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Pyongyang muestra su poderío militar a los 60 años del armisticio de la guerra

Corea del Norte ha conmemorado durante toda la semana la fecha con diversos actos, que han culminado con un gran desfile militar

Parada militar celebrada hoy en la plaza Kim Il-Sung de Pyongyang por el 60 aniversario de la firma del armisticio de la guerra de Corea
Parada militar celebrada hoy en la plaza Kim Il-Sung de Pyongyang por el 60 aniversario de la firma del armisticio de la guerra de CoreaEd Jones (AFP)

Para muchos en Occidente, es conocida como ‘la guerra olvidada’, pero los norcoreanos la llaman ‘la guerra de liberación de la padre patria’. Para otros, es simplemente la Guerra de Corea (1950-1953), una contienda que recibió poca atención durante y después del conflicto a pesar de que murieron en ella más de 2,5 millones de personas, incluidos civiles. Concluyó en tablas, con la firma de un armisticio del cual se cumple este sábado el 60 aniversario.

Corea del Norte ha conmemorado durante toda la semana esta fecha –el número 60 tiene especial importancia en Asia- con diversos actos, que han culminado hoy con un gran desfile en el que ha desplegado su músculo militar y propagandístico. Miles de soldados, tanques, lanzaderas móviles con misiles, aviones caza y helicópteros han cruzado el centro de Pyongyang al calor de los eslóganes, según han mostrado las imágenes de televisión. El líder del país, Kim Jong-un, ha saludado militarmente a las tropas y ha sonreído a las masas. A su lado estaba un invitado de excepción: el vicepresidente chino, Li Yuanchao.

Los fuegos artificiales han iluminado estos días los cielos del país, normalmente oscuros por la falta de energía. El 27 de julio es el ‘Día de la Victoria’, según reza la propaganda norcoreana, y esto es lo que ha celebrado el régimen de Kim Jong-un, en un intento de proclamar su desafío a las sanciones de la ONU por sus ensayos de misiles y nucleares, cultivar el apoyo al joven líder y recordar que 60 años después la península coreana sigue técnicamente en guerra y dividida. Kim Jong-un ascendió al poder tras la muerte de su padre, Kim Jong-il, de un infarto en diciembre de 2011.

Kim no ha dado un discurso. Pero sí ha hablado Choe Ryong-hae, su principal consejero militar, quien ha asegurado que la paz es una prioridad nacional y que el ejército solo tiene como misión prevenir una invasión. “La realidad muestra que si se busca la paz, es necesario estar preparado para la guerra”, ha dicho, informa Reuters. Y ha añadido que un “entorno pacífico” es crucial para “construir una economía fuerte y mejorar la vida de la gente”.

Miles de soldados, tanques, lanzaderas móviles con misiles, aviones caza y helicópteros han cruzado el centro de Pyongyang al calor de los eslóganes

La guerra de Corea finalizó con un alto el fuego -que nunca se convirtió en tratado de paz definitivo-, en el que se fijó la llamada Zonda Desmilitarizada (DMZ, en sus siglas en inglés). Esta franja de terreno de cuatro kilómetros de ancho secciona la península de este a oeste cerca del paralelo 38, la línea que hacía de frontera entre las dos Coreas antes del inicio del conflicto. En la guerra, participaron por un lado Corea del Norte con el apoyo de China y la entonces Unión Soviética, y por otro, Corea del Sur con el respaldo de Naciones Unidas, lideradas por Estados Unidos. La lucha finalizó el 27 de julio de 1953, tras la negociación de un armisticio más larga de la historia. Precisó 158 reuniones a lo largo de dos años y 17 días. El conflicto es llamado también ‘la guerra desconocida’, por la menor atención que recibió comparada con la Segunda Guerra Mundial, que lo precedió, y la muy mediática Guerra de Vietnam, que tuvo lugar poco después.

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Las calles de Pyongyang están decoradas con banderas nacionales, carteles y eslóganes, que proclaman los avances espaciales y nucleares del país. Las pancartas con la palabra ‘Victoria’ cuelgan de los edificios. Pero tras décadas de economía planificada y aislamiento político, Corea del Norte lucha para poder alimentar a su población mientras Corea del Sur se ha convertido en una potencia económica próspera.

