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GUERRA EN EL SAHEL

El Ejército francés se detiene ante Kidal, el feudo de la minoría tuareg de Malí

Es el tercer bastión rebelde reconquistado tras Gao y Tombuctú, que cayeron en 48 horas La misión francomaliense ya ha avanzado 1.500 kilómetros hacia el norte desde Bamako

Una imagen del aeropuerto de Kidal el pasado 7 de agosto.
Una imagen del aeropuerto de Kidal el pasado 7 de agosto. Romaric Hien (AFP)

El Ejército francés ha llegado este miércoles a las puertas de Kidal —ha tomado el aeropuerto—, el último núcleo urbano de cierta relevancia en el norte de Malí que aún le queda por conquistar.

Una tempestad de arena le ha impedido, según fuentes oficiales francesas citadas por la prensa, hacerse con el control de esta ciudad de 15.000 habitantes que es un feudo de los tuareg, una minoría de apenas un millón de habitantes (6,4% de la población de Malí). Pero es posible que la demora de los franceses para entrar en Kidal, a 1.500 kilómetros al noreste de Bamako, obedezca más a razones políticas que al tiempo.

Kidal ha sido hasta ahora el bastión de Ansar Dine (Partidarios de la Religión), un grupo de tuareg islamistas que se había aliado con la rama magrebí de Al Qaeda y otro movimiento terrorista para adueñarse, en marzo, de los 830.000 kilómetros cuadrados del norte de Malí.

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Cuando los franceses empezaron a avanzar hacia el norte, hace 20 días, surgió una disidencia en el seno de Ansar Dine, el Movimiento Islámico del Azawad (MIA), el nombre con el que los tuareg llaman a la franja septentrional de Malí. También resurgió de sus cenizas el MNLA, otro grupo armado tuareg pero laico. Cuando los tuareg radicales huyeron de Kidal ambos movimientos moderados se apoderaron de ella. Juntos pidieron a París que los soldados malienses, que siempre han acompañado a los franceses, no entrasen en la ciudad porque temen sus exacciones contra las minorías blancas de Malí (tuareg y árabe).

Es, probablemente, por eso por lo que París no ha ordenado aún la toma del feudo tuareg. “Kidal no puede ser conquistada como Gao o Tombuctú”, advierte Jean-Pierre Filiu, profesor del Instituto de Ciencias Políticas de París. “Hay que avanzar con pies de plomo para lograr disociar a todos los tuareg de los yihadistas”, añade.

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El propio ministro de Defensa francés, Jean-Yves Le Drian, recalcó la semana pasada: “los tuareg son nuestros amigos excepto aquellos que se han dejado enrolar por los grupos terroristas”.

No es esa la opinión del Gobierno de Malí. Cuando, el lunes, los tuareg moderados anunciaron que se habían adueñado de Kidal, la presidencia maliense tuiteó: “El MNLA es un gran impostor (...)”. Cuarenta y ocho horas después París ha instado a Bamako a “iniciar sin más demora la discusión con los representantes legítimos de las poblaciones del norte y los grupos armados no terroristas”.

Por otro lado, diversas fuentes citadas por las agencias Reuters y France Presse han indicado que “la inmensa mayoría” de los antiguos manuscritos conservados en colecciones públicas y privadas en Tombuctú permanecen a salvo. Los islamistas radicales que han controlado la histórica ciudad maliense durante los últimos 10 meses arrasaron algunos centros de conservación en su huida y quemaron numerosos ejemplares, pero, según varios expertos, solo consiguieron dañar una pequeña parte del total. En total, se han podido perder unos 2.000 de los cerca de 300.000 textos conservados en Tombuctú.

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