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ANGELINO GARZÓN | Vicepresidente de Colombia

“Hay que preparar a Colombia para el perdón y la reconciliación”

El vicepresidente de Colombia afirma que la posible paz con las FARC debe llevar consigo una reconciliación que no podrá lograrse en una generación

Pablo Ximénez de Sandoval
Angelino Garzón, en la Embajada de Colombia en Madrid.
Angelino Garzón, en la Embajada de Colombia en Madrid.Gorka Lejarcegi

“Me estoy recuperando”. El vicepresidente de Colombia, Angelino Garzón, responde con prudencia cuando se le pregunta por su salud. Se mueve con dificultad. “Estoy en condición de discapacidad, pero no estoy incapacitado”. Garzón (Buga, Valle del Cauca, 1946) estuvo en Madrid de vuelta de Ginebra, donde informó en la ONU de la situación de los derechos humanos en su país. En Colombia, la esperanza va dejando paso a las críticas a la negociación de paz —“llena de dudas y de desconfianzas”, admite— entre el Gobierno y la guerrilla de las FARC, el mayor y más antiguo grupo armado de América Latina, que se desarrolla desde noviembre en La Habana y que es ya la iniciativa que va a definir la presidencia de Juan Manuel Santos, para bien o para mal.

“La guerrilla de las FARC sigue en deuda ética y moral, no con el Gobierno, sino con el derecho de la población a vivir en paz”, afirma.

La voluntad de reparar esa deuda por ahora no está clara. “La guerrilla está conspirando contra la paz y disparando contra la paz”, añade. “No le puede seguir pidiendo imposibles al Gobierno en una negociación, como pedir una tregua bilateral o que el Gobierno le avale por secuestrar militares y policías”. También “es imposible que el pueblo de Colombia acepte que sigan secuestrando gente, reclutando niños o colocando minas”.

“La guerrilla está conspirando contra la paz y disparando contra la paz. No le puede seguir pidiendo imposibles al Gobierno"

El Gobierno de Colombia, que decidió iniciar un proceso de paz sin tregua, parece ser consciente de que la paciencia de la población tiene un límite. “Hay un dicho del Quijote, que el arco no se debe templar demasiado porque se puede romper”. Para Garzón, “la guerrilla debería entender que lo que más le conviene es un acuerdo de paz. En un escenario de guerra pueden perder. La guerrilla gana con un acuerdo de paz”. Si las FARC llegaran a comprender que su única salida es la paz, si cesaran los crímenes, “la opinión pública cambiaría radicalmente a su favor”. Lo repite varias veces. Está convencido de que la guerrilla puede aún cambiar su imagen pública.

El límite de la negociación es noviembre de 2013. Pero un conflicto de 50 años no se va a resolver en uno. “El futuro de Colombia está ligado a un acuerdo de paz. El acuerdo presupone también que nos tenemos que preparar para el perdón y la reconciliación. Colombia no se ha preparado mucho para esto. Hay que entender que los acuerdos de paz exitosos en el mundo se han hecho sobre la base de luchar contra el egoísmo, contra los rencores y los odios. Estamos insistiendo en que el proceso de paz presupone perdón y reconciliación, bondad y amor como dice su santidad el papa Benedicto XVI”.

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La paz puede llegar a Colombia en este año. Pero el perdón, no. "Esto es un tema cultural. Va más allá de una generación. Hay que hacerlo con los niños y los adolescentes”.

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Sobre la firma

Pablo Ximénez de Sandoval
Es editorialista de la sección de Opinión. Trabaja en EL PAÍS desde el año 2000 y ha desarrollado su carrera en Nacional e Internacional. En 2014, inauguró la corresponsalía en Los Ángeles, California, que ocupó hasta diciembre de 2020. Es de Madrid y es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense.

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