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Hezbolá asume un mayor papel en la defensa de El Asad en Siria

Situada en la provincia de Homs, la localidad es un pasaje crucial al norte del país y a Líbano Los milicianos de Hezbolá luchan ya abiertamente junto a las tropas de El Asad

Un soldado gubernamental en la localidad de Dumayna occidental, cerca de Qusair, durante la ofensiva del régimen sirio.
Un soldado gubernamental en la localidad de Dumayna occidental, cerca de Qusair, durante la ofensiva del régimen sirio. JOSEPH EID (AFP)

La guerra de Siria se está convirtiendo, cada vez más, en la guerra de Hezbolá. La milicia chií libanesa ha acompañado, codo con codo, al Ejército sirio en el asalto a Qusair, un enclave crucial para el régimen de Bachar El Asad, que desde el domingo la asedia con tanques y cazas, dando lugar a una encarnizada batalla, con numerosas bajas. El régimen, desde Damasco, dio este lunes la localidad por tomada, aunque los rebeldes, que la habían capturado hacía más de un año, mantenían su lucha en varias posiciones al oeste de la ciudad, resistiendo una de las mayores embestidas gubernamentales en la historia del conflicto.

Según varios observadores de la oposición, el régimen se hizo, en su ofensiva, con el control del centro y este de Qusair y los edificios del Gobierno municipal. Un portavoz del Gobierno regional de Homs estimó que, desde la noche del domingo, los soldados del régimen controlaban más del 60% de la ciudad. “Las unidades del Ejército restauraron el orden y la seguridad en toda la zona del este de la ciudad de Qusair, en la provincia de Homs, después de matar a un nutrido número de terroristas y destruir sus escondites”, dijo este lunes la agencia oficial de noticias siria, Sana. El régimen suele emplear el término ‘terroristas’ para referirse a todos los opositores.

En esa operación, la milicia libanesa chiíta Hezbolá tuvo un papel protagonista, cumpliendo la promesa de su líder, Hasan Nasralá, quien dijo en un discurso hace dos semanas que apoyaría al régimen de El Asad “militar, financiera y moralmente, como Siria apoyó a la resistencia libanesa para liberar el sur de Líbano [de Israel]”. Son Hezbolá e Irán, ambos chiítas, los mayores apoyos en la zona a El Asad, quien se enfrenta a una oposición levantada en armas que es eminentemente suní, como la mayoría de los habitantes de su país.

“Esta ofensiva revela hasta qué punto Hezbolá, como Irán, está comprometido con la causa de El Asad. Ambos están completamente movilizados, dispuestos a apoyarle para que no pierda ni un centímetro de terreno, sin incluir en sus cálculos la moralidad de sus actos”, opina Yossi Shain, experto en seguridad y diplomacia y profesor en la universidad de Tel Aviv. “Occidente, desde luego, tiene en cuenta la moralidad y por eso aun no se decide a actuar en Siria. A Hezbolá y a Irán no les importa respaldar a alguien con el historial de masacres de El Asad en esta guerra. Ven los beneficios estratégicos, no el coste de legitimidad que puede suponer para ellos en sus países”.

Ninguna parte dispone de la fuerza necesaria para derrotar militarmente a la otra. El Gobierno no es lo suficientemente fuerte para derrotar a la oposición y la oposición no es lo suficientemente fuerte para derrotar al Gobierno" Shaul Shay antiguo subjefe del Consejo Nacional de Seguridad de Israel
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Para El Asad, avanzar en la toma de Qusair, y mantener su control, algo que no tiene asegurado, supondría una victoria estratégica en una crucial batalla de la larga guerra que libra contra los opositores. La localidad está a sólo siete kilómetros de la frontera con Líbano, y puede servir de punto de entrada en Siria de armas y milicianos de Hezbolá. Es además, parte del corredor que une Damasco con el norte, especialmente con la provincia de Latakia, donde tiene su refugio la minoría alauí, un credo derivado del chiísmo, al que pertenece la familia y el grupo íntimo del Presidente.

Puede que, si acaba controlando la totalidad de Qusair, El Asad logre esa victoria estratégica, pero dista mucho aún de ganar la guerra. “Estas fluctuaciones bélicas pueden entenderse como normales”, opina Shaul Shay, experto en Oriente Próximo y quien fuera subjefe del Consejo Nacional de Seguridad de Israel. “El Gobierno no es lo suficientemente fuerte para derrotar a la oposición y la oposición no es lo suficientemente fuerte para derrotar al Gobierno”. Shay añade que lo que le permite hacer avances a El Asad es su superioridad aérea. “Si hubiera una intervención externa, como hubo en Libia, para aplicar una zona de exclusión aérea, las cosas cambiarían notablemente, a favor de los rebeldes”, asegura.

Un tanque en la ciudad libanesa de Trípoli, a la que se ha extendido el conflicto sirio con enfrentamientos entre suníes y alauíes.
Un tanque en la ciudad libanesa de Trípoli, a la que se ha extendido el conflicto sirio con enfrentamientos entre suníes y alauíes.IBRAHIM CHALHOUB (AFP)

Hezbolá lleva meses luchando en Siria. La diferencia, ahora, es que lo hace abiertamente, y sufriendo numerosas bajas. Los activistas opositores cifraron en hasta 30 el número de milicianos de Hezbolá muertos en el asalto a Qusair. Los Comités de Coordinación Local, una red de observadores rebeldes, dijeron hoy que 50 milicianos murieron en la provincia de Homs el domingo, y 10 este lunes, en su gran mayoría en Qusair. El régimen asaltó también este lunes, con misiles tierra-tierra, la capital regional de Homs, demoliendo 10 edificios.

En un signo de cómo Líbano se ve cada vez más engullido por la guerra civil en Siria, que comenzó en marzo de 2011 y ya se ha cobrado más de 80.000 vidas, este lunes se registraron enfrentamientos entre suníes, simpatizantes de los opositores, y alauíes, que apoyan a El Asad, en la localidad de Trípoli, en el norte del país, con un saldo de al menos dos fallecidos. El exprimer ministro Saad Hariri, que lidera el grupo opositor Fuerzas del 14 de Marzo, dijo que, con su intervención en Siria, Hezbolá está “imitando los crímenes israelíes contra Líbano”.

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