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Exhumados los restos de Yasir Arafat para buscar rastros de envenenamiento

El cuerpo del líder palestino ha sido desenterrado del mausoleo de Ramala

Tumba de Yaser Arafat, cuyos restos han sido exhumados este martes. Foto: MARKO DJURICA (Reuters) / Vídeo: REUTERS-LIVE!Foto: overonaelpais

A las cinco de la mañana, antes de que el sol saliese en Ramala, una comitiva de forenses, políticos y jueces se reunía ante el mausoleo de Yasir Arafat, el histórico líder palestino muerto en 2004, a los 75 años, en oscuras circunstancias. Era el momento elegido por las autoridades palestinas para desenterrar al líder y tomar las muestras que los expertos suizos, franceses y rusos analizarán en sus respectivos laboratorios para poner fin al misterio que rodea la muerte del mítico dirigente desde hace ocho años. La inmensa mayoría de los palestinos están convencidos de que los israelíes envenenaron a Arafat, algo que Israel niega tajantemente.

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Una reciente investigación puesta en marcha por la cadena catarí Al Yazira, en colaboración con radiólogos suizos, halló dosis anormales de polonio radioactivo en prendas íntimas de Arafat, lo que ha dado pie a la reapertura del caso. Después de semanas de suspense, los expertos han descubierto la tumba y han tenido acceso al cuerpo del rais. Han tomado hasta 20 muestras mediante minibiopsias y las han dividido en cuatro partes iguales: una para los franceses, otra para los suizos, una tercera para los rusos y una cuarta para los palestinos.

El Gobierno de Ramala detalló que solo “manos palestinas” han tocado el cuerpo del rais y que después han entregado las muestras al resto de los equipos forenses. Dentro de tres meses, los expertos dispondrán de los resultados definitivos, según explicó el ministro de Sanidad palestino, Hani Abdin, en conferencia de prensa en la Mukata, sede del Gobierno.

Taufiq Tirawi, jefe de la comisión palestina que investiga las causas de la muerte, indicó que si los resultados ofrecen evidencia de que Arafat fue envenenado llevarán el caso ante la justicia internacional, una vez que el jueves los palestinos logren el apoyo en Naciones Unidas para que se les reconozca como Estado. “Será el primer caso que llevaremos”, anunció Tirawi.

El mausoleo erigido sobre la tumba de Arafat se encontraba el martes cubierto por lonas azules de plástico para proteger la exhumación de la mirada de los curiosos. Al final, no hubo exhumación en sentido estricto. Los forenses no sacaron restos del cuerpo de la tumba, porque aseguran las autoridades palestinas que el cuerpo presentaba las condiciones necesarias como para tomar las muestras directamente, una vez elevado el cadáver a la superficie. Por eso, no hubo tampoco entierro militar como estaba inicialmente previsto, sino una ceremonia militar, en presencia de la más alta autoridad islámica, Mohamed Husein, el gran muftí de Jerusalén.

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El muftí Husein ha sido el encargado de dar el visto bueno a la autopsia, que generó inicialmente recelos entre la población más creyente. Emitió una fetua en la que detallaba que si hay necesidad de abrir una tumba para obtener evidencias, se puede hacer. El muftí lo explica en su oficina de Al Ram, cerca de Jerusalén, días antes de la exhumación. “El principio general de la sharia [ley islámica] dice que si hay un caso de necesidad importante como el de Arafat, se pueden tomar muestras. Pero también dice que hay que volver a enterrar el cuerpo tal como estaba”. El martes en Ramala, los operarios volvieron a cubrir el cuerpo de Arafat con tierra de Jerusalén y lo dejaron mirando a la Ciudad Santa, lugar al que debe ser trasladado el día que las circunstancias políticas lo permitan.

Los políticos insistieron en que la toma de muestras ha sido un paso histórico. Para el palestino de a pie sin embargo, los resultados no esclarecerán todos los interrogantes. Porque dicen, que incluso si se confirma que fue envenenado, faltaría por saber cómo llegó el veneno hasta Arafat y sobre todo, cuál de sus colaboradores íntimos le traicionó y se alió con los israelíes. Esas eran las preguntas que se hacían muchos en las calles en Ramala; una ciudad propensa a la rumorología. “Todos los palestinos estamos convencidos de que Israel lo envenenó, pero ¿tendrán los políticos palestinos el coraje de señalar a la persona de su círculo íntimo que le entregó el veneno?”, se pregunta Bashir Sheij, un representante del laboratorio de Ramala.

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