_
_
_
_
_

Turquía declara la guerra al alcohol

El Gobierno islamista restringe la publicidad, las ventas y el consumo

Un grupo de amigos brinda con raki, una bebid alcohólica típica, en Estambul.
Un grupo de amigos brinda con raki, una bebid alcohólica típica, en Estambul. AP

En una medida que muchos ven como un intento del Gobierno de reislamizar el país, a partir de ahora en Turquía no existirá publicidad alguna sobre el alcohol. Y bares o tiendas que quieran empezar a venderlo, solo podrán hacerlo si están a más de 100 metros de una escuela o de un templo. Tras un acalorado debate que duró toda la noche, el pasado viernes por la mañana el Parlamento turco aprobó una nueva ley que, a falta de que la firme el presidente del país, limita en gran medida la promoción y distribución de alcohol.

“Las enmiendas no pretenden prohibir el consumo de alcohol”, dijo el viernes el primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, en una reunión de su grupo, el Partido para la Justicia y el Desarrollo (AKP, en turco), que es el que propuso la ley. “No queremos una generación que beba día y noche y que se eche a perder. Los jóvenes deberían estar espabilados y armados de conocimiento. Esa es la generación que queremos y estamos dando pasos en esa dirección”, declaró Erdogan. El primer ministro se refirió al Artículo 58 de la Constitución turca, que afirma que “el Estado debe tomar las medidas necesarias para proteger a los jóvenes de la adicción al alcohol”, entre otros males.

El nuevo texto prohíbe cualquier tipo de publicidad o promoción de bebidas alcohólicas. Las cadenas de televisión estarán obligadas a difuminar las imágenes de películas, series o vídeos musicales que puedan incitar a beber alcohol. Bares, restaurantes y tiendas no tendrán permitido mostrar logos o marcas de estos licores en sus paredes o mobiliario. Tiendas y supermercados no podrán vender estas bebidas desde las diez de la noche hasta las seis de la mañana. Además, tampoco podrán exhibir botellas o latas en sus escaparates o a través de las puertas o ventanas y no podrán ofrecer descuentos o promociones de bebidas alcohólicas.

Por su parte, las marcas de estas bebidas estarán obligadas a mostrar advertencias en la botella o lata sobre los riesgos del consumo de alcohol para la salud, de una forma similar a como es norma en muchos países para los paquetes de tabaco. Además, tampoco podrán patrocinar o promocionarse en eventos deportivos o festivos, como conciertos. Y la ley también endurece las penas para los conductores que den positivo en los controles de alcoholemia.

Sin embargo, la medida que más ha llamado la atención señala que, a partir de ahora, establecimientos que quieran adquirir una licencia para vender alcohol solo podrán hacerlo si se encuentran a más de 100 metros de cualquier tipo de institución educativa o religiosa. La única excepción será si el nuevo negocio consigue obtener también una licencia de promoción turística. Esta norma podría dificultar la apertura de bares o tiendas que vendan alcohol en ciertas zonas de ciudades como Estambul, debido al gran número de mezquitas en estas áreas y a lo vago de la definición de “institución educativa”.

“Se trata de una imposición religiosa e ideológica”, criticó en el Parlamento la nueva ley Musa Cam, diputado del Partido Popular Republicano, en la oposición. “No es una lucha contra los males del alcohol sino un intento de rediseñar la sociedad según sus creencias y su estilo de vida”. Turquía, con 1,5 litros de alcohol por persona y año de media, tiene el índice de consumo de alcohol más bajo con diferencia de los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE). Como comparación, en España el consumo es de 11,4 litros al año, cercano a la media del conjunto de los países miembros, según las estadísticas más recientes de la OCDE.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

La nueva ley es la más reciente de una serie de medidas tomadas por el Gobierno que preocupan a los defensores del Estado laico en Turquía. En febrero Turkish Airlines, en la que el Estado tiene el 49,1% del capital, dejó de servir alcohol en todos sus vuelos domésticos excepto en seis a los destinos más turísticos. Además, la aerolínea aumentó a ocho los vuelos con destinos internacionales en los que también dejó de ofrecer alcohol, todos ellos de mayoría musulmana. Turkish Airlines también dejó de emitir en sus aviones una serie sobre Suleimán el Magnífico después de que oficiales del Gobierno se quejaran públicamente de que presentaba a este sultán otomano como un mujeriego y un bebedor.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_