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Mandela cumple años en el hospital

Sudáfrica celebra los 95 años del expresidente, en el hospital desde el 8 de junio La ONU declaró la fecha como Día Internacional Nelson Mandela en 2009

Foto: reuters_live | Vídeo: Reuters-LIVE! / Ben Curtis (AP)

“No habrá otro como él, como la literatura inglesa no ha tenido otro Shakespeare o la española otro Cervantes”. Yusuf Garda, 72 años, sudafricano de origen indio, habla con extremado respeto de Nelson Mandela, con el que coincidió en 1956. Entonces, asegura, ya se percató de que era “el líder indiscutible” y ha querido acercarse hasta su lujosa residencia de Johannesburgo para felicitarle en su 95 aniversario. Incluso le ha obsquiado con un largo poema que ensalza al héroe Mandela y al hombre Nelson.

El cumpleaños de Madiba se vivió casi como un alivio, y los sudafricanos recibieron con alegría las noticias de que el activista contra el apartheid mejora “a ritmo constante”, según ha comunicado el presidente sudafricano, Jacob Zuma. Hace unas semanas pocos ponían la mano en el fuego de que Mandela llegara a su aniversario, por lo que las palabras de su hija Zenani de que “mira la televisión sentado en una silla” o de la ministra de Defensa de que incluso “asiente como si dijera, aprecio lo que estás haciendo” actuaron de bálsamo.

“Estoy contenta de que esté en su cumpleaños pero ahora sería bueno que lo dejaran ir, es cruel que lo mantengan”, decía la afrikáner Anamari Wessels, que insistía en que “admira” a Mandela, aunque expresa incertidumbre por lo que sus herederos políticos puedan “hacer a los blancos”. No es el sentimiento general ni hay indicios de que haya una involución, como tampoco hay analistas reputados que auguren confrontaciones raciales. “Nada, no pasará nada porque Madiba nos ha enseñado a convivir pacíficamente”, responde otra blanca, de origen inglés, Kirsty Fare, que le dejó un ramo de flores en el exterior de la mansión, que quedó cubierto de fotos, globos, dibujos y textos de felicitación.

Es tanta la devoción de Sudáfrica por su Tata, padre, que el aniversario está a la altura de un icono y desde 2009 la ONU auspicia el Día Internacional de Mandela, en el que se organizan incontables actos solidarios a lo largo y ancho del país. Se trata de animar a que la población dedique como mínimo 67 minutos a trabajos por la comunidad y los más desfavorecidos. La cifra no es está puesta al azar, sino que homenajea los 67 años que Madiba dedicó a la lucha por liberar Sudáfrica del régimen racista. “Es lo mínimo que podemos hacer por él”, reconoce Eduard Sekgantsho, un universitario que vive en Alexandra, un histórico gueto negro en el que un jovencísimo Mandela se instaló cuando llegó a Johannesburgo, en 1942.

Alexandra sigue siendo una barriada pobre, donde se hacina medio millón de personas en precarias casas y barracas de latón, apenas a unos kilómetros de Sandton, el barrio de los negocios y de residencias caras. Es la metáfora de la Sudáfrica actual, mundos paralelos de negros pobres, con trabajos precarios - si tienen la suerte de no engrosar el 40% de desempleo entre este grupo - y ricos, sobre todo blanco - aunque cada vez hay más negros - con coches de gama alta y en viviendas de ensueño.

El Mandela Day, el día de Mandela, se dejó sentir también en Alexandra, con especial emotividad en la destartalada morada que acogió al entonces joven abogado y en la iglesia anglicana donde asistía a misa. “Mandela somos todos hoy. Es nuestro padre, nuestro abuelo, el héroe al que le debemos todo”, dice emocionada Dora Moli. Más que participar en los actos dando su tiempo a la causa, esta madre soltera con tres hijos a cargo, fue una de las beneficiarias de las cajas de comida que ayer repartió una compañía de telefonía. En Alexandra, a la hora de la comida, muchos escolares aprovecharon la salida de clase para pasar por algunos de los puntos de entrega de alimentos o ropa solidaria, aunque apenas pudiesen acarrear las cajas. Dos hermanas, Mpho e Itumuleng, animaban las calles con una gran bandera sudafricana y cantando el Cumpleaños Feliz a Mandela, disfrutando de la animación inusual de gente ajena al barrio. Mientras, en dos guarderías y en la biblioteca del barrio, brigadas de voluntarios se esfuerzan en dejar las paredes bien pintadas y limpias. Los promotores de la iniciativa insisten, no obstante, de la importancia de hacer de cada día un Día de Mandela, el día del padre.

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