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Putin utiliza la debilidad de Yanukóvich para integrar a Ucrania con Rusia

Las deudas y el encarcelamiento de la ex primera ministra Yulia Timoshenko socavan la posición del dirigente ucraniano

Pilar Bonet
Los presidentes Yanukóvich y Putin este lunes en Rusia.
Los presidentes Yanukóvich y Putin este lunes en Rusia.Alexei Druzhinin (AP)

Vladímir Putin se emplea a fondo para que Ucrania se sume a la Unión Aduanera (UA), uno de sus grandes proyectos para reintegrar a los países que en el pasado formaron la Unión Soviética en estructuras comunes. Si Ucrania acepta incorporarse a esta organización, a la que pertenecen ahora Rusia, Bielorrusia y Kazajistán, el Producto Interno Bruto ucraniano podría incrementarse entre 1,5% y 6,5% , dependiendo del grado de integración, según le dijo el presidente Putin a su homólogo ucranio, Victor Yanukóvich, en Zavídovo, una de residencia oficial del Kremlin, junto al río Volga.

Yanukóvich acudió el lunes a Zavídovo en una visita de trabajo con el fin de insistir en que se revisen los onerosos contratos de importación de gas ruso que la ex primera ministra, Yulia Timoshenko, firmó en enero de 2009 con el entonces jefe de Gobierno ruso, Vladímir Putin. Timoshenko ha sido juzgada y condenada a siete años de prisión por aquellos contratos.

Ucrania ha insistido en que Rusia acepte reducir el volumen de gas contratado y también el precio pactado. El Kremlin no quiere satisfacer estas pretensiones sin contrapartidas, y la principal es la integración económica. En Zavídovo Putin le dijo a Yanukóvich que en 2015 las puertas del mercado laboral ruso se cerrarán para los trabajadores de países extranjeros que no pertenezcan a la Unión Aduanera. También le recordó que Ucrania tiene una deuda de 7.000 millones de dólares (5.400 millones de euros) con Rusia y le advirtió que Kiev lo tendrá cada vez más complicado para incorporarse en el futuro a la Unión Aduanera, un proyecto que se ha gestado durante ocho años y en cuyo desarrollo inicial participó Ucrania (en tiempos del presidente Leonid Kuchma), para desmarcarse después.

Yanukóvich prometió estudiar ampliamente la incorporación a la Unión Aduanera, alegó que existen diversas estimaciones, unas positivas y otras negativas, sobre las consecuencias de tal paso para Ucrania y que el tema debía ser tratado con todos los socios de la UA. Finalmente, Yanukóvich admitió que “el problema está más en el plano político que en el económico”.

Efectivamente, tras su llegada al poder en 2010, el presidente ucraniano anunció un rumbo de integración europea y al mismo tiempo de estrechamiento de lazos con Rusia. Esa política parece hoy imposible tanto desde la perspectiva de Moscú como de Bruselas. En Bruselas, donde estuvo la semana pasada, Yanukóvich reafirmó su vocación europea, pero el jefe de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, le dijo que la integración en la Unión Aduanera es incompatible con la integración europea. Así que, empeñado en combinar de alguna forma ambas cosas, Yanukóvich ha indicado la posibilidad de que Ucrania se incorpore como observadora a la UA.

La reintegración de los países que formaron la Unión Soviética en estructuras comunes es un objetivo prioritario para Rusia, según la concepción de la política internacional firmada por Putin el pasado febrero. Y en el terreno postsoviético, Ucrania es el primer objetivo de Moscú, según afirma aquel documento. Yanukóvich tiene una debilitada posición negociadora frente a Rusia, ya que la crisis económica y financiera de Occidente y la gestión ineficiente y corrupta de Ucrania han minado el apoyo europeo y norteamericano al país en función de argumentos geoestratégicos Este-Oeste heredados de la Guerra Fría. Además, el encarcelamiento de la ex primera ministra ucraniana Yulia Timoshenko y la persecución de sus seguidores han alejado la firma de un tratado de asociación con la UE y la perspectiva de integrar a Ucrania en Europa.

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Ucrania carece del respaldo activo que le prestaba la administración de George Bush en EEUU. En una mesa redonda celebrada recientemente en Washington tres embajadores norteamericanos en Kiev se mostraron decepcionados por el incremento del autoritarismo y la corrupción en Ucrania. Uno de los diplomáticos, Steven Pfeifer, ha opinado que Ucrania sigue los pasos de Bielorrusia en lugar de convertirse en una segunda Polonia, tal como se había esperado de ella.

La posición de Yanukóvich frente a Rusia está debilitada también por las deudas de su país, entre ellas las deudas a Gazprom. El monopolio de exportación de gas de Rusia se ha negado a hacer a Ucrania las rebajas de precios y de volúmenes de gas contratados, en contraste con las rebajas que sí ha efectuado (en algunos casos por decisión de tribunales de arbitraje) a otros socios europeos, en Alemania, por ejemplo. Yanukóvich ha dicho que los contratos de 2009 suponen unas pérdidas de 6.000 millones de dólares anuales (4.600 millones de euros) para Ucrania.

Tratando de ganar tiempo, Yanukóvich le dijo a Putin que la modalidad de colaboración de Ucrania con los países de la UA debe ser debatida por todos sus miembros. El presidente ruso le recordó que el comercio bilateral entre los dos países (34.500 millones de euros en 2012) ha disminuido en 3.800 millones de euros en relación a 2011. Según la agencia Tass, Rusia fue el principal socio comercial de Ucrania, con un 30% de su giro comercial en 2012, y Ucrania es el primer socio comercial de Rusia en el ámbito de la Comunidad de Estados Independientes (once países, de los 15 resultantes de la desintegración de la URSS).

Para Yanukóvich, el mayor problema de Ucrania en la actualidad es el precio del gas. A principios de enero de este año, Kiev pagaba 432 dólares por mil metros cúbicos de gas, según el primer ministro Nicolái Azárov. Este ha dicho que Rusia prometió un precio de 160 dólares por mil metros cúbicos, si Ucrania se incorpora a la Unión Aduanera.

Rusia condiciona también las concesiones en el tema del gas a un acuerdo para la gestión conjunta de la red de gaseoductos de Ucrania. Esta red, que Kiev considera como un elemento de su soberanía nacional, está cada vez más devaluada en vista de la aparición de nuevas alternativas de transporte del gas ruso a Europa por el gaseoducto del norte, por el fondo del Báltico, y el gaseoducto del sur por el mar Negro. Kiev necesita de revisión de los contratos del gas para continuar sus negociaciones sobre su nuevo programa de cooperación con el Fondo Monetario Internacional.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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