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Kerry inicia una ronda de encuentros para tratar de salvar el proceso de paz

El jefe de la diplomacia norteamericana logra que Abbas ponga entre paréntesis sus amenazas de llevar a Israel a la Corte Penal Internacional

Kerry inicia una ronda de encuentros para tratar de salvar el proceso de paz.Foto: reuters_live

Es un viaje que ha hecho tres veces desde que accediera al cargo en febrero, y que repetirá en numerosas ocasiones en los próximos meses. El secretario de Estado norteamericano, John Kerry, llegó este domingo a Israel y los territorios palestinos, para iniciar el laborioso trabajo de reanudar las negociaciones del proceso de paz, después de la visita del presidente Barack Obamaa la zona el mes pasado. Como otros jefes de la diplomacia norteamericana antes que él, Kerry se ha marcado el objetivo de hacer que palestinos e israelíes lleguen a unos puntos de consenso básicos que permitan avanzar hacia la paz, en un proceso que lleva en punto muerto dos años y medio. Procedente de Turquía, Kerry se encontró anoche en Ramala con el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, a quien le pidió que vuelva a la mesa de negociaciones. Como incentivo, le ofreció una serie de compromisos, como ampliar el territorio bajo control palestino en Cisjordania o que Israel no vuelva a congelar el traspaso de impuestos, que se utilizan para pagar salarios a funcionarios.

Entre hoy y mañana Kerry se reunirá con altos cargos israelíes, incluido el primer ministro, Benjamín Netanyahu. De momento, ha logrado de Abbas que se comprometa a no tomar medidas unilaterales en el ámbito internacional durante al menos ocho semanas. En noviembre, Palestina ingresó como Estado observador no miembro de la Asamblea General de la ONU. Desde entonces, diversos representantes palestinos amenazaron con denunciar a Israel ante la Corte Penal Internacional por lo que califican de crímenes contra la humanidad.

Abbas le ha dejado claro a Kerry que quiere ver un mapa de lo que sería la nación Palestina con las fronteras propuestas por el Gobierno de Netanyahu, quien oficialmente apoya la solución de los dos Estados sobre la base de las fronteras de 1967. Hay, hoy en día, en la parte que esos antiguos límites demarcan como Palestina, 500.000 colonos judíos.

“Lo que el presidente Abbas quiere es evitar lo que Netanyahu busca, que es empezar de cero en la mesa de negociaciones. No se puede partir de cero ahora, hay una serie de términos de referencia, unos acuerdos alcanzados en el pasado que se deben respetar”, dijeron ayer fuentes de la Organización para la Liberación de Palestina.

El Gobierno israelí se niega a acudir a la mesa de negociaciones con un mapa. Fue el 25 de enero cuando Netanyahu más cerca estuvo de llegar a un compromiso respecto a las fronteras. El abogado Isaac Molcho, representante del primer ministro en el proceso negociador, se reunió con oficiales palestinos en Jordania y dijo que Netanyahu podría aceptar una retirada de Israel de Cisjordania a excepción de los grandes bloques de asentamientos de colonos.

Esos bloques son grandes núcleos de población en la parte palestina de las fronteras de 1967. El mayor es Modiin Illit, al noroeste de Jerusalén, con más de 48.000 habitantes. Molcho añadió que en principio Netanyahu evitaría trazar límites territoriales en Jerusalén y exigiría “mantener una presencia militar israelí en el valle del Jordán” durante un tiempo no especificado.

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En un discurso el jueves en la universidad de Tel Aviv, el consejero de seguridad nacional de Netanyahu, Yaakov Amidror, dijo que su Gobierno se opone frontalmente a la posibilidad de que un contingente armado internacional tome el relevo a las Fuerzas de Defensa de Israel en Cisjordania. “Un contingente internacional que se encuentra en una situación de presión es como un paraguas que se rompe en cuanto empieza a llover”, dijo. “En el futuro, [el grupo islamista] Hamás seguirá atacando a Tel Aviv y a Jerusalén, y no podemos arriesgarnos a que algo semejante ocurra en Judea y Samaria”, añadió, empleando el nombre bíblico de Cisjordania.

“Kerry es nuevo en el puesto, y quiere intentarlo”, asegura el analista Yossi Alpher, exidrector del centro de estudios estratégicos de la universidad de Tel Aviv. “Si lo que busca es completar el proceso iniciado en los acuerdos de Oslo en 1993, y llegar a la creación de dos Estados y el final del conflicto, va a errar. Es imposible dadas las actuales condiciones. Si lo que busca es un acuerdo parcial, con una retirada limitada de Israel de Cisjordania, es posible, sólo con un gran respaldo del presidente Obama y las naciones árabes”.

El nuevo Gobierno de Netanyahu tiene a varios líderes de la comunidad de colonos en sus filas. Su ministro de Economía y Comercio, Naftalí Bennett, quien el miércoles dijo, en un encuentro con el ministro de Exteriores noruego, Espen Barth Eide, que si los palestinos quieren un Estado viable “ya tienen Jordania”.

“Si el Gobierno americano quiere reanudar el proceso de negociaciones, Israel no se lo puede denegar, es casi obligatorio para Netanyahu”, explica Bernard Avishai, profesor en la universidad Hebrea de Jerusalén. “Ahora bien, cuando ese proceso se reanuda, en la mesa de negociaciones Netanyahu y sus socios de Gobierno están más en los extremos en asuntos como el estatus de Jerusalén, los colonos y las fronteras que el Ejecutivo de Ehud Olmert lo estaba en 2008. Si los palestinos no pudieron llegar a un acuerdo con Olmert en 2008, ¿cómo van a llegar ahora, con este Gobierno de Netanyahu?”.

La Autoridad Palestina exige, a parte del regreso a las fronteras de 1967, que Israel congele la expansión de asentamientos de colonos mientras dure el diálogo y que excarcele, al menos, a los 120 palestinos que llevan en prisiones israelíes desde antes de 1993, fecha de los acuerdos de Oslo, en los que se fraguó la idea de los dos Estados, vecinos y en paz.

El de los presos -hay 4.8000 palestinos en prisiones de Israel- es un asunto que ha creado gran tensión en Cisjordania en los pasados meses. La muerte en febrero del detenido Arafat Jadarat bajo custodia israelí y en circunstancias no aclaradas provocó violentos enfrentamientos entre manifestantes palestinos y soldados israelíes. Abbas llegó a decir el jueves en una reunión ante los líderes del partido Fatah en Ramala que “Israel busca iniciar una tercera intifada” para ver finalizado de una vez por todas el proceso de diálogo.

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