_
_
_
_
_

Centroamérica lucha por salir de la pobreza

La región registrará en 2013 el mayor crecimiento de América Latina, pero no basta para romper la desigualdad. Corrupción, falta de competitividad y violencia son su talón de Aquiles

Carlos S. Maldonado
Imagen del puerto de Ciudad de Panamá.
Imagen del puerto de Ciudad de Panamá.AFP

El 31 de diciembre de 2012 el diario La Prensa, el principal de Panamá, abría su última edición del año con esta noticia: Desnutrición, un obstáculo sin superar. El periódico contaba que Panamá registra uno de los mayores crecimientos económico de América Latina (en torno al 10%), pero que las desigualdades siguen vigentes, principalmente entre los indígenas: el país registró en 2011 más de 9.947 casos de desnutrición.

La estadística contrasta con lo que puede ver el viajero que visita Panamá. Sobre las costas de la bahía de la capital se levantan suntuosas torres de oficinas y apartamentos, imponentes carros circulan en las amplias carreteras de la ciudad y enormes centros comerciales exponen en sus vitrinas productos de lujo y alta tecnología para los miles de compradores que llegan a Panamá a gastar sus dólares. En 2014, además, la ciudad contará con el primer metro de Centroamérica, una obra de 1.800 millones de dólares que es el proyecto insignia de la Administración de Ricardo Martinelli. Sin embargo, en las regiones rurales del país, sus niños tienen niveles de desnutrición semejantes a los de Nicaragua y El Salvador, países con menor crecimiento económico.

Panamá bien puede resumir la realidad económica de Centroamérica, una región que lucha por dejar atrás la pobreza, pero que sigue agobiada por la desigualdad, el atraso económico y la violencia. “Los países de Centroamérica están creciendo, aunque el crecimiento económico registrado en la región no es el que los países desean, el que requieren para realmente avanzar rápidamente”, dijo Lawrence Pratt, director del Centro Latinoamericano para la Competitividad y el Desarrollo Sostenible (CLACDS) del INCAE, la principal escuela de negocios de la región con sede en San José, Costa Rica.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) de Naciones Unidas prevé que Centroamérica será la región de América Latina que mayor crecimiento registre durante 2013, superior al 4%, según el Balance Preliminar 2012 presentado en Santiago de Chile. El informe predice una recuperación económica a nivel general para América Latina, pero el crecimiento será menor que el de Centroamérica: 3,8% para México, 2,7% para Sudamérica y 1,1% para el Caribe. Panamá será el país latinoamericano que más crezca, con un estimado del 10,5%. "La región está en una situación de crecimiento estable, pero estancado. No hay forma de pasar de ahí", dijo en febrero el representante del FMI para Centroamérica, Fernando Delgado, durante un encuentro con empresarios panameños.

Avances importantes, pero insuficientes

Centroamérica parece estar viviendo una época de progreso y desarrollo, si se compara con el pasado reciente de la región. En los años ochenta Nicaragua, El Salvador y Guatemala sufrían sangrientas guerras civiles, que deterioraron su infraestructura productiva. Nicaragua llegó a contar en esa década con una inflación del 618,8%, según informes de la CEPAL. En conjunto, la pobreza en El Salvador, Honduras, Nicaragua y Guatemala afectaba a más del 60% de su población y el crecimiento económico para todos los países era negativo.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Con los procesos de pacificación de inicios de los noventa, la llegada de la democracia y la instauración de gobiernos de corte liberal que implementaros duras reformas económicas y estructurales, los números rojos de la región comenzaron a cambiar. Para el año 2000 las tasas de pobreza habían registrado una leve reducción en todos los países de la región, siendo destacable la situación de Nicaragua, que pasó de una tasa de pobreza de 77,6% a 67,5%. Las exportaciones de la región comenzaron a crecer, el déficit comercial se estabilizó y la región empezó a registrar un crecimiento económico positivo. Sin embargo, Centroamérica todavía debe superar grandes retos si quiere verdaderamente despegar, a decir de expertos consultados para este reportaje.

Baja productividad y alta vulnerabilidad

 La economía centroamericana sigue dependiendo en gran parte a la agricultura, a pesar de que la región no cuenta con las vastas extensiones de tierra cultivable de los países del sur del continente. En gran medida la producción sigue siendo de subsistencia (granos básicos como el frijol o el maíz) o se cultivan productos tradicionales para la exportación, como el café. La falta de tecnificación de la agricultura hace que ésta sea vulnerable a enfermedades, como ha ocurrido este año con un hongo que ha arrasado amplias zonas de cafetales en la región.

