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Corea del Norte amenaza con un ataque nuclear a Estados Unidos

El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas aprobaba por unanimidad "las sanciones más duras" nunca antes impuestas al último régimen estalinista

Antonio Caño
Los miembros del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas votan la adopción de sanciones contra Corea del Norte.
Los miembros del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas votan la adopción de sanciones contra Corea del Norte. EMMANUEL DUNAND (AFP)

Corea del Norte ha amenazado con un ataque nuclear preventivo contra Estados Unidos y su vecino y archienemigo, Corea del Sur. En principio, la amenaza ha sido interpretada en ambos países como una bravuconada más de un régimen aislado y sin futuro. Pero, en las circunstancias actuales, sobre todo tras la aprobación esta mañana en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas de nuevas y más duras sanciones contra Corea del Norte, un paso desesperado de parte de ese país se hace más creíble que otras veces.

Un ataque nuclear contra Corea del Sur o EE UU equivaldría, probablemente, a la destrucción de Corea del Norte y a la liquidación de su régimen. No es difícil anticipar cuál sería la reacción norteamericana ni es muy probable que los norcoreanos, cuyo único aliado, China, ha votado a favor de las sanciones en la ONU, encontraran muchos países dispuestos a defenderlos.

Pero ese cálculo, que resulta evidente desde fuera de las fronteras de Corea del Norte, puede no serlo tanto desde dentro. El Ejército norcoreano hizo el pasado 12 de febrero un ensayo nuclear, precisamente el que ha provocado las últimas sanciones de la ONU, que pareció haber resultado un completo éxito. Con ese motivo, el Gobierno de ese país hizo toda una exhibición de poder y de confianza en sí mismo.

La prueba nuclear, además, debió servir para fortalecer la posición del joven líder del régimen estalinista, Kim Jong-un, a quien se supone en el centro de una lucha por el poder entre sectores más moderados y otros más militaristas. El éxito del ensayo habría dado la razón a estos últimos, y argumentos a quienes creen que cualquier negociación de su programa nuclear supone una capitulación ante los capitalistas y Occidente.

Un ataque nuclear contra Corea del Sur o EE UU equivaldría, probablemente, a la destrucción de Corea del Norte y a la liquidación de su régimen

En ese contexto, EE UU y China se pusieron de acuerdo para aprobar en el Consejo de Seguridad lo que la embajadora norteamericana en la ONU, Susan Rice, ha calificado como “el paquete de sanciones más duro que jamás haya impuesto Naciones Unidas”. Se dificultan aún más las actividades comerciales de Corea del Norte, se obstaculizan sus movimientos financieros, se refuerzan los poderes para que otros países inspeccionen la carga de los barcos norcoreanos y se limitan las capacidades de los diplomáticos de ese país en el mundo. El embajador de China en la ONU, Li Baodong, dijo que esta resolución “refleja el punto de vista y la determinación de la comunidad internacional”.

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Para el Gobierno de Pyongyang estas sanciones constituyen, sin embargo, un verdadero acto de guerra, y se siente legitimado a actuar en consecuencia. Anticipándose a la votación en Nueva York, un portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores norcoreano, citado por la agencia oficial de ese país, KCNA, declaró: “Puesto que EE UU se dispone a desatar una guerra nuclear, nuestras fuerzas armadas revolucionarias se reservan el derecho de lanzar un ataque nuclear preventivo para destruir los bastiones de los agresores y defender a nuestro país”.

Como respuesta, el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, ha dicho que EE UU “es perfectamente capaz de defenderse de un ataque de misiles norcoreanos” y ha recordado que ese país, al que se le han presentado numerosas invitaciones a negociar su situación nuclear, “no va a conseguir nada por la vía de las amenazas y de las provocaciones”.

Una de las preocupaciones en Washington respecto a este asunto es el de descubrir las razones que han llevado a Pyongyang a dar este paso, tan aterrador, pero, al mismo tiempo, tan absurdo. Una de ellas podría ser la de probar la resolución de la nueva presidenta de Corea del Sur, Park Geun-hye, la primera mujer en ese cargo, una arista del conflicto que se ha perfilado aún más este viernes con un anuncio de Corea del Norte en el que el régimen afirma que da por rotos sus acuerdos de no agresión con el Sur. La otra posible razón del paso amenazante de los norcoreanos sería la de tratar de rebajar las exigencias de Barack Obama de cara a una futura mesa de negociaciones.

Pero lo más probable es que todo responda a la lógica de la desesperación. Un país agobiado por la crisis económica y el hambre, convertido en un paria internacional, se ve ahora, además, abandonado por China y sometido a un castigo más severo. En esa dinámica, un acto de impacto descomunal, aunque sea suicida, puede ser considerado como una salida.

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