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Los médicos dan el alta a Beatriz

La salvadoreña que pidió un aborto para salvar su vida sale del hospital

María R. Sahuquillo

Los médicos han dado de alta esta tarde a Beatriz, la joven que se embarcó en toda una lucha judicial para solicitar a El Salvador que le permitiese interrumpir el embarazo que ponía en riesgo grave su vida, una práctica que la ley castiga en ese país bajo cualquier circunstancia. La mujer, a la que finalmente se le practicó una cesárea en la semana 27 de gestación después de esperar casi dos meses, ha salido del Hospital Maternidad de San Salvador. Ahora deberá someterse a controles médicos estrictos no solo para analizar las patologías derivadas de su embarazo de riesgo y de la intervención; también el lupus eritematoso y la patología renal aguda que padece necesitan seguimiento médico constante, precisaron fuentes sanitarias.

“Ya salí. Me dejaron irme”, dice la joven con una sonrisa. Se prepara para emprender ahora un largo camino hasta el pueblo donde vive, en el sureste del país. “Lo primero que voy a hacer cuando llegue a la casa es abrazar a mi hijo. Tengo desde el 20 de mayo de no verlo… mucho tiempo”, remarca la joven. Beatriz, de 22 años, tiene un pequeño de 14 meses al que adora. Ese primer embarazo también fue de alto riesgo, aunque no tan severo como el segundo. Peligro, además, inútil, los expertos diagnosticaron que la hija que esperaba padecía anencefalia. Nació efectivamente con anomalías gravísimas y sobrevivió solo cinco horas.

Ahora Beatriz tiene ganas de rehacer su vida. Lleva dos meses fuera de su casa, pasando solo pequeños ratos con su marido, jornalero. Cuenta que todavía le tiran los puntos y que está incómoda, pero tiene ganas de comer “comida más rica”. “No lo del hospital”, precisa con una media sonrisa.

“Vamos a estar muy pendientes acompañando a Beatriz, apoyándola también a nivel emocional”, indica Angélica Rivas, de la Agrupación Ciudadana por la Despenalización del Aborto. Esta organización ha asistido a la joven en todo su proceso judicial y le ha dado apoyo psicológico en el hospital. “Mientras no se cambie esta legislación que prohíbe cualquier tipo de aborto, tristemente nos arriesgamos a que casos como el suyo se vuelvan a repetir. Es injusto para los derechos de las mujeres de El Salvador. Beatriz ha tenido la fuerza de desafiar el sistema y solicitar la interrupción del embarazo, su caso se ha hecho público, pero muchas otras no saben que pueden dar ese paso o no tienen el apoyo necesario”, añade.

La jerarquía católica carga contra el caso

El caso de Beatriz ha suscitado una gran polémica en El Salvador donde los partidos conservadores, los grupos antiabortistas y las jerarquía católicas se han pronunciado contra cualquier intervención médica —incluso para salvar la vida de la joven— que supusiera interrumpir el embarazo; una solicitud que la joven llevó al Constitucional y a la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

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El domingo, el arzobispo de San Salvador, José Luis Alas, afirmó durante su homilía que el caso de Beatriz es, en realidad, una “estratagema” para legalizar el aborto. “Se hizo creer que ella estaba muriéndose”, criticó. “Se ha manipulado a la madre a la familia de ella y la sociedad misma con una intención torcida”, insistió. Alas expuso que lo que ha sucedido en El Salvador con Beatriz ya ha ocurrido en otros países. Se trata de “buscar un caso emblemático para conseguir el aborto”, dijo.

El arzobispo cargó contra las instituciones internacionales que han alzado su voz para apoyar a Beatriz y han solicitado, como hizo la ONU recientemente en dos ocasiones, a El Salvador que revise su veto total al aborto para evitar casos similares. Alas avisó a esos “organismos internacionales y prepotentes” que no será fácil imponer una ley que permita el aborto en un país “cristiano”. En El Salvador, además de estar prohibida la interrupción del embarazo, la Constitución tiene un artículo por el que la vida debe protegerse “desde el momento de la concepción”.

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Sobre la firma

María R. Sahuquillo
Es jefa de la delegación de Bruselas. Antes, en Moscú, desde donde se ocupó de Rusia, Ucrania, Bielorrusia y el resto del espacio post-soviético. Sigue pendiente de la guerra en Ucrania, que ha cubierto desde el inicio. Ha desarrollado casi toda su carrera en EL PAÍS. Además de temas internacionales está especializada en igualdad y sanidad.

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