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Obama: “No voy a enviar aviones para capturar a un ‘hacker de 29 años”

El presidente norteamericano afirma que el caso no merece una crisis con Rusia o China Califica a Mandela de “héroe del mundo”

Antonio Caño
Barack Obama, de visita en Senegal
Barack Obama, de visita en SenegalSAUL LOEB (AFP)

Tratando de rebajar la tensión creada por la fuga de Edward Snowden, el responsable de las filtraciones sobre los programas de espionaje de Estados Unidos, Barack Obama descartó este jueves la posibilidad de enviar aviones de combate para tratar de capturar en el aire al antiguo contratista de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA). El presidente norteamericano renunció, igualmente, a crear una crisis diplomática con Rusia y China por este episodio.

“No voy a movilizar aviones para coger a un hacker de 29 años”, declaró Obama en Dakar (Senegal), donde se encuentra de visita oficial, en un intento de restar importancia al papel de Snowden, quien, en realidad, ha cumplido ya los 30 años durante su estancia, primero, en Hong Kong y, después, en el aeropuerto de Moscú, donde, al parecer, se encuentra actualmente. “Entiendo la fascinación por esta historia desde la perspectiva de la prensa. Estoy seguro de que harán una película. Pero el daño causado es el de sus primeras revelaciones”, afirmó.

Por esa razón, el presidente aseguró que se va a limitar a intentar su captura por los canales legales existentes y sin poner en peligro las relaciones con Rusia y China. “Tenemos un montón de asuntos con China y Rusia, y no voy a dejar que un caso de un sospechoso al que estamos tratando de extraditar sea elevado de repente a la categoría de obstaculizar esos asuntos”, dijo.

Obama informó de que no había hablado con los presidentes de China, Xi Jinping, ni con el de Rusia, Vladimir Putin, porque no ha creído necesario hacerlo, puesto que el caso Snowden es un tema que debe ser discutido entre expertos. Expresó, no obstante, su confianza en que las autoridades rusas accedan todavía a conceder la extradición. “Ha habido algunas conversaciones útiles entre los Gobiernos de EE UU y de Rusia”, añadió, “y sigo confiando en que Rusia u otros países que se han referido potencialmente a darle asilo a Snowden reconozcan que son parte de la comunidad internacional y que deberían de cumplir las leyes internacionales. Vamos a presionarles todo lo que podamos para conseguirlo”.

Obama sugirió que el principal daño causado por Snowden no ha sido el conocimiento mismo de los dos programas secretos de vigilancia filtrados, sino la demostración de los agujeros que existen en los sistemas de seguridad de la NSA. “Este caso prueba significativas vulnerabilidades en la NSA que tienen que ser resueltas”, manifestó. “Pero, en términos de los intereses de EE UU, el daño se hizo con las filtraciones iniciales”.

Al mismo tiempo, admitió que su Gobierno desconoce si Snowden tiene en su poder otros documentos secretos, y confesó su “preocupación” al respecto. “Esta es, en parte, la razón por la que queremos detenerle”, explicó.

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Las declaraciones de Obama revelan una estrategia de contención de daños, sobre todo con Rusia, cuyo presidente había rechazado claramente esta semana la posibilidad de satisfacer la demanda norteamericana de extradición. Unido a otras discrepancias anteriores sobre Siria e Irán, más el silencio con que han sido recibidas en Moscú las propuestas de Obama sobre desarme nuclear, este caso amenazaba con devolver las relaciones entre Rusia y EE UU al nivel de la Guerra Fría.

Aunque el presidente norteamericano no aludió el jueves a Ecuador, ese es otro de los países envueltos en esta tormenta diplomática. Anticipándose a lo que veía venir de forma inevitable, el Gobierno ecuatoriano renunció a las ventajas comerciales de las que gozaba hasta ahora en EE UU y cuya renovación, prevista para el mes próximo, dependía exclusivamente del Congreso norteamericano. El presidente del comité de Relaciones Exteriores del Senado, Bob Menéndez, había advertido el miércoles que se opondría a la extensión de esos privilegios para Ecuador como respuesta a su actitud en el caso Snowden.

Todo este conflicto oscurece un viaje de Obama a África que, por lo demás, tiene un enorme simbolismo, no solo por lo que representa de respaldo a un continente que está empezando a despegar económicamente en algunos puntos, sino por lo que significa en la biografía del primer presidente negro de EE UU, el hijo de un africano.

Obama destacó, en primer lugar, el papel del más célebre africano de la historia, Nelson Mandela, que se encuentra actualmente en estado crítico. Obama, que visitará Suráfrica este fin de semana, se refirió a Mandela como “un héroe del mundo cuyo legado perdurará a lo largo de los años”.

El presidente norteamericano visitó ayer la Casa de los Esclavos, en Goree Island, una de esas llamadas “puertas sin retorno” africanas donde, en el siglo XVIII, se reunía a las personas a las que se vendía como esclavos en América. En EE UU, ese comercio continuó hasta su guerra civil y, aún hoy, la huella de la esclavitud está marcada profundamente en esta sociedad. Obama no es descendiente de esclavos –su padre nació en Kenia y emigró aquí como estudiante-, pero sí lo es su esposa, Michelle, que le acompaña en este viaje, junto a sus dos hijas, Sasha y Malia, enfrentadas, como tantos niños negros, a ese pasado atroz. “Para un afroamericano, para un presidente afroamericano”, dijo Obama, “visitar este lugar me da mucha más motivación para defender los derechos humanos en todo el mundo”.

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