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La policía británica examina a fondo los restos del magnate ruso Berezovsky

Los agentes buscan toxinas a pesar de que la muerte fue por ahorcamiento

Boris Berezovski, en 2002.
Boris Berezovski, en 2002.John Downing (Getty Images)

Boris Berezovsky, el empresario ruso cuyo cadáver fue hallado el sábado en su residencia del sur de Inglaterra, murió ahorcado, según las conclusiones preliminares de la investigación que todavía está pendiente de nuevas pruebas toxicológicas y de tejidos. Aunque la policía británica no ha logrado recabar ninguna evidencia sobre la participación de terceras personas en el suceso, varios allegados del antiguo oligarca siguen rechazando la extendida teoría del suicidio.

El primer examen post mortem practicado a los restos de Berezovsky ha descartado la hipótesis de muerte violenta barajada inicialmente, y que se tradujo el domingo en un registro efectuado por expertos de Scotland Yard en su mansión de Ascot en busca de residuos químicos, biológicos o radiológicos. Uno de los protegidos del magnate entre el círculo de rusos opositores al presidente Vladimir Putin, el exespía Alexander Litvinenko, fue envenenado con material radioactivo (polonio 210) siete años atrás. Pero los resultados negativos de aquella operación policial acabaron dando alas a quienes consideran probable que el propio Berezovsky se quitara la vida, acuciado por los problemas financieros y de índole personal que le costaron una seria depresión.

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Su derrota legal del año pasado frente al oligarca Roman Abramovic, instalado como él en Reino Unido, acabó confirmando la ruina de Berezovsky, abandonado además el pasado enero por su última compañera, Elena Gorbunova. Y, sin embargo, a la viuda de su amigo asesinado Litvinenko, Marina, le parece harto “improbable que se suicidara: tenía demasiados enemigos”. De la misma opinión es la exposa de Berezoksy, Galina, quien acudió a la residencia de Surrey en cuanto se confirmó el suceso y que salió convencida de que alguien le mató, tal como ha relatado un miembro de su círculo al diario The Guardian.

La policía no ha querido hacer comentarios sobre estas declaraciones, y sigue interrogando a integrantes del entorno de Berezvosky para determinar cuál era su estado de ánimo en los días previos a su muerte. Uno de sus guardaespaldas llamó a una ambulancia en la tarde del sábado, después de forzar la puerta del baño y encontrar a su jefe muerto en el suelo. El empleado ha explicado a los investigadores que le pareció sospechoso no haber visto al magnate desde la noche anterior.

Las especulaciones sobre las verdaderas causas del fallecimiento se dividen entre quienes destacan el perfil de Berezovsky como un personaje incómodo para el Kremlin, además de los atentados frustrados de los que fue objeto desde su huída de Rusia en el 2000, y los que subrayan que nunca se repuso del revés frente a Abramovich. Berezovsky alegó ante la justicia de Londres que su antiguo socio en la compañía rusa de petróleo y aluminio Sibneft le había forzado a vender sus acciones a un precio muy inferior a su valor real. El rechazo del juez a sus argumentos le supuso el pago de cifras astronómicas en costas legales, cuando su economía ya estaba muy maltrecha. Desde entonces, se convirtió en apenas una sombra del hombre poderoso que había sido.

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