Ascienden a 15 las víctimas del tren de crudo descarrilado en Canadá

La policía provincial de Quebec ha elevado a 15 el número de víctimas mortales provocadas por la explosión de un tren cargado de crudo que descarriló en el centro de la localidad canadiense de Lac-Mégantic en la madrugada del pasado sábado. Las autoridades esperan que la cifra de fallecidos aumente y han confirmado la desaparición de entre 40 y 50 personas. El siniestro ha reavivado las críticas sobre los riesgos que supone el transporte de crudo en convoyes, cuya intensidad se ha incrementado en los últimos años debido a la limitada capacidad del oleducto entre EE UU y Canadá que atraviesa la región.

“Este es un desastre inimaginable”, dictaminó el primer ministro canadiense, Stephen Harper, el domingo tras visitar la ciudad, que ha quedado devastada tras el suceso. “El tránsito ferroviario comprende muchos más riesgos para el medio ambiente que otras posibilidades de traslado de crudo”, sostuvo en clara referencia al plan de construcción del oleoducto Keystone XL que pretende transportar petróleo desde las regiones de arenas bituminosas de Alberta, en Canadá, para ser refinado en el Golfo de México. Un trazado al que se oponen los grupos ecologistas y cuya aprobación está pendiente por parte del Departamento de Estado.

El tren fantasma que descarriló el sábado transportaba crudo de la región petrolífera de Bakken, en Dakota del Norte, hasta una refinería en New Brunswick. Debido a la limitada capacidad del oleoducto que conecta la región de Bakken con Canadá, muchos productores han incrementado el uso del ferrocarril para trasladar el crudo.

La Asociación del Ferrocarril de Canadá ha contabilizado en 140.000 los convoyes de petróleo que se cargaron en ese país en 2012, frente a los 500 estimados en 2009. Solo en el mes de marzo cruzaron por la frontera entre Maine y Quebec casi 30.000 barriles de crudo diarios, una cifra extremadamente superior a los 2.000 por día que se registraron un año antes. El incremento en el paso se debe, en buena media, al incremento en la producción de petróleo de esquisto bituminoso en EE UU. El de Lac-Megantic es el cuatro accidente relacionado con transporte de crudo que se está investigando en Canadá en lo que va de año.

La compañía responsable del convoy, Montreal, Maine & Atlantic, con sede en Bangor (EE UU) sostiene que el accidente se debió a un fallo en los frenos que provocó que el tren se deslizara a la deriva 11 kilómetros pendiente abajo cuando se encontraba parado en la localidad de Nantes, a 13 kilómetros de Lac-Mégantic, sin tripulación. El convoy descarriló y los vagones cargados de petróleo –hasta 72- comenzaron a explotar envolviendo en llamas al centro de la pequeña localidad canadiense. Los responsables de la empresa sostienen que el transporte de crudo en ferrocarril es seguro. “No importa que tipo de transporte utilices, siempre vas a tener algún accidente. Eso está probado y esto ha sido un incidente desafortunado”, ha señalado su vicepresidente de márketing.

La tragedia ha movilizado a los ecologistas y grupos a favor del medio ambiente de Maine, cuya frontera con Canadá se encuentra a escasos 16 kilómetros de donde descarriló el tren. Aunque todavía se desconoce el alcance medioambiental del siniestro, los grupos han solicitado el fin de este tipo de transporte, una media que el Estado no está dispuesto a contemplar. Ted Talbot, portavoz del Departamento de Transporte de Maine, ha calificado el accidente de “trágico” pero ha asegurado que no tiene planes de revisar el traslado de crudo a través del territorio. “Esto está en el mismo plano que un accidente de un camión. Se trata de comercio privado y no nos podemos involucrar”, ha señalado. Las siete vías ferroviarias destinadas a carga con las que cuenta el Estado están autorizadas para el transporte de crudo.