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La fuga australiana de Assange se tuerce

Las deserciones dañan la candidatura del líder de Wikileaks al senado de su país en las elecciones

Assange (derecha) en una captura de su vídeo electoral.
Assange (derecha) en una captura de su vídeo electoral. EL PAÍS

La candidatura de Julian Assange al Senado de su país natal, Australia, ha logrado ponerlo de actualidad —lleva más de un año varado en la Embajada de Ecuador en Londres para evitar ser interrogado sobre acusaciones sexuales—. Y ha conseguido animar la tediosa campaña electoral australiana, constatan los analistas. El partido Wikileaks confía en que convertirse en senador dé un vuelco a su situación. El problema es que la candidatura empieza a hacer aguas.

El partido Wikileaks de Assange prometió a los australianos “democracia, transparencia y responsabilidad”. Pero a las puertas de las elecciones generales del 7 de septiembre el apoyo de la organización a partidos de extrema derecha ha desvelado la falta de transparencia y de democracia interna. “Assange y su padre fundaron un partido con una estructura razonablemente democrática y sin esta democracia interna nunca me habría unido al Consejo Nacional [la dirección], pero todo se ha reducido a una farsa y debo abandonarlo”, afirmó el exdirigente del partido y cofundador de Wikileaks Daniel Mathews. También ha abandonado el proyecto la académica Leslie Cannold que iba tras Assange en la lista y ocuparía su escaño si él no pudiera tomar posesión.

Mathews y otros cuatro miembros de los 11 que integran la dirección han abandonado la formación en los últimos días con acusaciones a Assange y a su padre, John Shipton, de otorgar al primero derecho a veto sobre las decisiones del grupo.

Las últimas encuestas apuntan a un relevo al frente del Gobierno tras dos legislaturas del Partido Laborista. Un 47% de los australianos afirma que votará por el partido Liberal de Tony Abbott frente al 37% que apoya a los laboristas de Kevin Rudd, primer ministro desde que recientemente desbancó a una compañera de partido.

Los Verdes tienen un 9% de intención de voto y de una miríada de pequeños partidos lograría un 7% del voto. Assange confía en introducirse en esa franja presentándose como senador por el Estado de Victoria.

En abril, los sondeos indicaban que un 26% de australianos votaría a Wikileaks, pero ahora los analistas estiman que obtendrán en torno a un 3%, lejos del 17% necesario para entrar en el Senado. Sin embargo, el complejo sistema para distribuir los escaños en la Cámara alta podría jugar a favor de Assange.

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Los australianos eligen a sus senadores en listas abiertas e indican preferencias. Y es habitual que los partidos difundan una lista de preferencias para sus simpatizantes.

El escándalo estalló cuando Wikileaks, en lugar de priorizar aliados naturales como el partido de Los Verdes o el partido Pirata, recomendó una candidatura de extrema derecha y minoritaria denominada Cazadores y Pescadores que apuesta por liberalizar las leyes de protección del medio ambiente. Como segundo favorito, el partido de Assange recomendó a los suyos Australia First, fundado por un neonazi y contrario al multiculturalismo y la inmigración. Wikileaks atribuye la polémica elección a un error burocrático.

Al reguero de declaraciones amargas de dirigentes que han abandonado el proyecto se le han unido sus decepcionados simpatizantes en las redes sociales. “Un voto para el Partido Wikileaks es ahora un voto para los micropartidos de derecha y en contra de Los Verdes”, lamentaba una seguidora del partido en Twitter.

Tras la polémica, los dirigentes que quedan han cerrado filas. “Julian Assange ve esto como una forma de pulir el partido, no cree que esto vaya a pararnos”, asegura la candidata Alison Broinowski. Esta reconoce que, con o sin crisis, Wikileaks tiene pocas posibilidades de entrar en el Senado.

El partido confía en que un escaño en la Cámara alta dé un vuelco a la situación de Assange en Londres. Broinowski opina que “no es del todo descabellado que el Gobierno británico y el australiano encuentren una forma de sacar a Julian de su situación actual para traerlo al Senado”.

El principal obstáculo para el acceso de Assange al Senado parece ser el mismo Assange.

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