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Una alusión al régimen nazi enturbia la relación de Hungría con Alemania

El primer ministro Orbán dijo que Berlín ya envió sus tanques a Budapest en la II Guerra Mundial

Viktor Orbán y Angela Merkel, en una reunión del Grupo de Visegrado, en Varsovia en marzo.
Viktor Orbán y Angela Merkel, en una reunión del Grupo de Visegrado, en Varsovia en marzo. k. pempel (REUTERS)

Las declaraciones del primer ministro húngaro Viktor Orbán desaconsejando a Alemania que envíe tanques a Hungría como hizo Hitler en la II Guerra Mundial han provocado tensiones diplomáticas que Hungría se afana por desactivar antes de la cumbre europea de este miércoles. Orbán ha negado hoy haber comparado el Ejecutivo de Angela Merkel con el régimen nazi, según explicó un comunicado del Ministerio de Exteriores en Budapest. Un alto cargo de Exteriores asegura que las declaraciones de Orbán fueron “lamentablemente malinterpretadas”, porque éste replicaba en realidad al líder alemán de la Oposición, el socialdemócrata Peer Steinbrück (SPD) y no al Gobierno de Merkel.

El viernes, Orbán dijo en una radio pública húngara: “los alemanes ya enviaron una vez la caballería, en forma de tanques; nuestro deseo es que no lo vuelvan a hacer, porque entonces ya fue una mala idea que no funcionó”. Se refería a la ocupación de Hungría en 1944 por parte de la Alemania de Hitler. Con la calma política del puente de Pentecostés, la frase de Orbán hizo fortuna como piedra de escándalo en Alemania.

El ministerio alemán de Exteriores tilda la cita de “lamentable despropósito”

Merkel había dicho el jueves en un debate público que Europa hará “lo posible por llevar a Hungría por el buen camino, pero no se trata de mandarles ahora la caballería”. Además de una crítica a Orbán, la frase contiene una pulla a Steinbrück. Éste había indicado poco antes la posibilidad de expulsar legalmente a Hungría de la UE si Orbán sigue su deriva “claramente antidemocrática”. La expresión “enviar la caballería” es célebre en Alemania desde que Steinbrück la utilizó, cuando era ministro de Hacienda en la Gran Coalición que presidió la democristiana Merkel (CDU) hasta 2009, para amonestar a Suiza por las facilidades que ofrecen sus bancos a los evasores fiscales alemanes. Si Orbán conoce esta historia, podría ser cierto que estaba aplaudiendo los paños calientes de Merkel y no comparándola con los nazis. Un comunicado oficial dice que Orbán está “completamente de acuerdo” con la canciller. Hungría, señalan sus diplomáticos, “no acepta que los partidos alemanes la utilicen en su campaña electoral” para las generales de septiembre.

Un artículo en la web Spiegel Online titulado “Orbán achaca a Merkel métodos nazis” hizo la proverbial montaña del grano de arena. Heridas las susceptibilidades alemanas con el nazismo, la tensión creció con la intervención del ministro de Exteriores alemán, el liberal Guido Westerwelle. Westerwelle es muy escrupuloso con sus palabras desde que su propensión a soltar la lengua acabó, hace más de dos años, con su propio liderazgo en el partido liberal. Pero el muy conservador Orbán es tan impopular en Alemania que Westerwelle cedió a los tonos ásperos para descalificar “el lamentable despropósito” de Orbán, que Alemania “rechaza con claridad”.

Las críticas de la oposición en Berlín arrecian y llegan hasta Estrasburgo
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La formación política de Orbán, Fidesz, pertenece al Partido Popular Europeo (PPE), como la CDU que preside Merkel. La polémica reforma constitucional impulsada por Orbán en Hungría inquieta a muchos observadores europeos, que identifican acentos autoritarios en la Ley Fundamental y otras normas aprobadas con la aplastante mayoría de dos tercios que tiene el Fidesz en la Cámara legislativa de Budapest.

El socialdemócrata húngaro László Kovács, antiguo ministro de Exteriores y excomisario europeo, calificó las palabras de Orbán de “chiste burdo”. En Alemania, el diputado democristiano Ruprecht Polenz dijo a Spiegel Online que Orbán “perjudica cada vez más las buenas relaciones entre ambos países; esta indigna comparación con los nazis, hasta ahora cosa de manifestantes en Grecia, demuestra que ha perdido el sentido de la realidad”.

La oposición alemana subió al carro de las críticas al derechista Orbán. El jefe del grupo parlamentario de Los Verdes, Jürgen Trittin, abundó en las críticas del democristiano Polenz, pero las extendió a Merkel. La jefa del Gobierno “debe admitir que su política de diplomacia silenciosa ha fracasado ante la marcha de Orbán en dirección a la autocracia”. Su compañero de partido en el Parlamento Europeo, Daniel Cohn-Bendit, pidió una reacción por parte del PPE en Estrasburgo: “Me pregunto por cuánto tiempo van a contemplar las gestiones de Orbán sin hacer nada”. Fidesz cuenta con 14 diputados en el PPE en Estrasburgo, donde el centroderecha tiene mayoría.

El vicepresidente del grupo parlamentario socialdemócrata en el Bundestag, Axel Schäfer, cree que “va siendo hora de que alguien le diga las cosas claras a Orbán”. Si quiere, Merkel tendrá la oportunidad este miércoles en la cumbre europea de Bruselas.

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