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Milicias rebeldes matan al menos a 60 chiíes en una localidad siria

La revuelta contra El Asad toma cada vez tintes más sectarios Entre los atacantes en la localidad de Hatlá había varios yihadistas

Soldados leales al Gobierno sirio en un camión con víveres en Qusair.
Soldados leales al Gobierno sirio en un camión con víveres en Qusair. Anonymous (AP)

El Gobierno de Siria y varios grupos opositores informaron este miércoles de la muerte de al menos 60 chiíes, residentes de la villa de Hatlá, en el este del país, a manos de unos milicianos opositores suníes. La revuelta que comenzó hace más de dos años contra Bachar El Asad se ha convertido en una guerra civil de tintes sectarios en la que una mayoría suní le disputa el poder a una amalgama de grupos minoritarios liderados por la secta alauí, a la que pertenece el propio Presidente y que es una derivación del chiísmo.

Varios batallones rebeldes tomaron ayer martes la villa de Hatlá, en la provincia de Deir al Zour, y quemaron algunas viviendas. Varios vídeos distribuidos en la Red por grupos observadores simpatizantes con los opositores muestran a varios milicianos gritando consignas contra los chiíes, a los que llaman infieles y apóstatas. “Este es vuestro final, perros”, se oye en uno de ellos. “Esta es una zona suní, no pueden entrar otros grupos”, se escucha en otro.

Aseguran esas organizaciones que entre esos grupos armados se encontraban varios yihadistas, elementos radicales que operan libres en una oposición cada vez más fragmentada. El Observatorio Sirio de Derechos Humanos estimó este miércoles que los chiíes fallecidos son al menos 60, y un portavoz dijo que en su mayoría eran soldados o paramilitares que luchaban a favor del régimen. Estos habían atacado a los grupos rebeldes en esa misma localidad el día anterior.

Con el Ejército oficial notablemente mermado por los más de dos años de guerra, el Gobierno ha creado varias milicias paramilitares, armando a grupos de ciudadanos para su autodefensa. Sobre todo, ha reforzado de ese modo zonas mayoritariamente alauíes o cristianas, como Banias o Baidá, dos localidades en las que se registraron masacres de suníes en mayo. Un reciente informe de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU acusa a ambas partes de abusos y crímenes de guerra.

A El Asad le apoya en su ofensiva para recuperar el terreno perdido la milicia libanesa Hezbolá, chiíta, que tomó una parte central en la reciente reconquista de la localidad de Qusair, un logro estratégico para el Gobierno. En las jornadas pasadas varios observadores de la oposición han alertado de la llegada de más de 1.000 milicianos de Hezbolá a las inmediaciones de la ciudad de Alepo, un bastión rebelde que el régimen tiene intención de tomar con una inminente ofensiva.

Desde que comenzara el conflicto en marzo de 2011 han muerto ya más de 80.000 personas, según un recuento de la ONU, y 1,5 millones han huido a países vecinos, sobre todo a Líbano y Jordania.

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