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Suiza quiere recortar permisos de trabajo ante el aluvión de españoles y portugueses

La medida afectará a los inmigrantes europeos El Gobierno ya la aplicó en abril 2012 para frenar la llegada de ciudadanos del este

Suiza quiere ampliar al conjunto de los europeos las restricciones a la inmigración que ya aplica a los ciudadanos de Europa del Este. El Consejo Federal (Gobierno) podría limitar en los próximos meses el número de trabajadores europeos admitidos en la Confederación Helvética ante la llegada masiva de inmigrantes españoles, portugueses e italianos, según ha adelantado este martes el diario francés Les Echos. El Gobierno se plantea activar una “cláusula de salvaguardia” incluida en el acuerdo que firmó con Bruselas en 1999 sobre libre circulación de personas.

La cláusula establece que Berna puede reducir el número de permisos de trabajo emitidos cuando estos superen el 10% de la media de los tres años anteriores. Siguiendo el ritmo actual de llegada masiva de inmigrantes desplazados por la crisis, esa cifra podría ser rebasada el próximo 31 de mayo, según Les Echos. “Se está discutiendo imponer esa medida a todos los miembros de la UE”, declaró el consejero federal (ministro) Didier Burkhalter a la televisión suiza RTS.

Burkhalter ha precisado que la disposición solo se aplicaría durante un año. No está claro, sin embargo, que el Gobierno vaya a dar el paso definitivo por motivos económicos y políticos. Sectores como la agricultura y el turismo necesitan de una mano de obra europea barata para seguir siendo competitivos. El Consejo Federal también podría evitar adoptar una medida que Bruselas criticó con vehemencia cuando se aplicó por primera vez en abril de 2012.

El Ejecutivo suizo invocó entonces la “cláusula de salvaguardia" para frenar la inmigración de Europa del Este. Desde entonces Suiza solo concede 2.000 permisos de trabajo al año para los ciudadanos de ocho países de la Unión Europea (UE) —Polonia, República Checa, Hungría, Estonia, Letonia, Lituania, Eslovaquia y Eslovenia—, esto es, un tercio de los que emitía hasta la fecha.

En Suiza, cualquier paso que da el Gobierno sobre inmigración es objeto de todas las miradas. En el interior, el Ejecutivo debe lidiar con los recelos que suscitan cada vez más los inmigrantes en tiempos de crisis. Un sentimiento que al principio solo defendían los partidos ultraderechistas minoritarios y que ha acabado colándose en la agenda de partidos más mayoritarios. La Unión Democrática del Centro, una formación populista de derecha, ha lanzado, por ejemplo, en las últimas semanas una campaña contra la "inmigración masiva".

En el exterior, la UE sigue sin digerir el hecho de que Suiza aplicara la medida a los ocho Estados del este. Tras una reunión celebrada la semana pasada en Bruselas entre el secretario de Estado suizo, Yves Rossier, y el alto funcionario europeo David O'Sullivan, este último declaró: “Si Berna quiere prorrogar esa medida, como lo dicen los rumores, será su decisión y yo no debería comentar una decisión soberana. Pero Suiza tiene que saber que las negociaciones entre ellos y nosotros deben recibir luz verde de todos los miembros de la UE, incluidos aquellos a los que ha sancionado”.

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