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El Senado de Estados Unidos plantea aumentar la seguridad en la frontera

El Senado podría aprobar el proyecto de ley antes del receso que comienza el 4 de julio

El senador republicano Lindsey Graham, durante una sesión del Senado.
El senador republicano Lindsey Graham, durante una sesión del Senado. Cliff Owen (AP)

El grupo de senadores demócratas y republicanos que lideran las negociaciones para la reforma del sistema de inmigración de Estados Unidos presentaron este jueves una nueva enmienda que endurece las medidas de seguridad en la frontera. Se trata de uno de los apartados clave para lograr que se apruebe la legislación en el Senado, ya que responde a las exigencias de la mayoría de los conservadores que han mostrado dudas sobre el proyecto legislativo.

“Este es un momento esencial en los esfuerzos para aprobar esta legislación. Nos encontramos en las 24 o 36 horas definitivas”, aseguró el senador republicano Lindsey Graham, miembro del Grupo de los Ocho, tras las últimas negociaciones. Los senadores habrían acordado cambios al proyecto de ley para reforzar la frontera con un presupuesto de 30.000 millones de dólares.

"Hay quien ha descrito este acuerdo como un despliegue de efectivos en la frontera", afirmó el senador republicano Bob Corker, uno de los conservadores que han sumado su respaldo a la reforma, durante la presentación de la enmienda en el Senado. "Pero la verdad es que estamos invirtiendo recursos en la frontera como no se ha hecho nunca antes".

El pacto anunciado este jueves crearía medidas para la ampliación del muro en la frontera entre México y Estados Unidos, duplicaría el número de agentes destinados a la seguridad y aumentaría el presupuesto para el uso de drones -aviones no tripulados- para vigilar la entrada ilegal de personas.

El senador republicano Marco Rubio asegura que “no se trata de una medida contra los inmigrantes” ni intenta castigar a nadie

La vinculación del aumento de la seguridad en la frontera con el acceso a la ciudadanía ha distanciado a demócratas y republicanos desde el inicio de las negociaciones. Mientras que la Casa Blanca y el Partido Demócrata rechazan condicionar la regularización de indocumentados con el nivel de seguridad fronteriza, los conservadores plantean que sea el Congreso quien decida si se ha protegido suficientemente la región límite con México antes de tramitar la ciudadanía de los indocumentados.

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El senador Marco Rubio, miembro del Grupo de los Ocho y uno de los líderes republicanos en materia de inmigración, reconoció en la cadena de televisión FOX News que “no se trata de una medida contra los inmigrantes” ni intenta castigar a nadie. “Somos un Estado soberano y como tal tenemos el derecho a proteger nuestras fronteras y a decidir quién tiene permiso para entrar en nuestro país”.

Otros, como el senador de Kentucky, Rand Paul, plantean ir más allá. Paul ha presentado una enmienda en la que plantea que el Congreso vote anualmente, durante cinco años, si la frontera está protegida. Si la Cámara de Representantes -dominada actualmente por la mayoría republicana- estima que no es así, o las autoridades no logran detener al 95% de las personas que intenten entrar ilegalmente en el país, se retrasaría aún más el acceso a la ciudadanía para los indocumentados.

Esa misma mañana, el Senado había rechazado una enmienda que hubiera impuesto una condición similar. El planteamiento del Grupo de los Ocho, también exige que se garantice la seguridad en la frontera antes de comenzar este proceso, aunque sus defensores todavía no han aclarado si dentro del nuevo acuerdo, los inmigrantes ‘sin papeles’ podrían o no solicitar un permiso de residencia permanente antes de que se apliquen todos los cambios.

La seguridad fronteriza fue uno de los primeros requisitos impuestos por los senadores republicanos en las negociaciones en torno a la ley y puede resultar determinante en la votación final. El pacto con más senadores republicanos llega apenas dos días después de que la Oficina de Presupuesto del Congreso anunciara que la reforma del sistema de inmigración, tal y como está planteada en el Senado, reduciría en un billón de dólares el déficit de EE UU durante las dos próximas décadas.

El dato económico habría ayudado a que los demócratas, que en un principio rechazaron endurecer drásticamente las condiciones en la frontera, hayan accedido ahora. El gesto, interpretado por los republicanos como una victoria, también favorece a la estrategia demócrata. Al acceder a esta petición, los republicanos empiezan a quedarse sin argumentos para respaldar el proyecto de ley en una votación que puede producirse en las dos próximas semanas.

Mientras, el Comité Jurídico de la Cámara de Representantes continúa debatiendo su propio texto legislativo, rodeado de incertidumbre porque no incluye aspectos esenciales de la reforma como la vía para regularizar a 11 millones de indocumentados. El líder republicano y portavoz de la Cámara, John Boehner, aseguró este miércoles que confía en que salga adelante este mismo verano, a pesar de que sus diferencias con la propuesta del Senado pueden dificultar cualquier acuerdo final.

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