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Cinco civiles muertos en choques entre opositores y leales a Morsi en Egipto

El país árabe se asoma al enfrentamiento civil por los disturbios en El Cairo Islamistas e izquierdistas se lanzan cócteles molotov y piedras ante el palacio presidencial El vicepresidente ofrece a la oposición negociar enmiendas al texto constitucional

Al menos cinco civiles han muerto en El Cairo en los enfrentamientos entre opositores y leales al presidente de Egipto, Mohamed Morsi, según informa AFP citando a la agencia oficial MENA. Cuatro de las víctimas han fallecido por disparos de fuego en los alrededores del Palacio Presidencial egipcio. La quinta ha muerto tras recibir un golpe cerca del corazón. De acuerdo con la descripción de los hechos de AFP, los contrarios a Morsi y sus partidarios se han atacado en la calle usando piedras y cócteles molotov. Los disturbios en El Cairo han ido creciendo desde que el jueves pasado Morsi lanzó un nuevo paquete legal en el que se decretaba que ninguna institución del Estado podrá anular sus decisiones. A primera hora de la mañana, el ejército egipcio ha desplegado tres carros de combate y tres vehículos blindados ligeros frente al palacio de Morsi.

Los choques que han causado víctimas mortales han tenido lugar durante la madrugada del miércoles al jueves, según detalla Al Jazeera. Este medio de comunicación árabe de alcance global describe que los opositores a Morsi lanzaban gritos contra la "dictadura" y sus partidarios proclamaban, por contra, que defender al presidente Morsi es "defender al Islam".

La creciente polarización política en Egipto provocada por las últimas y controvertidas decisiones de Morsi amenaza con arrojar al país árabe a un baño de sangre. La mañana del miércoles, frente al palacio presidencial, se produjeron enfrentamientos violentos entre partidarios y detractores del rais islamista que se saldaron con más de 350 heridos. Mientras tanto, los representantes políticos de la oposición y de los Hermanos Musulmanes, el movimiento al que pertenece Morsi, intercambiaron duras acusaciones. Así las cosas, parece difícil que prosperen las apelaciones al diálogo lanzadas por el vicepresidente Mahmud Mekki y el primer ministro Hisham Kandil. Tres consejeros de la presidencia dimitieron en señal de protesta por los enfrentamientos. Se trata de Amr el Leithi, Seif Abdel Fattá y Ayman al Sayad.

Los altercados del miércoles estallaron a primera hora de la tarde, cuando varios centenares de manifestantes islamistas se acercaron a las inmediaciones del palacio presidencial en El Cairo, donde estaban acampados desde la noche anterior unos 300 activistas laicos. “Me recuerda cuando el Ejército nos echó de Tahrir en julio del año pasado. Solo que esta vez es la milicia de los Hermanos Musulmanes”, escribió en su cuenta de Twitter el activista progresista Tarek Shalaby. Según varios testigos, en la refriega los grupos islamistas golpearon a algunos periodistas y les quitaron las cámaras fotográficas.

Ya entrada la noche, los militantes salafistas y de la Hermandad empezaron a contarse por decenas de miles, y armados de palos, navajas y piedras consiguieron destrozar las tiendas de campaña, y expulsar a los activistas opositores, algunos de los cuales recibieron palizas y fueron atendidos en las ambulancias. En la batalla campal, se oyeron algunos disparos y explosiones, probablemente causadas por el lanzamiento de cócteles molotov. Avanzada la noche, la Hermandad instó a los manifestantes a retirarse de los alrededores del palacio presidencial, y de madrugada llegaron los choques que han dejado, al menos, tres víctimas.

Hasta ahora, los Hermanos Musulmanes habían rechazado convocar sus marchas en los mismos lugares que la oposición. Por ejemplo, el pasado sábado renunciaron a manifestarse en Tahrir ante el temor a posibles choques. Sin embargo, tras el cerco que sufrió la noche del martes el palacio presidencial, los líderes de la Hermandad cambiaron de opinión y llamaron a sus militantes a dirigirse al palacio de Ittahadia para “apoyar la legitimidad” del rais.

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Aunque estas refriegas eran inéditas en la capital, durante los últimos días, las tensiones entre partidarios y detractores de Morsi se habían desbordado en varias ciudades del Delta del Nilo, como Damanhur y Majala, provocando al menos un muerto y docenas de heridos. Este miércoles han sido incendiados dos locales de los Hermanos Musulmanes en Ismailiya y Suez. A falta de diez días para la celebración del referéndum constitucional, existe suficiente combustible para provocar nuevas conflagraciones violentas.

De hecho, los máximos responsables de ambos bandos ya han anunciado nuevas protestas en la capital para mañana, mientras intensificaban su particular guerra dialéctica. En un comunicado público, las principales organizaciones políticas islamistas denunciaron los “actos de vandalismo” cometidos por la oposición el martes, y reafirmaron su intención de dirimir la disputa a través de las urnas. “Las actuales divisiones solo se pueden resolver a través de las urnas, no saboteando el país y su economía”, rezaba la nota.

En declaraciones al periódico Al Ahram, un representante del Partido de la Libertad y la Justicia, la marca electoral de la Hermandad, llegó a acusar a sus adversarios de “conspirar contra el presidente electo”. Una denuncia parecida llegó a la mesa del Fiscal General a través de una demanda interpuesta por el abogado Hamed Sadek. El recurso acusa a varios líderes de la oposición como Mohamed el Baradei, Hamdin Sabahi y Amr Musa, de participar en una “conspiración sionista” para deponer al rais basándose en una presunta reunión secreta entre Musa y Tzipi Livni, la antigua jefa de la diplomacia israelí.

La oposición también reflejó una escalada en su acritud. “Un régimen que no es capaz de proteger a su gente, y se pone del lado de su grupo y de matones, es un régimen que ha perdido su legitimidad y lleva Egipto a la violencia y a un baño de sangre”, declaró en una rueda de prensa El Baradei, que denunció los “ataques viciosos y deliberados” contra manifestantes pacíficos. “Ahora vemos un sistema que no es mejor en nada, y puede ser peor al anterior”, apostilló el veterano exdiplomático, elegido hoy coordinador del Frente de Salvación Nacional (FSN), una coalición que agrupa a los principales partidos opositores.

En mitad de este bronco debate, tan sólo el vicepresidente Mahmud Mekki apeló a una solución negociada al conflicto desatado después de que Morsi se arrogara poderes cuasi absolutos el pasado 22 de noviembre. Mekki, un célebre juez reformista, ofreció a la oposición la posibilidad de negociar antes del referéndum constitucional, previsto para el 15 de diciembre, y consensuar la modificación de aquellos artículos del borrador de la nueva Carta Magna que suscitan más rechazo.

También desde el exterior llegaron llamadas a la contención y al diálogo para abordar la crisis. “Se necesita diálogo en las dos direcciones”, declaró la secretaria de Estado de EE UU, Hillary Clinton, en línea con la neutralidad y cautela expresada hasta el momento por Washington. Pero, lo más probable, es que sus palabras caigan en saco roto. El FSN renovó su exigencia al rais de que retire de inmediato su declaración constitucional, cancele el referéndum y forme una nueva Asamblea Constituyente más equilibrada. Mientras los dos Egiptos se encaminan a un tenso duelo en las urnas, el Ejército guarda un prudente silencio. ¿Intervendrán los generales si se desmadra la situación?

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