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Cadena perpetua para un líder islamista por crímenes en la guerra de Bangladesh

Enfrentamientos entre la policía y seguidores del nonagenario condenado por planificar un genocidio

Naiara Galarraga Gortázar
Activistas protestan este lunes porque Azam no sea condenado a muerte.
Activistas protestan este lunes porque Azam no sea condenado a muerte.A.M. Ahad (AP)

El Tribunal de Crímenes de Guerra de Bangladesh ha condenado a un veterano líder islamista a 90 años de cárcel por complicidad para perpetrar un genocidio y crímenes contra la humanidad hace cuatro décadas, durante la contienda en la que el país se independizó de Pakistán, en 1971. El anuncio de la sentencia, la quinta que emite este tribunal, ha degenerado en enfrentamientos entre la policía y seguidores del condenado. Ghulam Azam, de 91 años, presidente durante décadas del partido Jamaat e Islami, ha sido condenado a 90 años, lo que viene a ser una cadena perpetua. El tribunal ha explicado que no lo ha condenado a muerte porque es nonagenario.

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El partido islamista había convocado para este lunes un paro generalizado en protesta anticipada del veredicto por lo que toda la actividad comercial quedó paralizada. Horas después de la lectura del fallo ya había enfrentamientos en la capital, Dacca, en la segunda ciudad, Chittagong, y en otros puntos del país.

Ghulam Azam, este lunes en el tribunal de crímenes de guerra.
Ghulam Azam, este lunes en el tribunal de crímenes de guerra.AP

“Se han probado todas las acusaciones”, ha declarado el fiscal general del Estado al anunciar la pena, informa Reuters desde Dacca. Azam estaba acusado de planificación, conspiración, incitación y complicidad para perpetrar un genocidio y crímenes contra la humanidad. El anciano, considerado en autor intelectual de los crímenes durante la guerra, escuchó el veredicto sentado en su silla de ruedas en la sala. “No nos han hecho justicia. Recurriremos la sentencia”, ha dicho su abogado defensor.

Este tribunal fue creado por el Gobierno de Sheij Hasina en 2010 con el objetivo de juzgar las atrocidades perpetradas durante la guerra de independencia. La mayoría de los que se han sentado en el banquillo de los acusados estuvieron entre los perdedores de aquella guerra, los islamistas que entonces lucharon junto al Ejército de Pakistán contra los bengalíes que lograron la independencia. Algunos analistas sostienen que el fin último del tribunal de crímenes de guerra, creado por la gobernante Liga Awami, es minar a Jamaat, el principal aliado político del opositor BNP (Partido Nacionalista de Bangladesh) ante las elecciones previstas para fin de año. Organizaciones internacionales como Human Rights Watch han cuestionado los métodos del tribunal aunque alaban que se juzguen los brutales crímenes de una guerra que en solo nueve meses causó como medio millón de muertos, según investigadores independientes.

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Cuatro dirigentes islamistas han sido sentenciados en los últimos meses por el tribunal de guerra: tres a muerte y uno a pasar el resto de su vida en prisión. Otros seis jefes de Jamaat y dos del BNP se sientan aún en el banquillo.

Un centenar de personas han muerto desde enero en los enfrentamientos derivados de las condenas del tribunal de guerra. Los hartales, como se denominan en Bangladesh estas huelgas salvajes, son un instrumento político habitual en las vísperas electorales. Varias organizaciones estudiantiles han convocado otro hartal este martes en protesta contra la decisión de no condenar a la horca a Azam.

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Sobre la firma

Naiara Galarraga Gortázar
Es corresponsal de EL PAÍS en Brasil. Antes fue subjefa de la sección de Internacional, corresponsal de Migraciones, y enviada especial. Trabajó en las redacciones de Madrid, Bilbao y México. En un intervalo de su carrera en el diario, fue corresponsal en Jerusalén para Cuatro/CNN+. Es licenciada y máster en Periodismo (EL PAÍS/UAM).

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