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La UE espera de la oposición siria que sea una alternativa creíble

Los grandes países comunitarios reconocen la legitimidad de la coalición siria Bruselas rechaza de momento dar apoyo militar a la disidencia

Lucía Abellán

La Unión Europea deplora la brutalidad del régimen de Bachar el Asad, pero se resiste a pedir la actuación del Tribunal Penal Internacional. Y aboga por una solución política al conflicto pero sin reconocer a la coalición opositora siria como la única representante legítima del pueblo. A medio camino entre todas las posturas posibles, los países comunitarios afrontan la cumbre de los Amigos de Siria destacando aquello que los sitúa a la vanguardia del resto: la ayuda humanitaria ofrecida en esta crisis, que supera los 300 millones de euros.

Sin grandes decisiones prácticas, los ministros europeos de Exteriores enviaron una señal de compromiso el pasado lunes al reunirse por primera vez como grupo con el líder opositor sirio Moaz al Jatib. La alta representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, Catherine Ashton, ya lo había recibido anteriormente y la cita con todos los ministros sirvió para avanzar en el reconocimiento político del grupo al que representa al Jatib. Pero el sutil lenguaje de Bruselas apenas se movió un ápice: los Estados miembros consideran la Coalición Nacional de Fuerzas de la Oposición y la Revolución Siria como un representante legítimo del pueblo sirio, pero no le otorga el carácter de único representante. Y sin esa categoría es difícil diseñar un futuro político diferente al actual.

Pese a esa tibieza conjunta, por separado los grandes países europeos sí respaldan a esta organización. Alemania, Francia, Reino Unido, Italia, España, Bélgica, Holanda, Dinamarca y Bulgaria abogan por dar plena legitimidad a al Jatib y su organización, aseguran fuentes diplomáticas. Pero algunos Estados del Este —y no solo del Este, apuntan fuentes europeas— se muestran más reticentes a ese reconocimiento. De esa mezcla imposible surge la reivindicación de un término que Ashton y otros líderes europeos repiten hasta la saciedad: el carácter inclusivo que debe tener la coalición para merecer el pleno respaldo de Bruselas. Es decir, que garantice la representatividad de todas las sensibilidades del país, cristianos y kurdos incluidos. En esa línea, anima a la organización a convertirse en una “alternativa creíble” al régimen.

Prueba de ese juego de equilibrios es también la decisión adoptada sobre el envío o no de armamento a las fuerzas de la oposición. La Unión Europea estableció un embargo de armas a Siria en abril de 2011, lo que impide cualquier tipo de apoyo armamentístico en el país. En noviembre, cuando los Estados debían volver a pronunciarse, decidieron prorrogar esa medida pero no un año, como suele ser habitual, sino tres meses, por si necesitan cambiar rápido de postura. Así, si no deciden acortar ese plazo, la posibilidad de proporcionar armas a la oposición estará cerrada al menos hasta el próximo mes de marzo.

A la espera de esa creciente organización de la disidencia al régimen, la Unión Europea respalda la solución política que persigue el enviado especial de la ONU. Para muchos países, España entre ellos, se trata de una opción pragmática: si Bachar el Asad considera que no tiene escapatoria, intentará buscar una salida pactada y la masacre cesará antes. Otros como Austria, Reino Unido, Francia y Dinamarca, no se conforman con esa opción posibilista y piden acudir ya al Tribunal Penal Internacional. De momento, la UE se limita a recordar que esa opción existe.

En último término hay un elemento diferencial del conflicto sirio respecto al libio: la enorme fuerza militar del régimen, en particular la posesión de armas químicas. La Unión Europea se muestra “seriamente preocupada por el posible uso y la transferencia de armas químicas en Siria”, según las conclusiones adoptadas a principio de la semana. Y, en caso de usarlas, sus dirigentes “serán responsables”, advirtió Ashton tras el encuentro de casi ocho horas que celebraron los responsables de Asuntos Exteriores el lunes. Una frase más retórica que amenazante, aunque viene a reforzar el mensaje que lanzó la OTAN hace apenas 10 días sobre una posible acción defensiva de los aliados si el régimen sirio desplegaba su arsenal químico. Fuentes diplomáticas admiten la preocupación que esto despierta, así como el contagio del conflicto a territorios limítrofes.

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Sobre la firma

Lucía Abellán
La redactora jefa de Internacional de EL PAÍS ha desarrollado casi toda su carrera profesional en este diario. Comenzó en 1999 en la sección de Economía, donde se especializó en mercado laboral y fiscalidad. Entre 2012 y 2018 fue corresponsal en Bruselas y posteriormente corresponsal diplomática adscrita a la sección de España.

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