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¿Qué hacer con los indígenas de la Amazonia que siguen aislados?

Al menos 27 aldeas indígenas viven en la selva de Brasil, amenazados por los madereros ilegales y la construcción de infraestructuras

Juan Arias

Desde que la Fundación Nacional del Indio (Funai) ha informado que existen aún en la Amazonia brasileña por lo menos 27 aldeas indígenas totalmente aisladas de la civilización, las autoridades se plantean cómo actuar con ellos.

Hace 25 años, aconsejados por expertos en materia indígena, el Gobierno decidió respetarles y dejarles vivir dentro de su cultura y costumbres. Y marcó reservas para ellos. El problema hoy es diferente y más grave. Por una parte, los madereros ilegales se están acercando y consiguiendo no solo contactar con algunos de ellos, sino corromper a sus líderes. Por otra, la construcción de obras de infraestructuras -como hidroeléctricas- por parte del Gobierno, colocan a las comunidades cada vez en mayor riesgo.

Aún no es posible saber el número exacto de esas comunidades indígenas que siguen totalmente sumergidas en la selva, viviendo exclusivamente de ella. Por lo que los expertos llaman “señales” -restos de cabañas o instrumentos primitivos- en la selva brasileña podrían habitar hasta 77 grupos aislados. 

La semana pasada, la periodista brasileña del diario O Globo Miriam Leitão y el fotógrafo Sebastião Salgado consiguieron llegar a uno de esos poblados de la etnia de los Awá. Estos casi no mantienen relación con el exterior, exceptuando algunos funcionarios de la Funai que consiguieron contactar con ellos. Los reportajes escritos por la periodista y economista Letâo e ilustrados con las fotos de Salgado son sangrantes. Los indígenas hablan de lo próximo que llega ya el zumbido de las motosierras derribando los árboles, que les obliga a refugiarse cada vez más en el corazón de la floresta. 

Hoy, varias de esas comunidades se encuentran muy cerca ya de las obras de infraestructura que está creando el Gobierno, por lo que se hace urgente un plan de prevención y ayuda en caso de que sea violado el santuario natural en el que viven desde siglos.

En la tierra indígena Arariboia viven, por ejemplo, ocho mil indígenas guajajara. Varios de sus líderes ya han sido cooptados y corrompidos por los autores de los crímenes ambientales. Con un solo incendio destruyeron el 50% de la reserva que el Gobierno les había concedido, como confirma Leitão. Según los expertos, esos poblados que han vivido aislados hasta ahora no resistirán al crecimiento de la destrucción de la selva. Y en ese caso ¿qué hacer con ellos?

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Hasta ahora no se ha permitido llegar hasta ellos y han sido vistos solo desde helicópteros o aviones. El peligro de que el contacto pueda ser violento hace pensar en un plan de contingencia y emergencia.

La pregunta que se hacen los que defienden el derecho de aquellos primeros brasileños es si no existen otros medios para permitirles que sigan viviendo como lo han hecho siempre que no sea abordarles por la fuerza, aunque sea para evitarles daños mayores. Como concluye la periodista en uno de sus artículos tras su visita a los Awá, “Brasil es así: complejo, diverso y desafiante”.

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