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“La homofobia mata”

El joven asesinado era un militante comprometido en la defensa de los homosexuales

Un vídeo publicado por la web de Le Monde muestra a Clément Méric, flaco y bajito, con un pañuelo en la boca, sujetando ante los antidisturbios una pancarta que dice: “La homofobia mata”. En el lugar exacto donde el joven de Brest cayó fulminado el miércoles —“por sus ideas”, como señaló un compañero de clase—, alguien escribió: “Fachas fuera de nuestras vidas”. La gente que se concentró para rendirle homenaje llevaba flores y gritaba: “¡No pasarán!”.

Entre las dos escenas, la del vídeo y la del jueves, ha pasado poco más de un mes. El 17 de abril, Méric encabezó una pequeña marcha contra la Manif por Tous, la movilización contra la ley del matrimonio gay, para gritar que el odio mata. El 6 de junio, Méric moría a causa de un golpe en la cabeza producido por un joven neonazi.

Desde noviembre pasado, la derecha y la ultraderecha han tomado las calles para protestar contra la ley Matrimonio para Todos, promulgada a principios de mayo. Según explica el sociólogo Eric Fassin, “el Frente Nacional, sabiendo que su éxito electoral depende de la inmigración más que de los homosexuales, se ha mostrado tibio y prudente, y esto abrió una oportunidad a los jóvenes más radicales para ganar visibilidad y legitimarse”.

La radicalización de todas las derechas –la religiosa, la xenófoba y la homófoba- se ha traducido en un infierno casi cotidiano: ha habido docenas de incidentes, tanto en París como en otras ciudades francesas; más de 250 detenciones; insultos y amenazas a activistas, bares y locales gais, coronados con la paliza brutal que recibió el gay Wilfred de Bruijn en París. Hace un mes, 200 ultras reventaron la celebración del título de Liga del PSG, produciendo cuantiosos daños en los Campos Elíseo. Escenas parecidas se vivieron al final de la manifestación en los Inválidos. Ese día, el grupo Jóvenes Identitarios ocupó la terraza del Partido Socialista.

El ministro del Interior, Manuel Valls, no quiso a relacionar ayer la muerte de Clément Méric con la tensión creada por las manifestaciones. Pero la líder del movimiento Manif pour Tous, Frijide Barjot, achacó lo sucedido a una “bronca entre extremistas”, y añadió que es “el resultado de nueve meses en los que el poder se ha negado a escuchar al pueblo francés”.

Fassin explica que “la salida del armario de la homofobia y del integrismo ha creado un ambiente deletéreo: “Méric estaba comprometido, entre otras, en la lucha contra la homofobia y la transfobia. ¿Es creíble que la radicalización de la derecha no tenga nada que ver con su muerte? Frijide Barjot anunció que habría ‘sangre’. Ahí está la sangre”.

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El sociólogo recuerda además que “el debate sobre la identidad nacional lanzado en 2010 por Nicolas Sarkozy sirvió para legitimar la palabra racista antes de legitimar los actos racistas”. Ahora, dice, “el debate sobre el matrimonio gay ha liberado la palabra homofobia y fomentado los actos homófobos, como se vio en la agresión a De Bruijn”. Su conclusión es que los políticos no pueden lavarse las manos: “Si lo hacen, habría que creer que la palabra política no cambia nada, y que la política no sirve para nada”.

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