_
_
_
_
_

El juicio al soldado Manning queda visto para sentencia

La acusación y la defensa se han centrado en probar y refutar que las filtraciones a Wikileaks ayudaron al enemigo, el único cargo que acarrea cadena perpetua

Eva Saiz
El soldado Bradley Manning es escoltado hasta los juzgados de Fort Meade.
El soldado Bradley Manning es escoltado hasta los juzgados de Fort Meade. MANDEL NGAN (AFP)

Un traidor o un idealista. Estos son los dos retratos que del soldado Bradley Manning hicieron la acusación y la defensa en los alegatos finales del proceso que juzga al joven de 25 años por la filtración de más de 700.000 documentos con información secreta de Estados Unidos al portal Wikileaks y entre los que deberá decidir la juez militar encargada del caso, Denise Lind.

Más de tres años después de que Manning fuera detenido en Irak, el caso de las filtraciones de Wikileaks afronta su recta final. El juicio quedó este viernes visto para sentencia y el futuro del soldado ha quedado en manos de la juez que ha señalado que empezará a deliberar este mismo viernes pero que no sabe cuando tendrá listo su veredicto. A partir de entonces comenzará un nuevo proceso para determinar el contenido de la sentencia.

Manning está acusado de 21 cargos, uno de ellos el de ayudar al enemigo, el único que acarrea cadena perpetua y sobre cuya fundamentación o refutación se han centrado los alegatos finales de ambas partes

Manning está acusado de 21 cargos, uno de ellos el de ayudar al enemigo, el único que acarrea cadena perpetua y sobre cuya fundamentación o refutación se han centrado los alegatos finales de ambas partes. Si la juez concluye que difundir secretos a través de la página web de Wikileaks es una forma de cooperar con el enemigo, podría sentar un peligroso precedente que podría afectar al periodismo de investigación ya que el veredicto podría aplicarse a cualquier otra información sensible publicada por otros medios de comunicación.

En la sesión del viernes, los abogados de Manning trataron de rebatir los argumentos que el día anterior presentó la fiscalía, donde, a lo largo de cinco horas, presentó al soldado como un traidor, narcisista que de manera deliberada utilizó su posición como analista del ejército para poner en riesgo la seguridad de EE UU al ayudar al enemigo con la filtración de documentos sensibles. “La bandera no significa nada para él”, señaló el mayor Ashden Fein, uno de los fiscales del caso. “Era consciente de que cediendo la información a Wikileaks ésta llegaría al enemigo porque sabía que el enemigo se servía de Wikileaks”, sostuvo y recodó que en la casa donde se ocultaba Osama Bin Laden se encontraron documentos filtrados por la web.

La defensa de Manning, dirigida por David Coombs, ha insistido en mostrar al soldado como un joven “ingenuo pero bienintencionado” cuyo sentido del deber hacia el pueblo americano le llevó a difundir los documentos para generar un debate en la sociedad. El letrado comenzó su alocución mostrando el vídeo de uno de los helicópteros Apache de la Marina desde el que se mataba a dos periodistas y desde el que, después, se disparaba a una furgoneta que iba a asistirlos. Esas fueron una de las imágenes filtradas por Wikileaks en 2010 más difundidas. Coombs pidió a la juez que viera la grabación “a través de los ojos de un joven preocupado por la vida”, recalcando que Manning entonces era un chaval de 21 años que acababa de llegar a Irak.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete
Era consciente de que cediendo la información a Wikileaks ésta llegaría al enemigo porque sabía que el enemigo se servía de Wikileaks” Fiscalía

La fiscalía, sin embargo, ha presentado al uniformado como un joven que ya estaba predispuesto a filtrar información desde el mismo momento en que fue destinado al país asiático y que no se vio sobrepasado por las experiencias de la guerra ni tomó la determinación de dar a conocer las atrocidades de las que fue testigo de manera paulatina, como afirma la defensa.

“Wikileaks fue solo una plataforma a través de la que Manning se aseguró de que toda la información estaba a disposición del mundo entero”, señaló Fein. Wikileaks, su reputación y la figura de su uindador, Julian Assange, también han sido objeto de debate a lo largo del proceso. La defensa se ha apoyado en el testimonio del profesor de Derecho de Harvard Yoachi Benkler para sostener que el portal de Internet no difiere en nada a cualquier otro medio de comunicación, advirtiendo que una condena por ayudar al enemigo, sería perjudicial para futuras fuentes que quieran filtrar información. "Cada vez que un soldado hable con un medio de comunicación que pueda acabar en Internet, entonces básicamente habrá ayudado al enemigo", ha señalado Cooms.

La acusación, sin embargo, ha rebatido esa argumentación asegurando que la intención de Wikileaks nunca fue informar, sino filtrar documentos y aludió a varios chats guardados en el ordenador de Manning en los que Assange le ofrecía al soldado un teléfono encriptado para emplearlo en Irak.

La defensa de Manning, dirigida por David Coombs, ha insistido en mostrar al soldado como un joven “ingenuo pero bienintencionado” cuyo sentido del deber hacia el pueblo americano le llevó a difundir los documentos para generar un debate en la sociedad

El letrado de Manning ha tratado de restar importancia a los efectos que las filtraciones han supuesto para el aparato de inteligencia de EE UU, asegurando que el Ejército no ha cambiado sustancialmente sus prácticas, tras la revelación de los documentos y que éstos apenas pusieron en riesgo la seguridad nacional ya que su cliente no llevó dio a conocer toda la información de manera indiscriminada sino que escogió aquellos que pudieran dañar menos a su país, otra afirmación que refuta la fiscalía.

Además del crimen de ayuda al enemigo, Manning se enfrenta a otros 20 cargos que, combinados, podrían costarle al soldado 154 años de cárcel. Cuando comenzó el juicio, el uniformado se declaró culpable únicamente de 10 delitos menores por los que éste sólo cumpliría 20 años de prisión.

El caso Wikileaks provocó un encendido debate sobre las técnicas empleadas por el Ejército de EE UU en la guerra de Irak y llamó la atención sobre las consecuencias que las filtraciones podían tener para la seguridad nacional de ese país, una controversia que se ha reavivado tras la revelación de las prácticas de vigilancia masiva dadas a conocer por Edward Snowden. El resultado de este proceso puede tener implicaciones para Snowden, a quien EE UU busca por espionaje.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Eva Saiz
Redactora jefa en Andalucía. Ha desarrollado su carrera profesional en el diario como responsable de la edición impresa y de contenidos y producción digital. Formó parte de la corresponsalía en Washington y ha estado en las secciones de España y Deportes. Licenciada en Derecho por Universidad Pontificia Comillas ICAI- ICADE y Máster de EL PAÍS.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_