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Los yihadistas de Malí alcanzan las posiciones del Ejército en el sur del país

Los islamistas se despliegan a lo largo de toda la línea que divide el país del Sahel. El Ejército dispara con artillería para frenar a los milicianos.

José Naranjo

Los grupos islamistas radicales que controlan el norte de Malí desde el pasado mes de abril han iniciado en las últimas horas un avance hacia el sur y han llegado a una treintena de kilómetros de Mopti, donde se encuentra el primer puesto de control militar y donde el Ejército maliense ha acantonado al grueso de sus tropas. Distintas fuentes informan de que se ha producido algún intercambio de disparos en Konna y que los yihadistas se han visto forzados a replegarse, aunque sin abandonar sus posiciones en la línea de demarcación que divide a Malí en dos partes.

El avance de los islamistas radicales es un hecho. En los últimos días cientos de ellos se habían reagrupado en la localidad de Bambara Moude, al sur de Tombuctú, y entre el domingo y este lunes han comenzado a avanzar hacia el sur, en dirección a Douentza, donde han fijado una base permanente, y en las últimas horas hacia Mopti-Sevaré, el último punto bajo control del Ejército maliense. Columnas formadas por decenas de camionetas pick-ups con combatientes salafistas de los grupos Al Qaeda del Magreb Islámico (AQMI), el Movimiento por la Unicidad de la Yihad en África del Oeste (Muyao) y Ansar Dine (Defensores de la Fe) han sido vistas desplazándose hacia la línea que divide Malí.

Los milicianos radicales exigen la aplicación estricta de la ley islámica

El ministro de Defensa maliense, el coronel Yamoussa Camara, ha confirmado en declaraciones a RFI el avance de los islamistas radicales y ha asegurado que los muyahidines han tomado posiciones a lo largo de toda la línea de demarcación, desde el oeste junto a la frontera con Mauritania hasta el este en las inmediaciones de Douentza. Los disparos del Ejército maliense se han podido escuchar también en el pueblo de Gnimignama, a solo treinta kilómetros del puesto de control militar maliense. La respuesta de los militares ha hecho retroceder ligeramente a los yihadistas. La cadena de televisión qatarí Al Jazeera ha informado de la captura de 12 soldados.

Este incremento de la tensión se produce a pocas horas de que comience la segunda ronda de negociaciones entre Ansar Dine, los rebeldes tuaregs del Movimiento Nacional de Liberación del Azawad (MNLA) y el Gobierno de Malí en Ouagadougou, la capital de Burkina Faso, conversaciones previstas para el jueves 10 de enero. Hace pocos días, Ansar Dine anunció su intención de reiniciar las hostilidades debido al estancamiento de las negociaciones, en las que este grupo yihadista plantea como condición imprescindible la aplicación de la sharia o ley islámica en todo Malí, algo que el Gobierno rechaza.

El norte de Malí está en manos de AQMI, Muyao y el grupo salafista Ansar Dine desde el pasado mes de abril, cuando, junto a los tuaregs del MNLA que habían iniciado una rebelión el 17 de enero, ocuparon las ciudades de Kidal, Gao y Tombuctú. Desde el mes de junio, estos grupos han comenzado a aplicar una visión radical de la ley islámica que incluye castigos corporales. Una pareja fue lapidada en Aguelhoc por tener hijos sin estar casados, una decena de presuntos ladrones han sufrido la amputación de manos y pies y cientos de personas han sufrido latigazos por fumar, beber alcohol o por haber cometido adulterio. Algún hombre ha sido fusilado en público. Además, han destrozado buena parte de los monumentos más emblemáticos de Tombuctú y de manuscritos que aunque hablan del Islam también abordan asuntos como botánica, música, etc., algo que los extremistas consideran prohibido.  

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El pasado 20 de diciembre, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas aprobó una resolución en la que autorizaba una intervención militar internacional para combatir a estos grupos terroristas, propuesta presentada por la Comunidad Económica de Estados de África del Oeste (Cedeao). Sin embargo, la resolución no fijaba ningún calendario para dicha operación, que apoyan Francia y España, entre otros países. El enviado especial de la ONU para el Sahel, Romano Prodi, ha asegurado que dicha operación no tendrá lugar antes de septiembre de este año porque el Ejército maliense necesita formación y medios.

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Sobre la firma

José Naranjo
Colaborador de EL PAÍS en África occidental, reside en Senegal desde 2011. Ha cubierto la guerra de Malí, las epidemias de ébola en Guinea, Sierra Leona, Liberia y Congo, el terrorismo en el Sahel y las rutas migratorias africanas. Sus últimos libros son 'Los Invisibles de Kolda' (Península, 2009) y 'El río que desafía al desierto' (Azulia, 2019).

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