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El centroizquierda italiano acepta seguir gobernando con Berlusconi

Las divisiones en el Partido Democrático pueden desencadenar la caída del Gobierno y la convocatoria de elecciones

El primer ministro italiano, Enrico Letta.
El primer ministro italiano, Enrico Letta. LUIGI MISTRULLI (EFE)

Una reunión para cerrar las filas. Los dirigentes del socialdemócrata Partido Democratico (Pd) se han reunido para confirmar su apoyo al Gobierno de coalición que les une con el Pueblo de la Libertad de Silvio Berlusconi. Bajo el acuerdo, sin embargo, hierven divisiones tras la sentencia del Supremo que hace una semana confirmó la condena a Il Cavaliere por fraude fiscal. El secretario del Pd, Guglielmo Epifani irrita a la derecha pidiendo la dimisión del tres veces primer ministro, además Matteo Renzi, el alcalde de Florencia que quiere ser candidato del centroizquierda, intenta acelerar los tiempos que separan de nuevas elecciones. Enrico Letta, el primer ministro del Pd que lidera el Ejecutivo de unidad, se ha reunido tanto con el delfín de Berlusconi, el viceprimer ministro y titular de Interior Angelino Alfano, como con la directiva de su partido. Letta ha llamado a la calma para que el Gobierno pueda seguir trabajando. Una tregua armada en el frente interno, entre las distintas alas del Pd, y en el exterior, con los históricos rivales de la derecha.

El secretario del Pd, Guglielmo Epifani irrita a la derecha pidiendo la dimisión de Berlusconi

El PdL espera. En septiembre la Junta del Senado debe decidir si retira el escaño a Berlusconi, como la ley anticorrupción aprobada hace dos años prevé para los condenados en vía definitiva por delitos contra la pública administración. La misma ley, en otro artículo, prohibe a un condenado en la tercera y última instancia presentarse a las elecciones. Las esperanzas del PdL se centran en el Presidente de la República, a quien pidieron encontrar una forma de salvoconducto para su líder. En esta calma tensa, con el viejo jefe "desanimado y triste" como lo describen las firmas más reconocidas de la prensa transalpina, la supervivencia del Gobierno significa la supervivencia del propio Berlusconi. Por eso, las divisiones internas parecen superadas a favor de una línea moderada, de diálogo. Mantener una pata en el Ejecutivo es el único antídoto a la muerte política decretada por los jueces del Supremo.

El Pd suspende, aplaza decisiones, se contradice. La fuerza que ganó las elecciones de febrero por un escaso margen tiene que conformarse con gobernar aliándose con el enemigo de siempre. La formación aparece dividida e indecisa sobre qué camino emprender. Sin la preparación necesaria para unas elecciones anticipadas, no tiene ni candidato, tampoco puede asumir con alegría el matrimonio de conveniencia con un partido liderado por un condenado en firme. Algunos socialdemócratas patalean para acelerar la muerte del Ejecutivo, liberarse del pecado de la alianza con Il Cavaliere y presentarse a nuevas elecciones lo más frescos posible. Otros siguen profesando fe en la "pacificación nacional" que obliga a enemigos políticos a gobernar y votar juntos, aprobar medidas para sanear la economía y preparar la reforma de un sistema electoral que produce empate técnicos empalagosos. Los primeros utilizan como argumento la indignación del electorado que mal soporta la idea de pactar con Berlusconi y que se desahoga en las redes sociales y en las fiestas del partido que en verano animan las ciudades italianas; los segundos esgrimen la responsabilidad asumida hace apenas 100 días con el país y los socios europeos. Las encuestas muestran que uno de cada dos italianos apoyan al Ejecutivo. El Pd no sabe a cuál de los dos atender. Y alterna declaraciones envenenadas contra Berlusconi con frases de estima para la mayoría.

Algunos dirigentes dicen que debemos esperar a ver qué hace Belrusconi: pero hace 20 años que no hacemos otra cosa. ¿Será el momento de cambiar?, Mateo Renzi  

La entrevista concedida a Il Corriere della Sera por Epifani, nuevo del Pd, ha subido la tensión. El socialista ha pedido que Berlusconi renuncie a la política: "todos los ciudadanos son iguales ante la ley y él debería dar un paso atrás. Es lo que hay que hacer y es lo que sucede normalmente ¿Qué hubiera pasado en EE UU? En los países democráticos, los delitos sociales y fiscales se toman en serio", ha añadido Epifani causando la irritación de los socios del PdL, algún aplauso entre los suyos y preocupación en Letta. De hecho, el primer ministro ha acudidp a la directiva en la sede del Pd para calmar los ánimos y pedir y obtener una confirmación de la confianza en su Ejecutivo. En esta frágil calma perturba las aguas Matteo Renzi. El alcalde de Florencia, favorito como candidato de la coalición de centro izquierda a las próximas elecciones, ha declarado que no son comprensibles descuentos a Berlusconi y que "nadie necesita un partido Democrático que está junto y unido solo porque al otro lado existe una amenaza. Algunos dirigentes dicen que debemos esperar a ver qué hace Belrusconi: pero hace 20 años que no hacemos otra cosa. ¿Será el momento de cambiar?".

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