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Baltimore vive un escándalo carcelario sin precedentes

Las autoridades acusan a 25 personas, entre ellas 13 funcionarias, que permitieron que una banda criminal controlara la prisión

Carolina García
Imagen del Centro de Detención de Baltimore distribuida por la policía.
Imagen del Centro de Detención de Baltimore distribuida por la policía.

El crimen organizado reinaba desde hace años en una cárcel de Baltimore o así lo denunciaron la semana pasada las autoridades de Maryland, tras anunciar el desmantelamiento de una red de corrupción y fraude en el Centro de Detención de Baltimore en el que 25 personas fueron detenidas, entre ellas 13 funcionarias de prisiones. Estas trabajadoras, supuestamente, ayudaron a la banda criminal The Black Guerrilla Family (BGF) a traficar con drogas, blanquear dinero y, además, mantuvieron relaciones sexuales con varios de sus miembros. Completan la lista de las personas detenidas siete encarcelados y cinco individuos que se encargaban del "suministro desde el exterior". Todos están detenidos sin derecho a fianza. La red ingresaba, gracias a sus operaciones, unos 16.000 dólares al mes.

Durante la intervención policial, los agentes confiscaron grandes cantidades de marihuana y otros narcóticos y un alijo de teléfonos móviles. "Los internos literalmente tomaron la prisión y el centro de detenciones se convirtió en el refugio de la BGF", indicó el agente especial del FBI Charge Vogt en la acusación formalizada hace unos días ante un tribunal de distrito de Baltimore (ciudad más poblada del Estado de Maryland).

El cabecilla de la banda, Tavon White, que está en prisión desde 2009 por intento de asesinato, mantuvo relaciones con cuatro de las agentes penitenciarias y tuvo cinco hijos con ellas, según los documentos de la investigación del FBI. Incluso dos de las trabajadoras llevaban el nombre de White tatuado. En una de las conversaciones telefónicas grabadas por la policía, White se jactaba de que "ésta es mi cárcel". "Lo digo totalmente en serio, tomo todas las decisiones finales de esta cárcel y nada se me escapa, todo acaba en mí", sostenía.

Desde el anuncio público de este caso, el Gobernador del Estado, el demócrata Martin O´Malley, ha estado en el punto de mira de aliados y contrarios. Muchos legisladores le están pidiendo desde hace días acciones más precisas y respuestas claras a un asunto que traspasa ya las fronteras del Estado. “Comparto la vergüenza de los ciudadanos y políticos en relación a este terrible caso de corrupción que ha salpicado a los presos y a los funcionarios del Centro de Detención de Baltimore”, dijo el Gobernador en rueda de prensa. “Pero también hay que ver el lado positivo. Haber destapado este escándalo significa que hemos dado un paso muy importante en la lucha contra el crimen organizado en este Estado”, añadió.

El cabecilla de la banda, Tavon White.
El cabecilla de la banda, Tavon White.

“Gracias a la repulsa que sentimos todos se ha conseguido este importante avance para desmantelar estas pandillas de las cárceles”, prosiguió O´Malley. "Es más, se siguen desarrollando acciones mientras yo estoy hablando”, concluyó. Por su parte, los republicanos han criticado con dureza la actitud del Gobernador por "anteponer el optimismo en una situación que deja a la luz sus pocas muestras de liderazgo”: "El Gobernador está fuera de sí, y su comportamiento es simplemente inaceptable”, indicaron. El Gobernador confesó que se enteró de la existencia de estos hechos la pasada primavera.

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El fiscal de Maryland que lleva el caso, Rod Rosenstein, se ha mostrado impresionado por el grado de corrupción existente en la prisión, aunque señaló que desde 2006 se habían llevado a cabo investigaciones en las penitenciarias de Maryland sobre la presencia de esta banda criminal. "Los agentes de prisiones estaban en la cama con presos del BGF. Debemos ser capaces de confiar en los empleados de las agencias de seguridad y asegurarnos de que están de nuestro lado", indicó.

“Es cierto que se dan casos en los que las funcionarias de las cárceles se quedan prendadas de los criminales a los que vigilan, estos les dicen cumplidos y estas mujeres se van enamorando”, ha explicado Lisa Gladden, senadora demócrata en Maryland. Mientras que Gary Maynard, director de la Agencia Penitenciaria del Estado, ha aclarado que “el sexo entre las empleadas y los presos no es la principal razón por la que estas guardias colaboraron con la banda, ya que estas situaciones se dan en todo el país”. “El problema es que entre estas trabajadoras hay garbanzos negros que están dispuestas a violar la ley”, sentenció Maynard. “Ha sido responsabilidad mía, no tengo excusa, examinaremos toda la cadena de mando”, añadió.

Según los documentos oficiales, White, que aparece bajo el seudónimo de Bulldog, llevaría controlando la cárcel desde el año 2009 e incluso habría organizado desde dentro actos criminales en distintas regiones de la costa noroeste de EE UU. La BGF surgió por primera vez en California en los años sesenta, desde entonces su presencia se ha extendido por toda la nación. Según las autoridades, esta banda, que apareció en Baltimore en los años noventa, controla la cárcel; por ello, desde que se destapó el caso de corrupción, las autoridades de Maryland han intensificado los controles en las prisiones. EE UU representa menos del 5%  de la población total del planeta pero cuenta con la cuarta parte de todos los presos del mundo.

 

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Sobre la firma

Carolina García
La coordinadora y redactora de Mamas & Papas está especializada en temas de crianza, salud y psicología, y ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Es autora de 'Más amor y menos química' (Aguilar) y 'Sesenta y tantos' (Ediciones CEAC). Es licenciada en Psicología, Máster en Psicooncología y Máster en Periodismo de EL PAÍS.

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