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Los sindicatos de Brasil ponen fin a dos años de luna de miel con Rousseff

Cuatro grandes centrales convocan protestas y suscriben una carta contra su política económica

Juan Arias
Rousseff, el martes en una entrega de premios en Brasilia.
Rousseff, el martes en una entrega de premios en Brasilia.FERNANDO BIZERRA JR (EFE)

Los sindicatos han anunciado a la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, que dan por terminada su prolongada luna de miel con ella. Descontentos con la política económica de la mandataria, cuatro de las cinco mayores centrales sindicales del país han suscrito un documento de denuncia de la mandataria y convocado para el 6 de marzo una marcha de protesta en Brasilia en la que esperan reunir a más de 20.000 trabajadores.

Las centrales sindicales en rebeldía son Fuerza Sindical, Nueva Central, UGT y CTB. La única que no estuvo presente en la reunión en la que se redactó el documento fue la CUT, ligada al Partido de los Trabajadores (PT, la formación de Rousseff y el expresidente Lula), aunque acabó suscribiendo el texto.

“La presidenta no ha cumplido en estos dos años de Gobierno ninguna de las reivindicaciones de las centrales, a las que ha recibido una sola vez”, explica el diputado Paulo Pereira da Silva, presidente de Fuerza Sindical, el segundo sindicato del país. “Ha sido una luna de miel récord de dos años, pero esa luna de miel se ha acabado hoy”, anunció Pereira esta semana.

Según los sindicatos, “Rousseff heredó un país que crecía al 7,5% y lo ha llevado a cero. El PIB de 2012 va a ser una vergüenza. Algunos sectores, como el industrial, han empezado a dar muestras de flaqueza”.

La nota emitida por las cuatro centrales critica también “la falta de disposición del Gobierno de Rousseff para negociar la agenda de necesidades de la clase trabajadora, en claro contraste con el trato VIP que dispensa a los representantes del capital”.

Algunas de las reivindicaciones presentadas por los líderes de las cuatro centrales son la reducción de la jornada laboral a 40 horas semanales y la expansión de la reforma agraria.

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El presidente de la UGT, Ricardo Patah, advirtió de que no se trata de una “ruptura con el Gobierno”, pero aseguró que “la insatisfacción es general, lo que nos ha llevado a tener que movilizar a las bases”. “Tenemos un crecimiento inferior a un 1% y eso tendrá consecuencias graves para el empleo en 2013. Estamos contentos de la consideración de que goza la presidenta Rousseff, pero eso es muy poco para un Brasil que necesita crecer por lo menos un 4% al año”, añadió Patah.

Hay quien quiere ver en este enfrentamiento cierta nostalgia del expresidente Lula da Silva, que se definía como sindicalista cuando le preguntaban si era de derechas o de izquierdas. Los sindicatos no ocultan que les gustaría verle otra vez en la presidencia de la República. La exguerrillera Rousseff, a pesar de estar ideológicamente a la izquierda de su antecesor, posee otro estilo de gobernar, más de gestión y menos político, un modelo que gusta menos a los sindicatos.

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