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Snowden ha abandonado su hotel y está en paradero desconocido

El empleado de los servicios de espionaje estadounidenses desaparece tras revelar su identidad en una entrevista a 'The Guardian'

Edward Snowden durante su entrevista con The Guardian.
Edward Snowden durante su entrevista con The Guardian.Glenn Greenwald/Laura Poitras (EFE)

Edward Snowden, el joven estadounidense que filtró a los diarios británico The Guardian y estadounidense The Washington Post los programas de vigilancia masiva de comunicaciones del Gobierno de Estados Unidos, se encuentra en paradero desconocido. El lunes se fue del hotel en el que estaba alojado en Hong Kong y no se sabe dónde está, aunque se sospecha que continúa en la excolonia británica, desde donde filtró a la prensa el extenso programa de control de llamadas telefónicas y transmisiones en Internet en grandes compañías como Google, Facebook y Skype.

Snowden, de 29 años, dejó el hotel Mira, situado en Kowloon, pocas horas después de que The Guardian desvelara con su consentimiento que era la fuente de las filtraciones que han provocado una de las peores crisis de la presidencia de Barack Obama, según ha informado el grupo público de medios de comunicación RTHK (Radio Televisión de Hong Kong).

Las revelaciones han sacudido los pasillos de Washington, donde varios legisladores han pedido la extradición inmediata y que se procese al empleado de Booz Allen Hamilton, una subcontrata de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) responsable de la que se cree que es una de las filtraciones de seguridad más importantes de la historia de Estados Unidos.

La senadora demócrata de California Dianne Feinstein, que preside el Comité de Inteligencia del Senado, ha afirmado que las autoridades estadounidenses están persiguiendo con decisión a Snowden. “Todos los departamentos están procediendo, creo que de forma enérgica”, ha explicado Feinstein, quien ha calificado las acciones del empleado de los servicios secretos de “traición”. La senadora también ha hecho un llamamiento para que la NSA clarifique sus métodos de trabajo y los límites bajo los que opera.

“Cualquiera responsable de filtrar información clasificada debe ser castigado con toda la dureza de la ley”, ha dicho el republicano Mike Rogers, presidente del Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes; mientras que James Clapper, director nacional de inteligencia, ha asegurado a la cadena de televisión NBC que las fugas violan “una confianza sagrada en este país”. “El daño provocado por estas revelaciones es inmenso”.

Otros legisladores han sido más precavidos, y han dicho que los programas de espionaje plantean cuestiones no solo sobre la privacidad de los ciudadanos sino también si la Administración de Obama ha informado de forma suficiente al Congreso sobre ellos, como requiere la ley.

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El paso dado por Snowden ha provocado al mismo tiempo una ola de simpatía. Más de 25.000 personas han firmado una petición en Internet, en la que urgen a Obama a que le perdone, incluso antes de que este haya sido imputado. Otra iniciativa distinta en Facebook recogió 8.000 dólares (6.000 euros) en tan solo unas horas para ayudarle en su defensa en los tribunales.

El joven estadounidense dejó el hotel de Hong Kong en el que se encontraba a mediodía del lunes, y Ewen MacAskill, periodista de The Guardian, aseguró horas después que Snowden estaba aún en Hong Kong, según la agencia Reuters. “No tenía un plan. Pensó de forma concienzuda la filtración de los documentos y en darse a conocer, en lugar de permanecer anónimo. Eso lo pensó en detalle, pero sus planes para después siempre han sido vagos”, dijo MacAskill.

Hong Kong tiene en tratado de extradición con Estados Unidos, y si Snowden es acusado criminalmente, como se prevé, la atención basculará hacia la reacción de los tribunales de la excolonia y del Gobierno central de Pekín. El joven podría intentar permanece en Hong Kong, mediante una solicitud de asilo político. Snowden ha afirmado que una de las razones por las que decidió volar a la excolonia británica, adonde llegó el 20 de mayo, fue que temía que en Estados Unidos no tendría un juicio justo.

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