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La policía turca vuelve a cargar en Taksim

Las protestas se reanudan en Estambul tras la reapertura del parque de Gezi

El parque de Gezi, en el centro de Estambul, símbolo y origen de las protestas multitudinarias contra el Gobierno en Turquía, se reabrió el lunes después de más de tres semanas cerrado y tomado por las fuerzas de seguridad. Sin embargo, unas pocas horas después volvió a ser clausurado mientras la policía cargaba con cañones de agua, balas de goma y gases lacrimógenos contra cientos de manifestantes que se congregaron en la zona verde y en la adyacente plaza de Taksim.

En un principio, la reapertura estaba prevista para el pasado sábado, pero se retrasó después de que la plataforma Taksim Solidaridad pidiera a la gente que acudiera al parque esa misma tarde. La policía también intervino entonces contra los manifestantes.

“Es un parque muy bonito y nuestro deseo común es que la gente de Estambul lo visite”, declaró ayer por la mañana durante la reapertura el gobernador de Estambul, Huseyin Avni Mutlu, que insistió en que no se permitirían nuevas protestas en Gezi. “Pido a todo el mundo que actúe dentro de los límites de la ley”, añadió Mutlu.

El parque, que el Gobierno quería convertir en una zona comercial, estuvo ocupado por los manifestantes entre el 1 y el 15 de junio, hasta que fueron desalojados violentamente por los antidisturbios. Desde entonces, miles de personas se han juntado cada día en el parque y en la plaza para mostrar su rechazo a la violencia policial y al Gobierno del primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, a quien acusaba de autoritarismo, en una ola de protestas que se extendieron por otras ciudades del país.

“Creo que los manifestantes no vamos a volver a acampar, en Gezi ya hemos ganado”, comentaba ayer sentado en el césped del parque Umut Kara, un administrativo de 34 años que durante esos días fue uno de los acampados. “Pero las protestas van a continuar contra el régimen fascista del partido en el Gobierno”, advirtió.

“Durante esos días, pudimos sentir una gran energía, fue como una revelación”, añadió su amigo Suat Ayyildiz, un ingeniero de 30 años señalándose un brazo con piel de gallina para destacar la emoción que sintió durante las protestas.

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La semana pasada se conocieron dos decisiones judiciales que dan la razón a quienes se oponían a la demolición del parque. Un tribunal de Estambul ordenó suspender las obras del edificio que las autoridades querían construir en el parque, un histórico cuartel militar de la época otomana que en principio iba a ser usado como centro comercial, hasta que se resuelvan varios casos judiciales pendientes. Y otro juzgado ordenó cancelar todo el proyecto de peatonalización del área de la plaza de Taksim, de la que forma parte el parque, aunque ayer aún se podían ver máquinas excavadoras continuando con los trabajos, iniciados en octubre y que ya están muy avanzados.

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