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Destituido el ministro salvadoreño que promovió la tregua con las maras

El Constitucional salvadoreño ordena la remoción de dos exmilitares porque los Acuerdos de Paz de 1992 lo prohíben

David Munguía Payés y Francisco Salinas.
David Munguía Payés y Francisco Salinas. Roberto Escobar (EFE)

La política contra el crimen de El Salvador, impulsada por el presidente Mauricio Funes, recibió el viernes un demoledor golpe tras considerar la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) inconstitucionales los nombramientos del ministro de Seguridad, David Munguía Payés y del director de la Policía Nacional Civil (PNC), Francisco Salinas, y ordenó su remoción inmediata por tratarse de militares ocupando puestos civiles en la seguridad pública.

Los exgenerales Munguía Payés y Salinas fueron los encargados de llevar a cabo una estrategia que contempló una polémica tregua entre las pandillas más criminales: la Mara Salvatrucha (MS13) y Barrio 18. Nunca quisieron aceptar que el Gobierno estaba detrás de la tregua, únicamente explicaban que el Ejecutivo había “sido facilitador de un proceso que ha sido el único que ha logrado bajar los homicidios de 15 a 5 en la actualidad”.

Sin embargo, la Sala de lo Constitucional no evaluó el éxito o no de la tregua entre las maras, sino la inconstitucionalidad de los nombramientos de las más altas autoridades de la seguridad pública en este violento país y determinó que Munguía Payés y Salinas, ambos generales en condiciones de retiro, transgredieron la Constitución al despojarse de la investidura militar para tomar en sus manos las principales funciones en seguridad pública, cuando existen disposiciones legales para una separación tajante de las funciones de Defensa y de Seguridad, que tienen origen en los Acuerdos de Paz de 1992, los mismos que pusieron fin a una guerra civil de 12 años de duración y que causó 72.000 muertos.

“Fui uno de los que llevó a la Sala de lo Constitucional la referida demanda. Estoy satisfecho con el fallo porque creo que las instituciones comienzan a funcionar como se debe en una democracia. Ahora se puede decir que si el presidente viola una ley, hay posibilidad de demandarlo y la justicia restituye el Estado de Derecho”, dijo a EL PAÍS Benjamín Cuellar, director del Instituto de Derechos Humanos de la Universidad Centroamericana (UCA)..

Por su parte, el Secretario de Comunicaciones de la Presidencia, David Rivas, afirmó que el presidente Mauricio Funes acató el fallo del tribunal y nombró al viceministro de Seguridad y Justicia, Douglas Moreno, como ministro interino encargado del despacho.

El ascenso de Munguía Payés en la cartera de Seguridad, en noviembre de 2011, y de Salinas como director de la Policía Nacional Civil (PNC), en enero de 2012, causó conmoción política y una ola de protestas en sectores sociales de izquierda, que criticaban a Funes por “militarizar la seguridad pública”, en contra de la Constitución y los Acuerdos de Paz. También hubo malestar en el seno del partido de Gobierno, la ex guerrilla del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), dado que implicó la destitución de altos funcionarios que procedían desus filas, como Manuel Melgar, a cargo del ministerio; Carlos Ascencio, director de la PNC y Eduardo Linares, jefe de la Organización de Inteligencia del Estado (OIE).

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El Salvador es uno de los países más peligrosos del mundo a causa de las pandillas, un fenómeno que dura ya casi dos décadas. Durante esta guerra el promedio diario de muertes era de 17; las maras eran responsables de 14 y 15 asesinatos diarios antes de la tregua, asevera Raúl Mijango, uno de los mediadores de que califica como “proceso de pacificación actual”.

El ahora exministro Munguía Payés, en un desayuno con corresponsales de la prensa internacional este mismo viernes antes de ser destituido, explicaba que aproximadamente medio millón de personas estarían involucrados directa e indirectamente en las pandillas, si se toma en cuenta a los familiares y a las comunidades donde residen las “maras”. El Salvador es un país de 6 millones de habitantes.

El exministro en ocasiones dejaba asomar su frustración por la aseveración de ciertos sectores, incluida la prensa local, que han despotricado contra la “tregua entre las pandillas” y han hecho creer que ha sido un fracaso. Iniciada en marzo del año pasado la tregua tiene su mejor cara en el descenso de los homicidios, dado que lo pactado fue el cese de los asesinatos entre sí por rivalidades territoriales, así como el fin de los homicidios hacia terceros. Desde entonces, según Munguía Payés, los homicidios se redujeron en un 52%.

“La gran duda ahora es si la tregua se va a mantener. Celebramos la baja de los homicidios, pero consideramos que la tregua no es un proceso integral”, afirmó Benjamín Cuéllar, quien añadió que en su instituto se están recibiendo cada vez más denuncias de personas extorsionadas y amenazadas por los pandilleros, que hasta públicamente no se comprometen con dejar de cobrar “la renta” –extorsión-, porque no se les ha procurado otra forma de bienestar ni cuentan con otras formas para mantener a sus numerosas y pobres familiares, en un país azotado por el desempleo.

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