“Es una vergüenza que 60 años después de que cesara la lucha en la península coreana, no haya un tratado de paz, tan solo un alto el fuego. Pero si uno mira a lo que se ha creado en Corea del Sur –una democracia dinámica, un país de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), el país más interconectado del mundo en lo que respecta a Internet y uso de teléfonos móviles-, uno ve que la guerra fue realmente una victoria por lo que se luchó en la ‘guerra fría’”, afirma Victor Cha, director de estudios asiáticos en la Universidad Georgetown (Estados Unidos) y director de Asuntos Asiáticos en el Consejo de Seguridad Nacional durante la segunda presidencia de George W. Bush. “Mientras tanto, en el Norte, el sistema apoyado por los comunistas produjo una autocracia familiar con pobreza obligada para la gente y un programa nuclear negado. Está muy claro quién ganó la guerra”, añade Cha, que fue número dos en las negociaciones con Corea del Norte durante la Administración de Bush.

Kim Jong-un participó el jueves en una ceremonia de recuerdo a los caídos en un cementerio militar a las afueras de Pyongyang, a la que también asistieron veteranos de guerra norcoreanos, chinos e incluso dos estadounidenses. Una pancarta decía: “Gloria a los héroes guerreros que contribuyeron a la liberación de la patria”, informa Reuters. Esta semana, el régimen ha rendido tributo también al ‘Presidente Eterno’, Kim Il-sung, fundador de Corea del Norte y abuelo del actual líder, y a Kim Jong-il. El museo de la guerra ha sido renovado.

“La realidad muestra que si se busca la paz, es necesario estar preparado para la guerra”, ha dicho Choe Ryong-hae, principal consejero militar de Kim Jong-un 

Corea del Sur ha conmemorado el 60 aniversario de forma más discreta. La presidenta, Park Geun-hye, estuvo el martes en un homenaje en la ciudad sureña de Busan para mostrar su respeto a quienes lucharon para defender el país. Este sábado, ha urgido a Pyongyang en Seúl a que abandone sus ambiciones nucleares y abrace la paz. “Si el Norte hace la elección adecuada, expandiremos la cooperación y abriremos con energía el camino hacia la prosperidad del Norte y el Sur”, ha dicho, informa AFP.

Políticos, diplomáticos, turistas y periodistas extranjeros –la solicitud de EL PAÍS no fue aceptada- han asistido a las celebraciones en Pyongyang. Pekín ha enviado al vicepresidente, Li Yuanchao; el dirigente chino de más alto rango que visita Corea del Norte desde que Kim Jong-un ocupó el poder. Li se reunió el jueves con Kim Jong-un, y, según el Ministerio de Exteriores chino, le dijo que Pekín quiere trabajar con todas las partes implicadas para volver a poner en marcha las negociaciones a seis bandas (Corea del Norte, Estados Unidos, Corea del Sur, Japón, Rusia y China), destinadas a lograr la desnuclearización de la península, y que están paralizadas desde 2008. China ha mostrado en los últimos meses malestar con su vecino y tradicional aliado por el lanzamiento de un cohete de largo alcance en diciembre del año pasado y la realización de su tercera prueba atómica en febrero.

Tras la escalada de tensión vivida en los primeros meses del año –cuando Pyongyang amenazó con ataques nucleares y de misiles a Corea del Sur y Estados Unidos-, la situación en este momento “no es muy grave”, según Park Tae-gyun, director del Centro Internacional de Estudios Coreanos en la Universidad Nacional de Seúl. “Está como está porque Estados Unidos y China juegan papeles de potencias disuasorias. Corea del Sur depende mucho de Estados Unidos, mientras el Norte depende de China desde el punto de vista de la economía y la seguridad”, asegura el también consejero de los ministerios de Unificación y de Exteriores en Seúl.

Pero los desacuerdos son profundos como muestran las tensiones sobre el parque industrial de Kaesong. El jueves, Pyongyang amenazó con enviar tropas al complejo, que se encuentra en Corea del Norte a pocos kilómetros de la frontera con el Sur. La actividad en el parque -en el que 123 empresas surcoreanas emplean a 53.000 trabajadores norcoreanos- está paralizada desde abril, cuando Pyongyang retiró a los trabajadores en medio de las amenazas de ataques a Corea del Sur y Estados Unidos, en respuesta a las maniobras militares conjuntas de Seúl y Washington y las sanciones de la ONU por su prueba atómica en febrero. El ejército norcoreano estaba estacionado en Kaesong antes de que fuera creado el parque industrial en 2004, en un momento de distención entre las dos Coreas. Pyongyang considera la presencia de 28.500 soldados estadounidenses en Corea del Sur ocupación.

