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Bruselas recomienda iniciar la negociación para la adhesión de Serbia

La minoría serbia de Kosovo se rebe la contra el pacto sellado por Belgrado para normar sus relaciones con Pristina

Lucía Abellán
Manifestantes visten camisetas con el lema "Kosovo es Serbia", ayer en el maratón de Belgrado.
Manifestantes visten camisetas con el lema "Kosovo es Serbia", ayer en el maratón de Belgrado. A. STANKOVIC (AFP)

La Unión Europea ha ofrecido una rápida recompensa al primer acuerdo real de entendimiento entre Serbia y Kosovo. Bruselas cree que Belgrado puede ya presentar su candidatura al club comunitario, una decisión largamente esperada por las autoridades serbias. Pero el proceso se antoja convulso. En primer lugar, aún hay cinco Estados miembros, entre ellos España, que no reconocen la independencia kosovar —y en el caso español no existe intención de hacerlo, según declaró ayer el ministro de Exteriores, José Manuel García Margallo—. Además, los serbios se enfrentan a una fuerte oposición interna; miles de manifestantes han protestado en la zona kosovar de dominio serbio contra un pacto que creen “ilegítimo e inválido”.

Kosovo es considerada la cuna geográfica y religiosa del sueño serbio. Por tanto, la renuncia definitiva a reclamarla, al menos sobre el papel, ha encendido los ánimos de la iglesia ortodoxa, cuyos principales lugares de culto están en territorio kosovar (la parte de mayoría serbia, en el norte de Kosovo). “Esto parece señalar la rendición de nuestro territorio más importante en términos espirituales e históricos”, subrayó de forma elocuente el líder serbio de la iglesia ortodoxa, el patriarca Irinej, en un comunicado recogido por Reuters.

Tanto las autoridades serbias como las kosovares son conscientes del factor desestabilizador que representan estas reacciones para el proceso. El norte de Kosovo, de mayoría serbia, ha disfrutado de un importante grado de autonomía desde que la antigua provincia se desgajó de Belgrado, en 2008. El acuerdo sellado el pasado viernes en Bruselas entre los dos primeros ministros consagra un estatus diferenciado para este territorio a cambio de reconocer también la autonomía de Kosovo. Los Ejecutivos serbio y kosovar han optado por dejar que el acuerdo se aposente y confían en que la minoría serbia de Kosovo acabará acatando lo pactado.

A las afrentas internas se unen los desafíos externos. La Comisión Europea recomendó ayer iniciar ya las conversaciones con Belgrado para avanzar en su candidatura a la UE, un proceso que en todo caso duraría años. La decisión deberán adoptarla los Estados miembros a finales de junio. El presidente alemán, Joachim Gauck, abrió el debate al pedir a España, Chipre, Eslovaquia, Grecia y Rumanía que reconozcan a Kosovo “como un Estado independiente”. La respuesta española no tardó en llegar. “No veo ningún cambio de posición en el Gobierno español”, aseguró García Margallo desde Ramala, donde el ministro realiza una visita oficial por Oriente Próximo.

Más allá del reconocimiento a Kosovo, muchos Estados recelan de abrir una nueva candidatura cuando Europa aún digiere las anteriores ampliaciones y se prepara para acoger a otro miembro balcánico, Croacia, en julio. Antes de embarcarse en ese proyecto, Alemania y otros países plantean la necesidad de que lo firmado por Serbia y Kosovo se aplique cuanto antes.

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Sobre la firma

Lucía Abellán
La redactora jefa de Internacional de EL PAÍS ha desarrollado casi toda su carrera profesional en este diario. Comenzó en 1999 en la sección de Economía, donde se especializó en mercado laboral y fiscalidad. Entre 2012 y 2018 fue corresponsal en Bruselas y posteriormente corresponsal diplomática adscrita a la sección de España.

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