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Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Peter Turkson, la baza africana

El cardenal ghanés, de 64 años, es considerado como un conservador en cuestiones doctrinales

José Naranjo
El cardenal Turkson, el 10 de marzo de 2012 en Roma.
El cardenal Turkson, el 10 de marzo de 2012 en Roma. Riccardo De Luca (AP)

“¿Un papa negro? ¿Por qué no? (…) Si Dios quisiera ver a un hombre negro también como papa, ¡gracias sean dadas a Dios!”. Así respondió el cardenal ghanés Peter Turkson el 5 de octubre de 2009 a un periodista. Tres años y medio después, la posibilidad de que haya un papa negro, el primero de la Historia, ha ido cobrando fuerza a medida que se acerca el momento del cónclave. Y el mejor colocado es, sin duda, el propio Peter Turkson, de 64 años.

Nacido el 11 de octubre de 1948 en el pequeño pueblo de Wassaw Nsuta, al oeste de Ghana, fue bautizado con el nombre de Peter Kowdo Appiah Turkson. Fue el cuarto hijo de un total de diez del matrimonio formado por un carpintero y una vendedora de verduras de profundas convicciones religiosas. Siguiendo las costumbres locales, su nombre africano, Kowdo, significa “lunes” porque ese fue el día de la semana en que nació.

Turkson posee una sólida formación teológica y habla no solo su lengua materna fante, sino inglés, francés, italiano, alemán y hebreo de forma fluida, además de tener amplios conocimientos de latín y griego. Y es que tras realizar sus primeros estudios en seminarios de Ghana y Nueva York y ser ordenado sacerdote a los 26 años, se trasladó a Roma donde obtuvo un doctorado en Sagradas Escrituras en el Pontificio Instituto Bíblico. Sin embargo, su estancia en la capital italiana se vio súbitamente interrumpida cuando, en 1992, falleció el arzobispo de Cape Coast (Ghana) y el entonces papa Juan Pablo II le designó su sucesor, puesto que ocupó durante diez años.

Turkson aceptó de buen grado regresar a su país natal aunque, tras su ordenación episcopal en 1993, no sólo mantuvo estrechos contactos con Roma sino que fue ascendiendo posiciones en la jerarquía de la Iglesia Católica hasta que el 21 de octubre de 2003 fue nombrado cardenal, convirtiéndose en el primer ghanés que lo lograba. A la muerte de Juan Pablo II participó en el cónclave de abril de 2005 que eligió como nuevo papa a Benedicto XVI, quien, a su vez, hace cuatro años nombró a Turkson presidente del Pontificio Consejo para la Justicia y la Paz. No hay duda de que estamos ante un miembro clave de la Curia papal.

De él dicen que es cercano, humilde y que está casi siempre de buen humor. Le gusta el fútbol, correr y tocar la guitarra y entre sus cantantes favoritos está el estadounidense James Brown. Se le considera un buen diplomático que llegó a participar en el intento de resolución de la crisis política marfileña de 2010-2011 e intervino para evitar la violencia en su propio país tras unas disputadas elecciones. Aunque ha escrito una historia del Vaticano II de orientación progresista, se le percibe como un conservador en cuestiones doctrinales. Por ejemplo, ha seguido al pie de la letra la doctrina oficial de la Iglesia contraria al uso de preservativos para luchar contra el SIDA, inclinándose por la abstinencia y la fidelidad para combatir la extensión del virus. También se ha mostrado bastante tibio a la hora de criticar las penas que sufren los homosexuales en algunos países del continente africano.

En octubre pasado, durante un sínodo que se celebró en el Vaticano, Turkson se vio envuelto en una polémica al presentar un vídeo alarmista sobre la expansión del Islam por Europa. De hecho, se vio obligado a pedir perdón, asegurando que tan solo pretendía poner el acento acerca de la baja natalidad entre los católicos del Viejo Continente. En su país ha promovido el diálogo interreligioso.

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En los días previos al cónclave, Turkson ha protagonizado una última polémica después de que aparecieran en la ciudad de Roma cientos de carteles con su imagen y un lema que rezaba: “En el cónclave vota Peter Kowdo Appiah Turkson”. Y es que a los cardenales les está prohibido realizar cualquier tipo de campaña o proponerse para papa, por lo que la aparición de estos carteles podría incluso perjudicarle en su camino hacia la silla de San Pedro. De hecho, podrían ser incluso una maniobra para perjudicarle. Desde luego, Turkson se ha mostrado bastante más discreto en la cuenta de Twitter que ha inaugurado hace dos semanas y en la que, pese a sus 6.800 seguidores, sólo ha publicado, de momento, un puñado de inofensivos tuits.

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Sobre la firma

José Naranjo
Colaborador de EL PAÍS en África occidental, reside en Senegal desde 2011. Ha cubierto la guerra de Malí, las epidemias de ébola en Guinea, Sierra Leona, Liberia y Congo, el terrorismo en el Sahel y las rutas migratorias africanas. Sus últimos libros son 'Los Invisibles de Kolda' (Península, 2009) y 'El río que desafía al desierto' (Azulia, 2019).

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