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LEONID KOZHARA / Ministro de Exteriores de Ucrania

“Queremos zonas de libre comercio tanto al Este como hacia el Oeste”

El país exsoviético pide una mayor integración con la UE manteniendo su relación con Rusia La detención de Yulia Timoshenko sigue siendo el mayor obstáculo a un acuerdo con Europa

Pilar Bonet
El ministro ucraniano de Exteriores, Leonid Kozhara.
El ministro ucraniano de Exteriores, Leonid Kozhara.J. NUKARI (AFP)

¿Cómo integrarse en el Oeste sin desintegrarse del Este? Ese es el problema de Ucrania, a la que Bruselas y Moscú advierten de que ambas direcciones son incompatibles y presionan para que elija una de ellas. No opina así su ministro de Exteriores, Leonid Kozhara, que, en conversación por Skype con esta corresponsal, afirma que “el ideal para Ucrania son las zonas de libre comercio tanto al Este como hacia el Oeste y, por eso, queremos acuerdos en ambas direcciones y estamos muy cerca de ello”.

Kozhara, que ejerce en la actualidad como representante de la presidencia de la OSCE, ha emprendido una gira por Europa, en parte recabar el apoyo de distintos países, (entre ellos España, donde estará el 5 de junio), a la firma del Tratado de Asociación entre Ucrania y la Unión Europea (UE). El proceso a la ex primera ministra Yulia Timoshenko, que Bruselas considera político, ha demorado esta firma. No obstante, Kozhara dice que el acuerdo puede ser firmado el próximo noviembre en Vilna, la capital de Lituania, si el Consejo de la Unión Europea así lo decide. “El pasado 15 de mayo, la Comisión Europea recomendó firmar el acuerdo con la condición de que Ucrania cumpla el plan que confeccionamos con la UE, que incluye reforma del sistema judicial, lucha contra la corrupción, reformas económicas y cambios en la legislación electoral. En todos estos campos hay una dinámica positiva”, afirma el ministro. “Este es un momento único porque, si no firmamos este año, luego será muy difícil”, señala, aludiendo a las próximas elecciones (al Parlamento Europeo en 2014 y los comicios presidenciales de Ucrania, en 2015).

Dada la dependencia del gas ruso, el camino hacia Moscú parece hoy más despejado que el de Bruselas. En una cumbre en Minsk, la capital de Bielorrusia, el pasado fin de semana, Ucrania obtuvo el rango de observador en la Unión Aduanera, la entidad formada por Bielorrusia, Rusia y Kazajistán para eliminar aranceles hasta culminar en la Unión Económica Euroasiática (la réplica de la Unión Europea en el espacio postsoviético) en 2015. En virtud del memorando firmado por el primer ministro Nikolái Azarov con la troika euroasiática, Ucrania tendrá el derecho a participar, con voz pero sin voto, en todas las reuniones de los órganos de la Unión Aduanera. Kozhara puntualiza que se trata de un “estatus político” y que el memorando “no es un acuerdo internacional ni un instrumento legalmente vinculante”.

“Los representantes de la Unión Europea afirman que no podemos ser socios suyos y de la Unión Aduanera simultáneamente. Por eso, buscamos un formato para las relaciones con esta organización”, continúa el ministro. “Hace dos años el presidente Víctor Yanukóvich propuso el esquema “tres más uno” (en la relación con los tres socios de la Unión Aduanera), pero este es un esquema matemático. El esquema político es el rango de observador”.

La figura de “observador” no figuraba en los estatutos de la UA y el consejero presidencial ruso Serguéi Glazev ha enfatizado que sólo es para los países con intención de integrarse más en las estructuras euroasiáticas. Kozhara lo ve de otro modo. “El mayor socio comercial de Ucrania es la Unión Aduanera, con la que tenemos un volumen de más de 60.000 millones de dólares (45.885 millones de euros) que llegó al récord de 63.000 millones en 2011, mientras nuestro volumen comercial con la UE es de cerca de 40.000 millones de dólares (30.590 millones de euros)”. “Por eso”, afirma, “lo importante para nosotros no es tanto integrarnos en la Unión Aduanera como no desintegrarnos, porque amplios sectores de nuestra economía están integrados con Rusia y los países postsoviéticos”. Un ejemplo es la industria aeroespacial; por ejemplo, los aviones Antónov son construidos al 50% por Ucrania y el resto por Rusia y otros países.

Los contratos firmados por Timoshenko en 2009 con Vladímir Putin imponen gravosos precios a las importaciones de gas de Kiev. Moscú afirma que solo hará rebajas si Ucrania ingresa en sus estructuras político-económicas. Con la factura del gas inclinando la balanza hacia Rusia, el margen de maniobra de Kiev parece limitado, pero Kozhara es optimista. “Hace un año nuestra situación era peor y tenemos la impresión de que se va resolviendo la tarea estratégica que nos planteamos”. “La integración de Ucrania como miembro de la UE se mantiene como fin, figura en la legislación y es la base de nuestra política exterior, pero entendemos que si solicitamos ingresar ahora, la respuesta será negativa, porque en la UE hay irritación por la ampliación. Así que en esta etapa queremos una asociación política, una integración económica y el libre movimiento de ciudadanos y no planteamos nuestra integración como miembros ante la UE”. La visión de Kozhara es una Ucrania “rica, independiente, con un sistema administrativo, legal y social próximo al sistema europeo, atractiva para el empresariado internacional y cruce de todas las rutas de transporte, tanto de pasajeros como de gaseoductos y oleoductos”.

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Yuri Lutsenko, ex ministro del Interior con Timoshenko, ha sido indultado y liberado y otros funcionarios de aquella administración también han sido puestos en libertad, pero no así la ex primera ministra, que cumple una condena de siete años en Járkov. “Reconocemos que Timoshenko supone un gran problema en nuestras relaciones con la UE, pero también creemos que no es justo que un solo proceso se interponga entre 46 millones de ucranianos y 500 millones de ciudadanos de Europa”, afirma el ministro.

Le pregunto si EUBAM, la misión de la UE en la frontera entre Moldavia (sector de la región separatista del Transdniéster) y Ucrania debería ser disuelta y enviada tal vez a vigilar el tráfico de narcóticos a los confines de la frontera euroasiática de Tajikistán con Afganistán. El ministro opina que la misión debe continuar donde está, pese a que fueron “infundados” los motivos aducidos para desplegar la misión, a saber “los temores de Moldavia a que el Transdniéster fuera un agujero negro de comercio de armas”. “Confirmo que no se encontró ni un solo caso”, dice, pero “EUBAM garantiza la seguridad de las fronteras de Europa y ha ayudado a formar los servicios aduaneros de Moldavia y Ucrania, además de suministrarles equipo técnico”.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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