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El Partido Socialista Brasileño se apea del Gobierno

La maniobra hace suponer que el gobernador de Pernambuco, Eduardo Campos, se presentará a las presidenciales de 2014

Juan Arias

El Partido Socialista Brasileño (PSB) ha dejado la alianza de Gobierno con vistas a una posible candidatura de su líder Eduardo Campos, gobernador de Pernambuco, a las presidenciales del 2014 en las que se enfrentaría con la presidenta Dilma Rousseff, hasta este jueves compañera de viaje.

Con su salida, el partido renuncia a los dos ministerios que tenía: el de Integración Nacional y el de Puertos, así como a todos los otros cargos intermedios.

Tanto la presidenta Dilma Rousseff como su antecesor, el expresidente Lula da Silva, hicieron lo posible e imposible para evitar que el Partido Socialista Brasileño (PSB) siguiera en el Gobierno del que ha formado parte desde hace más de 10 años.

Para el Gobierno la salida de la alianza del partido de izquierdas del joven lider, Eduardo Campos, gobernador de Pernambuco, supone una pérdida grave justo a menos de un año de las presidenciales.

Campos ha sido siempre amigo personal de Lula y lo sigue siendo, pero su partido, uno de los que más ha crecido en los últimos años, y que cuenta con 32 diputados, considera que ha llegado la hora de volar por su cuenta.

Según informaciones de prensa, Lula había llegado a ofrecerle la vicepresidencia de la República con Rousseff. Más aún, hasta habían hablado de la posibilidad de que el Partido de los Trabajadores lo propusiera como su candidato a las presidenciales en 2018. Todo menos perderle a él y a su partido.

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Todo ha sido inútil. Tras una reunión del PSB, Campos anunció este jueves que dejaba el gobierno junto con los ministerios. Y dio a entender que el PSB podría presentar candidato propio en 2014.

Los ánimos se habían agriado los últimos meses sobre todo después de que fueran publicadas unas fotos de Campos con el senador Aecio Neves, del opositor PSDB, también posible candidato a las presidenciales, ambos cantando y abrazándose después de un almuerzo.

Se llegó a hablar de un pacto entre ellos dos y la ecologista Marina Silva, otra posible candidata a las presidenciales, para apoyarse mutuamente en caso de una segunda vuelta contra Rousseff.

En el Gobierno habían empezado a resonar voces de que la presidenta estaba irritada y no consideraba consecuente que el PSB continuara teniendo ministerios y siguiera en el gobierno al mismo tiempo que flirteaba con la oposición. Antes de que Rousseff tomara la decisión de sacar del Gobierno a los ministros del PSB, Campos se adelantó a anunciar la salida del ejecutivo y de la alianza gubernamental. Aún así, ha querido dejar claro que el PSB no ha pasado a la oposición, que ha sólo preferido su libertad de poder criticar al ejecutivo cuando lo considere necesario.

Lula, que es un lince y que conoce muy bien a sus amigos políticos, mantiene aún la esperanza de que, ante una pugna de segunda vuelta en las elecciones, Campos pueda volcar sus votos en Rousseff. Y le ha pedido a la mandataria que lo trate “con cariño” y no rompa con él. Por eso, al salir de un encuentro de más de una hora con la presidenta para informarle de la decisión tomada por el partido, la mandataria despidió a Campos, diciéndole: “La puerta está siempre abierta para usted”.

Las arenas movedizas de la política empiezan a agitarse según se acercan las presidenciales. En el último sondeo Rousseff se sitúa con el 35% de los votos; Marina Silva con el 31%, Aecio Neves con un 15% y Eduardo Campos, el menos conocido en el ámbito nacional, con un 7%.

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