Se trata de la roya, hongo que se aloja en las hojas de los cafetos, que se manchan con tonos amarillos y pardos. Cuando las hojas caen, las ramas se secan, tirano los frutos. En Nicaragua, los exportadores de café estiman que se podría dejar de producir entre 400 y 500.000 sacos de café. En este país la roya ha destruido 29 mil hectáreas del cultivo. Guatemala es el país más afectado. Datos de la Asociación Nacional del Café de Guatemala muestran que el hongo ha destruido el 80% de sus cafetales, arrasando 274 mil hectáreas de cafetos. Las pérdidas podrían superar los 430.000 sacos del producto. En Honduras se estiman pérdidas de 400.000 sacos, mientras que en El Salvador el hongo ha afectado el 20% de la producción, estimada en dos millones de quintales.

Los países centroamericanos han tomado medidas dada la alarma de los productores, y porque el café sigue siendo el principal producto de exportación de naciones como Nicaragua. Sin embargo, las pérdidas causadas por la roya hacen temer un aumento del desempleo rural y posibles hambrunas. “Para nosotros es preocupante, porque esta es la principal fuente de ingresos y el próximo año no va a haber empleo. No habrá ingresos para las familias”, dice, desesperado, Pedro Antonio Vásquez, productor de Las Mesas, una pequeñísima comunidad del norte de Nicaragua. Organizaciones no gubernamentales estiman que 35.000 familias podrían ser afectadas en ese país por la reducción en la producción de café.

“El problema más importante de Centroamérica es la competitividad microeconómica”, dice Lawrence Pratt, del INCAE. “Eso podría explicar por qué los países centroamericanos no están creciendo al ritmo que deberían. Se deben pagar salarios más altos para hacer crecer la economía. Además, los países no están haciendo las mejoras necesarias para que sean atractivos para la inversión extranjera que necesitan. El nivel educativo es un factor absolutamente crítico en todos los países, así como la infraestructura para el comercio internacional e intrarregional”, agrega.

La región más violenta del mundo

Honduras ostenta el tristemente célebre reconocimiento mundial como el país más violento del planeta, con 85 homicidios por cada cien mil habitantes. El año pasado murieron de forma violenta 7.172 personas en el país, más que una epidemia, según los estándares de la Organización Mundial de la Salud. El problema de la violencia también afecta a El Salvador y Guatemala, y en menor medida a Nicaragua, Costa Rica y Panamá.

“Sin duda la violencia está afectado mucho y de diferentes formas a Centroamérica”, explica Pratt. “Una de las razones es el alto costo de abrir un negocio por toda la seguridad que debe tener y mantener. Según un estudio del Banco Mundial, el costo total de seguridad en Centroamérica representa el 8% del PIB. Por eso las compañías en Centroamérica, que tratan de competir en el mercado, tiene costos de seguridad tres o cuatro veces más altos que una compañía que está operando en países más seguros”, agrega.

El Informe de Competitividad Global 2012-2013 muestra que entre los principales “factores problemáticos” que afectan la competitividad en Centroamérica están la seguridad, la corrupción, la burocracia y la inestabilidad política. El avance del crimen organizado y el narcotráfico en la región no sólo engorda las estadísticas de homicidios, sino también carcome las débiles instituciones centroamericanas, comprando o amenazando a oficiales, jueces y fiscales. Las denuncias son principalmente críticas en Guatemala y Honduras.

“Dentro de la estructura de la Policía de Honduras, la Oficina de Asuntos Internos no funciona y hay evidencias claras de enriquecimiento de policías, pero nunca hubo interés de investigar si esos policías, a los que la evidencia los delataba, en realidad habían obtenido sus bienes por la vía ilícita”, explica Julieta Castellanos, rectora de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH). “En Centroamérica, en algunos países más que otros, siempre los estados son débiles frente a las instituciones coercitivas. Las estructuras policiales siempre cuentan con un alto grado de impunidad, lo que significa que el Estado de Derecho no termina de consolidarse porque no es incapaz de someter a todos los ciudadanos a la ley. Cuando hay ciudadanos, o grupos, o gremios, o funcionarios cuyas prácticas profesionales no son sometidas a la investigación y el Estado renuncia a investigarlos, obviamente se da la conformación de unas élites y castas que van infundiendo miedo o corrupción”, agrega Castellanos. La rectora ha iniciado una cruzada contra la impunidad en su país, cuyos niveles de violencia la han afectado personalmente: su hijo fue asesinado en 2011 a manos de policías que pretendían robarle el vehículo en el que se trasladaba junto a un amigo.

