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La UE media para impulsar una salida negociada a la crisis egipcia

La representante de Exteriores de Los Veintiocho viaja de urgencia a El Cairo

Un poster de Morsi cuelga de una barricada en El Cairo.
Un poster de Morsi cuelga de una barricada en El Cairo.F. NURELDINE (AFP)

Las autoridades egipcias han ofrecido señales contradictorias durante las últimas horas sobre cómo abordar el conflicto que les enfrenta con los Hermanos Musulmanes desde el golpe de Estado. La masacre del pasado sábado, cuya cifra oficial de muertos ya llega a los 80, no ha amedrentado a los simpatizantes del presidente depuesto, Mohamed Morsi, obstinados en mantener sus protestas. De un lado, algunos miembros del Ejecutivo, entre ellos Mohamed el Baradei, criticaron la represión e invitaron a la calma y al diálogo. Por el otro, el presidente interino, Adly Mansur, ha promulgado hoy un decreto que otorga al primer ministro la capacidad de autorizar al Ejército a arrestar civiles.

En medio de estas tensiones divergentes, la Unión Europea tomó la iniciativa para rebajar la tensión. Catherine Ashton, la jefa de la diplomacia europea, ha llegado esta noche a El Cairo para mantener reuniones con ambas partes. Según un funcionario citado en el diario Al Ahram, tras recibir presiones de Europa y EE UU, el Ejército ha ordenado a la policía suspender el desalojo de los campamentos islamistas “en espera de las negociaciones”. A través del diplomático Bernardino León, la UE ya medió de manera infructuosa entre el Gobierno islamista y la oposición en marzo. El plan de Ashton consiste en ofrecer garantías de seguridad a los líderes de la Hermandad sobre su futuro y el de la organización a cambio de poner fin a sus movilizaciones.

También desde la sociedad egipcia surgen intentos de mediación. Entre las más destacadas, la presentada por un grupo de intelectuales liderado por el ex candidato presidencial Selim al Awa. Su plan sugiere que Morsi delegue todos sus poderes a un gobierno de concentración nacional, y la celebración de elecciones presidenciales en un plazo máximo de 90 días. La Hermandad ha asegurado que estudiará la propuesta, pero no parece que los generales estén dispuestos a abandonar su hoja de ruta.

En caso de fracaso negociador, el Gobierno recaba los medios necesarios para cumplir sus amenazas, como el controvertido decreto del presidente interino. La decisión llega unas horas después de que el ministro del Interior, Mohamed Ibrahim, reiterara que pondría fin a las protestas “pronto y de acuerdo con la ley”.

En los alrededores de la mezquita de Rabá al-Audawiya, auténtico epicentro de las movilizaciones para restituir a Morsi, acampan varios miles de personas, si bien el número varía en función del día de la semana y de la hora. En todo caso, pertrechados detrás de barricadas de piedras y vallas, su desalojo requeriría una auténtica batalla campal, probablemente con un alto número de víctimas civiles. No está claro si tal eventualidad podría agrietar los pilares civiles sobre los que el general Abdel Fatah al Sisi pretende asentar la transición.

De momento, la coalición de partidos y organizaciones que apoya el golpe se ha mantenido incólume. La mayoría reaccionó tímidamente a la peor matanza de civiles ocurrida desde hace décadas. El Frente de Salvación Nacional, la plataforma que agrupa a los principales partidos laicos, atribuyó la carnicería a la irresponsabilidad de los Hermanos Musulmanes y a su deseo de crear mártires. Dentro del Ejecutivo, tan solo el vicepresidente, Mohamed el Baradei, condenó sin tapujos el “excesivo uso de la fuerza” por parte de la policía. El ministro de Exteriores, Nabil Fahmy, urgió a ambas partes a no recurrir a la violencia en declaraciones a la BBC.

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El día después de la tragedia, El Cairo respiraba un clima de calma tensa. Sin embargo, en la ciudad norteña de Port Said sí saltaron las chispas de nuevo entre los partidarios y detractores del rais islamista derrocado. En el funeral de una de las víctimas, se desató una batalla que se saldó con un muerto y 28 heridos. También hubo violencia en la península del Sinaí, donde el Ejército lleva a cabo una ofensiva contra los grupos yihadistas que han intensificado sus ataques después del golpe de Estado. Según la agencia de noticias oficial, diez “terroristas” perdieron la vida y otros 20 fueron arrestados en las últimas horas.

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