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El arresto del hijo del presidente de Surinam revive su historial con el narco

Panamá detuvo y deportó a EEUU a Dino Bouterse, reclamado por la Fiscalía de Nueva York por narcotráfico y negocios de armas

Dilma Rousseff junto a su homólogo surinamés, Desi Bouterse, durante la cumbre de UNASUR.
Dilma Rousseff junto a su homólogo surinamés, Desi Bouterse, durante la cumbre de UNASUR.EFE

Pocas horas antes de asumir el pasado viernes la conducción temporal de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), el principal foro de concertación política de América del Sur, el presidente de Surinam, Desiré “Dési” Delano Bouterse, recibió una mala noticia: Dino, su hijo, fue detenido el día anterior en Panamá y, en una operación relámpago, deportado casi de inmediato a Estados Unidos, acusado de presunto tráfico de drogas y nexos con organizaciones terroristas.

La captura del hijo del gobernante reabrió uno de los más añejos expedientes de contrabando de drogas y armas y de dictadura en la política americana, por los viejos nexos del mandatario surinamés con el narcotráfico y con otras mafias del crimen organizado desde 1980.

La cancillería de Panamá informó que Dino, de 40 años, fue entregado a la DEA, agencia antidroga estadounidense, por “razones de orden público e interés social”, por una orden internacional de arresto emitida el pasado 20 de agosto por la Fiscalía Federal del Distrito Sur de Nueva York. Dino ha sido jefe de una unidad antiterrorismo del Gobierno de su padre.

A solicitud de la Administración de Estados Unidos, la Presidencia de Panamá “autorizó la entrega simple y condicionada” del surinamés, añadió la cancillería. El hombre fue capturado el jueves al ingresar a Panamá por el aeropuerto internacional Tocumen, de la capital, y poco después se registró su entrega a las autoridades norteamericanas, precisó.

La Fiscalía pidió la detención por los presuntos delitos de conspiración para enviar 10 kilos de cocaína en una maleta en un vuelo comercial a Estados Unidos, en una negociación con el surinamés Edmund Munstlag, de 29 años, socio de Dino, detenido en Trinidad y Tobago y trasladado también a Nueva York, sin que se haya confirmado si su arresto fue en un operativo regional simultáneo.

En un comunicado, la Fiscalía precisó que Bouterse hijo fue acusado de posesión de un arma antitanque. Trascendió que a Dino se le atribuyen supuestos nexos con grupos terroristas que no han sido públicamente identificados.

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El viernes, cuando el presidente Bouterse se preparaba para abrir las sesiones de la UNASUR en Paramaribo, su hijo ya estaba en suelo estadounidense. Al confirmar los hechos, el jefe de Estado admitió que “fuimos informados, pero por ahora me concentraré en la cumbre de UNASUR”, alegó. La noticia de la captura y deportación fue difundida inicialmente desde Nueva York.

La captura “llega en un momento desafortunado” para el gobernante, publicó el periódico digital Culturu.com, de Paramaribo. La noticia del arresto fue dada al presidente por el ministro de Relaciones Exteriores de Surinam, Winston Lackin, el jueves por la noche.

“Con esta detención, esta oficina sigue asegurando que quien intenta transportar drogas a este país es detenido y presentado ante la justicia, sin importar dónde viva”, dijo el fiscal federal estadounidense Peter Bhahara, al informar sobre el arresto y la deportación. EL PAÍS intentó, sin éxito, obtener una versión del Gobierno surinamés sobre los hechos por los que se acusa a Bouterse hijo.

Informes de medios surinameses de prensa aseguraron que el hijo viajó el miércoles a Aruba, una isla holandesa en el sector suroriental del Caribe y cercana a Surinam, y que aparentemente cayó en una trampa de agentes estadounidenses para que viajara a realizar una transacción de armas en Panamá, donde se logró su detención.

El caso reactivó las viejas acusaciones en contra de Bouterse padre por sus lazos con el narcotráfico y con otras mafias—como las del contrabando de armas—que se remontan a 1980.

“Dési” ha sido un nombre referente en Surinam, que en 1975 se independizó de Holanda. En 1980, con apenas 35 años, el joven oficial encabezó una rebelión de sargentos que instaló una férrea dictadura castrense que gobernó hasta 1988 y en la que aunque solo fue presidente de facto durante pocos días, fue el verdadero poder con mandatarios controlados a su antojo, en un país sacudido por una guerra de guerrillas.

En 1990, Bouterse volvió a dirigir un golpe de Estado y aunque en 1991 aceptó avanzar hacia un aparente sistema democrático, en los últimos 20 años ha sido el rostro del control militar, político y socioeconómico de esa nación, en las sombras o en el primer escalón de poder. En unos comicios realizados en mayo de 2010, ganó la presidencia vía electoral y asumió el cargo en agosto de ese año en medio de profundos cuestionamientos internacionales, en especial de Holanda y Estados Unidos por su tormentoso pasado, como una condena de un tribunal holandés por una masacre ocurrida en 1982.

“El nuevo presidente de Surinam no es bienvenido en Holanda, ya que tiene una pena de cárcel pendiente”, advirtió el Ejecutivo holandés tras la victoria electoral de “Dési”. Un tribunal holandés condenó a Bouterse en 1999 a 11 años de prisión por un contrabando de 474 kilos de cocaína.

Pese a su turbio historial de atrocidades y violaciones a los derechos humanos y de comprobados vínculos con el crimen organizado, el jefe de Estado forjó en 2010 una estrecha relación con el entonces presidente de Venezuela, Hugo Chávez, y en 2011 fue anfitrión de la presidenta de Brasil, Dilma Rouseff, para fortalecer los nexos entre Paramaribo y Brasilia.

Con la brasileña, Bouterse logró compromisos para impulsar proyectos de desarrollo socioeconómico. Al venezolano le obsequió un cuadro de Mahatma Gandhi y de Martin Luther King. Chávez le correspondió con un retrato de Simón Bolívar.

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