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Napolitano recurre a un grupo de sabios para superar la parálisis

El presidente italiano busca forjar consenso entre los partidos sobre temas clave

Giorgio Napolitano, este sábado en el Palacio Quirinale.
Giorgio Napolitano, este sábado en el Palacio Quirinale.VINCENZO PINTO (AFP)

A sus 88 años y a un mes y medio de terminar su mandato, el presidente de la República, Giorgio Napolitano, ha aceptado el desafío de encontrar un gobierno para Italia. Sobre las ruinas del desacuerdo más absoluto entre los partidos tradicionales y el no a todo de Beppe Grillo, Napolitano quiere edificar un proyecto de mínimos, lo justo para enderezar el rumbo y acometer las reformas urgentes. Para ello ha formado dos grupos de expertos, una decena de sabios entre políticos y técnicos de prestigio, que a partir del martes intentarán acercar posturas entre el centroizquierda de Pier Luigi Bersani, el centroderecha de Silvio Berlusconi e incluso el Movimiento 5 Estrellas de Beppe Grillo. El objetivo es que, mientras, el gobierno técnico en funciones de Mario Monti pueda seguir gobernando con la ayuda responsable del nuevo parlamento.

Durante la mañana del sábado, los medios italianos han coincidido en expandir el rumor de una posible dimisión del presidente de Napolitano. Pero el antiguo comunista ha salido a la palestra a mediodía para decir que permanecerá junto al timón hasta el último día de su mandato —el 15 de mayo— y ha apelado a los partidos políticos a hacer “un último esfuerzo” para orillar sus graves diferencias y permitir la formación de un nuevo Gobierno. “No escondo al país”, ha dicho el presidente, “las dificultades que estoy encontrando”.

Pese a las dificultades, Napolitano ha insistido en su “confianza de superar el momento crucial que atraviesa Italia”. Un mes después de las elecciones, el bloqueo es total, porque ni Beppe Grillo está dispuesto a pactar con Pier Luigi Bersani ni éste quiere oír hablar de un gran gobierno de coalición con Silvio Berlusconi, cuyas contrapartidas incluyen —de manera más o menos explícita— un salvoconducto para eludir sus problemas judiciales. Durante la jornada del Viernes Santo, Napolitano constató que el desencuentro era total, y de ahí que los principales periódicos italianos especularan con la posibilidad de su dimisión.

El presidente ha acallado los rumores de raíz: “Aún siendo bastante limitadas mis iniciativas para la formación de un gobierno, puedo hasta el último día de mi mandato crear condiciones favorables para desbloquear la rígida posición de oposición entre las fuerzas parlamentarias”. Giorgio Napolitano anunció que convocaría al palacio del Quirinal a “dos grupos restringidos de personalidades” a los que pedirá una lista de los “temas esenciales” que el país tiene que afrontar y sobre los que debe pivotar el acuerdo entre los partidos. “Han de ser temas de carácter institucional y de carácter económico, social y de base europea, un material que sea útil también para la tarea del próximo presidente de la República”.

Por la tarde se ha conocido la lista. Un primer grupo, político-institucional, formado por el profesor Valerio Onida, los senadores Mario Mauro y Gaetano Quagliariello, y el profesor Luciano Violante. El segundo grupo, económico- social, está compuesto por el presidente del instituto nacional de estadística, Enrico Giovannini, el presidente de la autoridad que garantiza la competencia, Giovanni Pitruzzella, y el miembro de la dirección del Banco de Italia Salvatore Rossi, además de los parlamentarios Giancarlo Giorgetti y Filippo Bubbico y el ministro Enzo Moavero Milanesi.

La intervención de Napolitano ante la nación —de apenas 15 minutos— quería ser en sí un mensaje de tranquilidad. A pesar de estar atravesando la peor recesión desde después de la guerra y de un desencuentro político total, el presidente Napolitano quiso dejar constancia de que tanto él como el gobierno técnico de Mario Monti siguen al mando: “No se puede escapar a los italianos ni a la opinión internacional que un elemento de certidumbre en Italia lo representa la operatividad del Gobierno en funciones, que está a punto de adoptar medidas para la economía de acuerdo con Europa y con la esencial colaboración del nuevo Parlamento”.

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La iniciativa de Napolitano ha recibido en primera instancia la aprobación de todas las fuerzas políticas, que después de una semana de hacer oídos sordos a las propuestas del contrario hicieron propósito de enmienda. Incluso ha dado la impresión de que el Movimiento 5 Estrellas de Beppe Grillo apostaba por la labor. El coordinador Claudio Messora ha dicho que, aunque lo mejor hubiese sido un Gobierno 5 Estrellas, la vía escogida por Napolitano es “la que más se acerca a la solución es un momento tan difícil”. No obstante, tanto ésta como el resto de las declaraciones de los parlamentarios del Movimiento 5 Estrellas suelen ser tan consistentes como un castillo de naipes en una tarde de viento. Se desploman ante el primer insulto de su jefe.

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