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Obama trata la reforma de inmigración con senadores republicanos

El Departamento de Seguridad Nacional ha puesto en libertad a centenares de indocumentados detenidos por los recortes de presupuesto que entrarán en vigor el próximo viernes

El senador por el Estado de Arizona, John McCain, durante un evento reciente.
El senador por el Estado de Arizona, John McCain, durante un evento reciente.Alexandre Meneghini (AP)

El presidente Barack Obama se reunió este martes en la Casa Blanca con dos de los líderes republicanos que han presentado un plan bipartito con las bases para la reforma del sistema de inmigración. Los senadores John McCain y Lindsey Graham participaron en el primer encuentro entre Obama y miembros del Partido Republicano para acercar posturas ante la reforma.

El pasado mes de enero, cuatro senadores republicanos, entre los que se encuentran McCain y Graham, y cuatro demócratas, presentaron las bases para el nuevo sistema de inmigración. Su plan, como también ha defendido Obama, incluye la creación de un proceso para regularizar a 11 millones de indocumentados que viven en Estados Unidos en la actualidad. Sin embargo, la Casa Blanca no supeditaría la entrega de permisos de residencia, como quieren los republicanos, a las condiciones de seguridad en la frontera con México.

El senador McCain calificó la reunión como “excelente” en un comunicado este martes y afirmó que habían tratado más temas además de la intención de todas las partes para “aprobar la reforma del sistema de inmigración este año”. “Nos alegra escuchar que el presidente está comprometido y que hará todo lo que sea necesario para lograr este importante objetivo”.

Obama todavía no ha presentado un proyecto legislativo concreto, aunque sí ha advertido en varias ocasiones que si la propuesta bipartita no logra avances en el Senado, se verá obligado a enviar al Congreso su propio texto. El borrador que maneja la Casa Blanca, según adelantaron varios medios la semana pasada, otorgaría un permiso de residencia temporal a los indocumentados que carezcan de antecedentes penales y les permitiría obtener la nacionalidad estadounidense en un plazo de ocho años.

Obama ha mantenido varias conversaciones telefónicas con miembros del Partido Republicano para conocer los avances de las negociaciones, pero todavía no se había reunido en persona con ellos. En las últimas semanas, la Cámara de Representantes también ha celebrado las primeras audiencias sobre la reforma, en las que se ha debatido desde la necesidad de un sistema de inmigración que permita acoger a profesionales extranjeros, cada vez más demandados por diferentes sectores de la economía, hasta cómo impedir que las empresas contraten a indocumentados.

Uno de los líderes republicanos a favor de la reforma es el senador de Florida, Marco Rubio, descendiente de emigrantes cubanos y una de las estrellas hispanas en el Senado. Rubio también es el responsable de conciliar a los legisladores del Tea Party con las posturas más moderadas en materia de inmigración, por lo que ha sorprendido su ausencia en la reunión de la Casa Blanca.

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Según el portavoz de la Administración Obama, Jay Carney, esto se debe a que la reunión surgió de varias conversaciones telefónicas entre el presidente y el senador McCain y a que el encuentro también sirvió para tratar otros asuntos de la actualidad, como los recortes que podrían afectar a la economía de EE UU a partir del viernes.

“Sé que el senador Graham ha adelantado que espera que el ‘secuestro’ del presupuesto [como se conoce a los recortes automáticos que entrarán en vigor este viernes] será uno de los temas a tratar”, comentó Carney este martes. “Y el presidente también quiere discutirlo”.

La falta de acuerdo entre republicanos y demócratas con respecto al presupuesto hará que el día 1 de marzo comiencen a entrar en vigor una serie de recortes automáticos, por un total de 1,2 billones de dólares, durante la próxima década. El Departamento de Seguridad Nacional anunció este lunes que la falta de financiación para programas como la detención de indocumentados le obligaba a poner en libertad, como ya ha hecho, a centenares de inmigrantes retenidos en diferentes centros federales antes de su deportación. El Departamento asegura que los procesos de expulsión no han sido cancelados.

A pesar de las diferencias entre demócratas y republicanos desde el fracaso de la reforma de inmigración de 2007, las elecciones del pasado mes de noviembre, en las que participaron un número récord de votantes hispanos, la convirtieron en prioridad para ambos partidos. Obama recibió el voto de más de 7 de cada 10 hispanos, lo que obligó a los republicanos a reaccionar y prometer, como ya lo había hecho antes el presidente, que colaborarían a favor de la reforma.

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