes sociales y Twitter en especial se habían convertido en uno de los principales “protagonistas” de las primaveras árabes bajo el argumento de que permitían a ciudadanos presas de dictaduras comunicarse fácilmente entre sí. La realidad es un poco más compleja. “Es verdad que Twitter jugó un papel crucial en las redes sociales, pero su éxito también se debió a la total falta de respuesta de los líderes árabes, como Mubarak o Gadafi, que nunca entendieron qué era lo que estaba pasando”, explica Flatley. Y eso cambia con velocidad. Los Gobiernos, apunta, están mucho más dispuestos a aprender usar las redes sociales para extender su mensaje.

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En el caso del Ejército israelí, hay un impresionante despliegue de recursos para mantener informado al público de sus acciones. La directora de la rama dedicada a la comunicación interactiva del Ejército israelí, Avital Leibovich, explicó en una entrevista concedida a AP que la decisión se ha tomado para garantizar la transparencia. Aunque hay casos en que tanta transparencia puede parecer ofensiva. Como su uso de cuentas de Tumblr (una red de microblogs para compartir textos, vídeos e imágenes) o Instagram (un sitio web para compartir fotos). “Las imágenes que vienen de las tropas de Israel, con un toque de Instagram, parecen totalmente fuera de la realidad, al compararse con las imágenes que provienen de Gaza”, comenta Tufekci.

Un paseo por la cuenta de Flickr del Ministerio de Defensa israelí evoca a los carteles propagandísticos de la II Segunda Guerra Mundial. Hay dibujos que muestran a una familia como blanco de los ataques de Hamás. El letrero dice: “Los israelíes son su objetivo”. Otro más compara la extensión del país que está expuesta a los cohetes con Estados Unidos, Francia y Reino Unido. El mensaje: “¿Y qué haría usted en esta situación?”. La tesis es clara: Hamás esconde sus cohetes en zonas con una densa población, a unos pasos de mezquitas y colegios. Hay hasta una macabra imagen de un supuesto parvulario gestionado por los radicales islamistas, en la que aparecen niños pequeños con armas entre consignas en contra de Israel. Y una novedad: la parte israelí no duda en mostrar los daños causados por los cohetes lanzados desde la franja, a diferencia de otros conflictos.

Los defensores de Hamás en la red no cuentan con una organización tan sofisticada, pero sus ciberataques no son menos efectivos. Hasta el pasado lunes, el Gobierno israelí había registrado al menos 44 millones de ataques contra sus páginas web. Y tampoco se salvan de la propaganda. La cuenta de las brigadas de Ezedim AlQassam tuiteó el miércoles una foto de un padre llorando por su hijo muerto que en realidad provenía de un sitio en contra del dictador sirio Bachar El Asad. Otra imagen, que mostraba columnas de humo, parecía manipulada.

Pero una ironía más. En medio de una “ciberguerra”, el papel prevalece. El Ejército israelí reparte pasquines en árabe impresos en papel para explicar su mensaje a la población. Y para los de fuera, continúa el bombardeo informativo. “Es difícil abrir mi cuenta y encontrarme con decenas de cadáveres de niños, de escenas de horror. Y la diferencia es que los que están en la calle intentan mostrar una imagen real de la guerra, mientras que las cuentas “oficiales” [como la del Ministerio de Defensa israelí o la de Hamás] lo manejan como una crisis de relaciones públicas. No es un debate entre dos usuarios en Twitter. Es un conflicto”, zanja Tufekci.

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