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Dimite el número dos de los Comunes acusado de violación

El político permanecerá en la cámara como diputado independiente

El parlamentario conservador Nigel Evans, el pasado 7 de mayo.
El parlamentario conservador Nigel Evans, el pasado 7 de mayo.ANDY RAIN (EFE)

El conservador Nigel Evans renunció ayer a su cargo de vicepresidente de la Cámara de los Comunes, aunque no a su escaño, después de que la fiscalía le acusara formalmente de ocho cargos de abusos sexuales, incluida la violación de un hombre. "Si estás atravesando un infierno, sigue adelante", dijo el diputado parafraseando a Winston Churchill para subrayar su determinación de "defender con fuerza" su inocencia, durante su anuncio ante un conmocionado parlamento.

Evans, de 55 años, se había resistido a dar ese paso desde la primera detención de la que fue objeto, a principios de mayo, a la que siguieron otras dos, la última el pasado martes. Pero la decisión del fiscal general de Inglaterra y Gales, Keir Starmer, de presentar ese mismo día cargos por ocho delitos de asalto sexual contra siete hombres, después de concluir que "existen suficientes indicios" para procesarle "en el interés público", hizo inviable que siguiera ocupando una de las tres vicepresidencias de la Cámara baja. El parlamentario tory retendrá por el momento el escaño que ocupa desde 1992 por la circunscripción de Ribble Valley (condado de Lancashire) en el noroeste de Inglaterra, si bien en calidad de independiente.

"Desde que se presentaron esas odiosas alegaciones no he sido capaz de cumplir como debiera mis deberes, me siento atrapado en una especie de limbo", admitió Evans sobre su papel de vicepresidente, para el que fue nombrado en 2010 en el que definió como "uno de los días más felices de mi vida". A finales de aquel año decidió revelar públicamente que es homosexual, "cansado de vivir una mentira", y emplearse a fondo en impulsar los planes del primer ministro, David Cameron, para legalizar el matrimonio homosexual, frente a la resistencia de un sector de los conservadores.

Evans es una figura destacada del Partido Conservador, del que fue vicepresidente entre 1999 y 2001 para pasar luego -tras la designación de Ian Duncan Smith como líder tory- a ejercer de líder de la oposición en la cartera de Gales (su tierra natal) durante otros dos años. En la última década ha representado en el Parlamento a los electores de Ribble Valley, donde su gran popularidad le convirtió en un activo para los conservadores.

El próximo 18 de septiembre, Nigel Evans deberá comparecer ante un tribunal de Preston (norte de Inglaterra), en una sesión donde se formularán los cargos que pesan contra él. Las supuestas agresiones -según los hombres que acusan a Evans, todos ellos veinteañeros- habrían tenido lugar en Londres, Blackpool y Lancashire, entre 2002 y 2013. El proceso judicial y su incierto desenlace ha desatado las especulaciones sobre una futura renuncia a su escaño por la población de Lancashire que, en caso de producirse, debería ser objeto de una elección parcial para elegir a su sustituto. Esa hipótesis sugiere un pulso de los conservadores con el ascendente Partido por la Independencia del Reino Unido (UKIP), fuerza ultranacionalista y xenófoba que en recientes lizas electorales locales ha venido robando votos a los candidatos de Cameron.

Los conservadores optaron ayer por cerrar filas en torno a Evans durante su emotiva declaración ante la Cámara de los Comunes en la que reivindicó su inocencia. El vicepresidente dimisionario aseguró haber recibido el respaldo no sólo de sus compañeros de filas, sino también de los otros dos vicepresidentes de la Cámara, ambos de filiación laborista. E incluso de algunos miembros de la prensa, que hasta la fecha se ha mostrado muy comedida a la hora de informar sobre las denuncias de siete hombres que pueden finiquitar la carrera del político.

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