La corrupción de las instituciones públicas, agregó por su parte Pratt, afectan el clima de negocios en la región. “Si no confío en la Policía o si no confío plenamente en el poder judicial, voy a tener problemas con la certeza jurídica de mis inversiones”, dijo.

La integración, tema pendiente

El 1 de febrero de 1993 los países de Centroamérica intentaban dejar atrás sus diferencias políticas y apostaron a la unidad regional. Ese día se fundó el Sistema de Integración Centroamericano (SICA), una organización que velaría porque la región se convirtiera, algún día, en un bloque como los es ahora la Unión Europea. Veinte años después hay avances considerables, pero la integración sigue siendo un tema pendiente: cada país se ve como una isla y la idea de Centroamérica unida parece una utopía.

Centroamérica es una región de 523 mil kilómetros cuadrados y 46 millones de habitantes, en su mayoría hispanohablantes. Para los expertos, esa es la gran ventaja de la región. Hasta ahora, en el marco del sistema de integración, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua han firmado el llamado CA-4, un acuerdo que permite el libre movimiento de sus ciudadanos a través de las fronteras sin restricciones ni chequeos engorrosos, inspirado un poco en el Tratado de Schengen, y del que no forma parte Costa Rica. Para los conocedores del proceso de integración centroamericano, los recelos de los gobiernos de la región son el principal obstáculo para la unidad.

“La principal debilidad que vemos está centrada en los propios gobiernos, porque vemos que la gente quiere realmente la integración, la está pidiendo”, dice un funcionario de la Unión Europea que pidió no mencionar su nombre. “Centroamérica es como un vecindario en el que los vecinos todavía tienen desconfianza unos de otros. Los recelos vienen a la hora de apostar por una institucionalidad regional. Hay una palabra que define que todo proceso de integración vaya adelante o no, es la generosidad. Los países de Centroamérica tiene que ser generosos, porque cada país tiene que ceder parcelas de soberanía y muchas veces ese tema genera conflictos”, agregó la fuente de la UE, organismo que es el principal financiador de la integración centroamericana. “Los países de Centroamérica son tan pequeños que la unidad haría de la región algo grande”, explica.

Es una conclusión que comparte Lawrence Pratt, del INCAE. “Centroamérica no tiene extensión ni grandes cantidades de recursos naturales para competir, por ejemplo, en la producción de granos con Brasil o Argentina”, dijo. “Centroamérica tiene que invertir en el comercio de la región. Los países trabajan demasiado como islas cuando, en general, deben tener a sus vecinos como sus socios comerciales más importantes. Por razones de infraestructura, mal manejo de fronteras, proteccionismo entre los países, es mucho más fácil y barato para cualquier país exportar a Estados Unidos que a sus propios vecinos”, explica.

La UE espera cambiar esa realidad. La inversión en el proyecto de integración se basa en componentes aduaneros, técnicos, de infraestructura e institucionales y esperan que los países muestren el mismo compromiso que Europa en este proyecto. “La situación ideal es llegar a los logros que ha tenido la UE, que haya un momento en el que las fronteras caigan, que ya no sean un impedimento para la región”, dice el funcionario europeo.

Unidad, competitividad, lucha contra la violencia, la corrupción y la impunidad… Los retos de Centroamérica siguen siendo enormes y el lento avance, desalentador para los millones de centroamericanos que enfrentan día a día la pobreza y la desigualdad. El hecho de que la región crezca, de que se esté produciendo un boom económico palpable en los lujosos rascacielos de Panamá, para los expertos, es un hálito de esperanza. “A pesar de no tener grandes recursos naturales la región sigue creciendo y aumentado sus inversiones. A pesar de todos los problemas que tiene Centroamérica, y sus limitaciones físicas e históricas, la región no ha colapsado. Tiene un crecimiento económico insuficiente, pero no ha colapsado”, concluye Lawrence Pratt.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Carlos S. Maldonado
Redactor de la edición América del diario EL PAÍS. Durante once años se encargó de la cobertura de Nicaragua, desde Managua. Ahora, en la redacción de Ciudad de México, cubre la actualidad de Centroamérica y temas de educación y medio ambiente.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_