Los expertos creen que la amenaza sobre Kaesong es un intento de presionar a Seúl para que acceda a la reapertura de las fábricas, que son una importante fuente de empleo y divisas para la maltrecha economía del Norte. La última ronda de negociaciones para su puesta en marcha fracasó el jueves, en medio de las acusaciones de Pyongyang de que Seúl está utilizando “tácticas dilatorias” al exigirle que compense por las pérdidas financieras causadas por el cierre.

¿Servirá el 60 aniversario para avanzar en la resolución de la crisis coreana? Cha lo descarta. “No creo que dé ímpetu para resolver la actual crisis nuclear. Los líderes de Corea del Norte han dejado claro su deseo de mantener el programa de armas atómicas, lo que hace difícil un regreso a las conversaciones a seis bandas. La nueva presidenta de Corea del Sur está siendo observada por China y Estados Unidos para que encuentre una forma de avanzar. Ella quiere edificar la confianza con el Norte como primer paso para resolver la crisis. Veremos si puede tener éxito”.

Park Tae-gyun, el experto de la Universidad de Seúl, cree que es posible volver a poner en marcha las negociaciones multilaterales, pero piensa que “no durarían mucho”. Opina que deberían ser reorganizadas y pasar de seis a cuatro bandas; es decir, sin Rusia y Japón.

Pyongyang condecora de forma póstuma a Kim Jong-il

Los fastos del 60 aniversario de la firma del armisticio que puso fin a la guerra de Corea (1950-1953) este sábado han traído una nueva condecoración al ‘Querido Líder’ Kim Jong-il. El padre del actual dirigente de Corea del Norte -Kim Jong-un-, fallecido en diciembre de 2011 de un infarto, ha recibido la medalla de forma póstuma. El nombre de la distinción no ha sido desvelado, pero, sea cual sea, se suma al extenso currículo de títulos que acumula Kim Jong-il como ‘La Orden de Kim Il-sung (su padre y fundador de Corea del Norte)’, ‘Héroe de la República’ y ‘Gran Generalísimo’.

“Kim Jong-il fue un patriota sin igual que aplastó los movimientos de los reaccionarios imperialistas para aislar y sofocar a la República Popular Democrática de Corea (nombre oficial del país) con el poderío de la política Songun (‘los militares primero’)”, afirma la agencia norcoreana KCNA. La política de ‘los militares primero’ proporciona una “espada valiosa y poderosa para defender el país y continuar la lucha antiimperialista y contra Estados Unidos”, añade.

La concesión de la medalla fue aprobada por el presídium de la Asamblea Popular Suprema (el Parlamento) el 10 de junio, pero no ha sido dada a conocer hasta este mes.

Kim Jong-il gobernó Corea del Norte con puño de acero desde la muerte de su padre en 1994 hasta la suya propia. Cultivó un fuerte culto a la personalidad, alimentado por un sólido aparato de propaganda, que lo glorificó y lo elevó a semidiós, al tiempo que ejerció una represión feroz contra cualquier signo de disidencia y una oposición total a Estados Unidos.

Siguió al pie de la letra las enseñanzas de Kim Il-sung y destinó al Ejército lo mejor de los escasos recursos del país, incluso cuando Corea del Norte sufrió graves inundaciones y hambrunas en la década de 1990, que se calcula que causaron alrededor de un millón de muertos.

Cuando Kim Jong-il estaba en vida, los norcoreanos solían llevar en el pecho, sobre el corazón, un broche con la foto de Kim Il-sung o con la suya. Desde que el tercero de la dinastía familiar, el joven Kim Jong-un, asumió el poder, han aparecido broches de la bandera norcoreana con las imágenes de Kim abuelo y Kim hijo juntos; pero no con Kim nieto. Una buena parte del desfile militar y las celebraciones del 60 aniversario en Pyongyang han sido en memoria de ambos.

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