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Una infección común en caso de cáncer

Los médicos no aventuran un diagnóstico del mandatario sin tener información

Dos transeúntes caminan frente a un grafiti a favor de Chávez.
Dos transeúntes caminan frente a un grafiti a favor de Chávez. RAUL ARBOLEDA (AFP)

Si hay algo que odien los médicos responsables es hacer diagnósticos a distancia. Y el caso de Hugo Chávez ofrece tan pocos mimbres que no hay facultativo que se atreva a mojarse. Tras mucho insistir, solo ofrecen alguna información general que, quizá, podría aplicarse al presidente venezolano.

El hecho, porque es lo único admitido por los portavoces de Caracas, es que Chávez, de 58 años, lleva dos años (él mismo admitió en un discurso que desde junio de 2011) luchando contra un cáncer, y que su estado parece grave. Grave porque sus allegados han admitido que sufre una “insuficiencia respiratoria severa”.

A partir de ahí, todo son adivinanzas y sospechas. Que surjan problemas respiratorios es algo frecuente en todo tipo de procesos hospitalarios. No se sabe si el comandante ha tenido que ser intubado o ingresado en una UCI, aunque parece probable, y eso son factores de riesgo para adquirir estas infecciones. También lo es el hecho de que haya tenido que estar en cama mucho tiempo.

Las dudas sobre el tumor que padece tampoco ayudan. En un principio, se habló de un cáncer de colon, pero fue desmentido. En España, la web de la Asociación Española contra el Cáncer (Aecc) refleja que algo más de la mitad (el 54%) de los pacientes tratados sobreviven cinco años. Este plazo se considera en oncología el límite de la curación. El hecho de que un elevado porcentaje de las personas que han tenido un tumor recaigan, bien por una metástasis bien porque aparece otro cáncer (le pasa a un tercio), no permite a los especialistas, que siempre se cuidan mucho de dar más esperanzas de las debidas, hablar de curación total.

Descartado el cáncer de colon, las autoridades venezolanas hablaron de un tumor en la “zona pélvica”. En varones, eso puede querer decir testículos, próstata o vejiga, pero también huesos o ganglios (linfomas). Incluso, subiendo un poco, páncreas, hígado o riñón. Cada uno tiene un pronóstico que varía no solo en función del órgano, sino del estadío en que se descubra: desde los muy graves como el de páncreas hasta otros más leves, como el de próstata si se localiza pronto.

Tampoco se sabe si los siguientes reingresos de Chávez en La Habana han tenido que ver con recidivas del mismo tumor o con que este se hubiera extendido a otros órganos.

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A este cúmulo de incertidumbres se añade la aparición de la “insuficiencia respiratoria grave”, una expresión que puede indicar tanto una enfermedad primaria como una consecuencia de los múltiples tratamientos a que se ha sometido el presidente venezolano. El rumor de que estaba en coma inducido apunta a que se encuentra en una UCI con respiración asistida, y estos métodos pueden causar infecciones en un 20% de los pacientes (los datos son españoles, que es de los países con mejores sistemas sanitarios; en Cuba seguramente la proporción sea superior).

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