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Kerry promete a Morsi 350 millones de ayuda para Egipto

Los enfrentamientos en Port Said dejan cinco muertos y cientos de heridos

Kerry, antes de subir a su avión en El Cairo.
Kerry, antes de subir a su avión en El Cairo.JACQUELYN MARTIN (AFP)

Poco antes de poner fin a su primera visita a El Cairo, el nuevo secretario de Estado, John Kerry, anunció que en su reunión con el presidente Mohamed Morsi se comprometió a otorgar 450 millones de dólares (350 millones de euros) de ayuda al país árabe. Con diversas regiones declaradas en rebeldía, el Gobierno y la oposición incapaces de resolver sus diferencias, y una economía que camina al borde del abismo, la convulsa transición egipcia atraviesa uno de sus momentos más delicados.

En un comunicado, Kerry vinculó la asistencia financiera a la promesa del presidente islamista de acelerar las negociaciones para cerrar un préstamo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) por valor de 4.800 millones de dólares. “A la luz de la extrema necesidad y la confirmación del presidente Morsi de que pretende completar el proceso con el FMI, le dije que EEUU le proporcionará ahora los primeros 190 millones de dólares de nuestra promesa de 450 millones de dólares en apoyo presupuestario”, rezaba el texto.

Los fondos llegarán como agua de mayo para las arcas públicas egipcias. El país árabe más poblado posee un déficit público disparado, superior al 10%, y sus reservas de divisas han alcanzado un nivel crítico. De ahí la urgencia en recibir el préstamo del FMI. Kerry describió la ayuda como “un esfuerzo de buena voluntad para estimular las reformas y ayudar al pueblo egipcio en este momento difícil”.

Durante los últimos dos meses, la libra egipcia se ha devaluado un 10%. Si el país no aumenta sus reservas de divisas pronto, se enfrentará a una devaluación brusca de su moneda que podría provocar una explosión social. Egipto es el mayor importador de trigo del mundo, por lo que una caída en picado de la libra egipcia llevaría a un aumento del precio de productos tan básicos como el pan.

Además de una maltrecha economía, Egipto padece un grave problema de estabilidad política y social, como pudo experimentar Kerry en sus propias carnes. Su partida de El Cairo se tuvo que retrasar unas dos horas porque un grupo de aficionados fanáticos del club de fútbol del Ahly cortaron la carretera que lleva al aeropuerto. La acción tenía como objetivo presionar al tribunal que el sábado emitirá un veredicto sobre la masacre del estadio de Port Said, en la que murieron 74 hinchas.

Precisamente, Port Said se ha convertido en el epicentro de la última ola de protestas antigubernamentales. Ayer se recrudecieron los enfrentamientos entre policías y manifestantes, que se saldaron con tres civiles y dos policías muertos, y centenares de heridos, según informó el ministerio de Sanidad. La ciudad portuaria lleva un par de semanas en huelga general en protesta por la brutalidad policial, que a finales de enero se cobró la vida de más de 40 personas.

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El nuevo jefe de la diplomacia estadounidense pasó de puntillas por el conflicto político interno del país. “Está claro que es necesario trabajar más duro y llegar a compromisos para restaurar la unidad, la estabilidad política, y la buena salud de la economía egipcia”, declaró Kerry al final de una visita que ha contado con una apretada agenda. Además del presidente Morsi, el exsenador se ha reunido con el jefe del Ejército, el ministro de Exteriores, y representantes de la oposición y de la sociedad civil.

El flamante secretario de Estado, que sustituye en el cargo a Hillary Clinton, se encuentra en la última fase de su primera gira internacional. En sus dos semanas de duración, Kerry tiene previsto visitar nueve países de Europa y Oriente Medio.

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