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Israelíes y palestinos esperan alcanzar un acuerdo final en nueve meses

Se reunirán de nuevo en Cisjordania o Israel en un plazo de dos semanas Negociarán sin exclusiones, debatiendo sobre todas las demandas que presenten ambas partes

Kerry, flanqueado por la israelí Livni y el palestino Erekat, este martes en Washington.Foto: reuters_live | Vídeo: REUTERS-LIVE! / AFP

Los plazos están ya decididos y las posturas iniciales, claras. Ningún asunto quedará fuera de la mesa de negociaciones. Israelíes y palestinos volverán a reunirse en dos semanas, en Israel o Cisjordania, para proseguir unas negociaciones que tras tres años de estancamiento ha revitalizado el gran empeño de la Casa Blanca y su secretario de Estado, John Kerry. Los negociadores de ambos bandos llegaron a Washington el lunes con pocas concesiones, ninguna expectativa y poco margen de maniobra ante sus respectivos gobiernos. Emergieron este martes, en la ronda inicial de contactos, esperanzados y determinados a buscar vías para una paz que, según dijeron, pasa por la creación de un Estado palestino y el derecho a la seguridad plena de Israel.

“Las partes han aceptado mantener negociaciones prolongadas, continuadas y sustanciales sobre todos los asuntos esenciales”, dijo este martes Kerry en el anuncio formal de la reanudación de negociaciones directas. “Ambas partes han aceptado que todos los asuntos definitivos, esenciales y demás estén sobre la mesa con un simple fin, acabar el conflicto”, añadió. Antes, los enviados, la ministra de Justicia israelí, Tzipi Livni, y el negociador jefe palestino, Saeb Erekat, se habían reunido en la Casa Blanca con el presidente Barack Obama, quien les agradeció que hubieran aceptado la invitación de Kerry para negociar.

Las negociaciones durarán nueve meses. Ambas partes se han comprometido a mantener los términos en secreto, y el único autorizado a dar detalles será el propio Kerry. Aun así, en una visita oficial a Egipto, el presidente palestino, Mahmud Abbas dio el lunes algunos detalles de los principios negociadores. Dijo que no aceptará la presencia de una fuerza de seguridad israelí en su país después de un acuerdo final, ni siquiera en la frontera con Jordania para controlar un posible flujo de armas. “Jerusalén oriental será la capital de Palestina, y si debiera hacerse un cambio, por pequeño que sea, de territorios, se podría discutir”, dijo, en conferencia de prensa.

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Así, Abbas aceptó el que podría ser uno de los pilares de este proceso negociador: el intercambio de territorios, una premisa que la Liga Árabe incorporó en su plan de paz en abril. Se trata de concederle a un Estado palestino más de un 90% de Cisjordania, excluyendo varios bloques de asentamientos. El resto, Israel lo compensaría cediendo una serie de territorios algo menores bajo su soberanía desde 1949. El exprimer ministro Ehud Olmert le ofreció algo similar a Abbas en 2008. El líder palestino no aceptó la oferta entonces, pero en esta ocasión sus enviados a Washington han dado indicaciones de que les gustaría recuperarla.

En un breve discurso, Livni alabó el “coraje” del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, quien ha tomado la impopular medida de liberar a 104 prisioneros palestinos encarcelados antes de 1993, muchos por delitos de sangre contra israelíes, como gesto de buena voluntad. Públicamente no se ha comprometido a negociar sobre la base de las fronteras previas a la guerra de 1967, cuando Israel ocupó los territorios palestinos, u ordenar una congelación en la expansión de los asentamientos.

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“Puede que sea mera retórica o que de verdad sea por convicción, pero el caso es que Netanyahu, como político, ha cambiado por el mero hecho de defender ahora que no es posible que entre el río Jordán y el Mediterráneo haya un sólo Estado que siga siendo judío y a la vez democrático”, opina Yehuda Ben Meir, analista en el Instituto Nacional de Seguridad de Israel. Netanyahu, de hecho, ha dado garantías a Kerry de que durante las negociaciones no ampliará asentamientos fuera de los grandes bloques de colonias. Será una moratoria a medias, sin anuncios o promesas, más un gesto de conciliación no admitido, para no encender los ánimos en su propia coalición.

El ministro israelí de Economía, Naftalí Bennett, líder en la comunidad de colonos de Cisjordania, ha hecho lo posible por torpedear la reanudación de las conversaciones, incluida la afirmación en el último consejo de ministros, en el que se votó la liberación de los 104 palestinos, de que “a los terroristas hay que matarles, no liberarles”. “Yo mismo he matado a muchos árabes en mi vida, y no hay problema en ello”, dijo, según informan varios medios israelíes.

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