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HRW denuncia que los rebeldes sirios ejecutaron sistemáticamente a civiles

Un informe de la ONG acusa a milicias islamistas de crímenes contra la humanidad

Incendios en la ciudad de Maret al Numan, en la provincia de Idlib, provocados por los combates entre rebeldes y el Gobierno sirio.
Incendios en la ciudad de Maret al Numan, en la provincia de Idlib, provocados por los combates entre rebeldes y el Gobierno sirio.AP

Milicias rebeldes opositoras que luchan contra el régimen de Bachar el Asad cometieron “matanzas, secuestros y otros abusos” de forma reiterada en una ofensiva contra la región de Latakia, feudo de la secta alauí, a la que pertenece el presidente sirio, algo que debe ser juzgado como “crímenes contra la humanidad”, según ha denunciado la organización independiente Human Rights Watch (HRW) en un informe hecho público este viernes. “La magnitud y organización de esos crímenes apunta claramente a que eran sistemáticos y parte de una política que ordena esa clase de delitos”, concluye la organización.

El 4 de agosto, día de la ofensiva analizada en el informe, milicias rebeldes islamistas mataron a 190 civiles y tomaron a más de 200 rehenes, aún desaparecidos. En Latakia la comunidad alauí tiene una fuerte presencia, aunque en esa provincia residen también numerosos suníes. En 2012, varias milicias opositoras tomaron posiciones en el norte de la región, como la localidad de Salman. Desde entonces se han enfrentado a las fuerzas del régimen de forma intermitente, y hace dos meses lanzaron una ofensiva contra zonas eminentemente rurales de mayoría alauí.

El 4 de agosto el fuego de artillería obligó a muchas familias a huir de localidades como Baruda, Bluta, Nbeité, Al Hambusié y Abu Maké, que contaban con poca protección gubernamental por considerarse zonas relativamente seguras. El recuento de HRW: 190 civiles fallecidos, entre ellos 57 mujeres, 18 niños y 14 ancianos en una sola jornada. “Dado que muchos residentes siguen desaparecidos, y que las fuerzas de la oposición enterraron muchos cuerpos en fosas comunes, el número total de civiles muertos es probablemente mucho mayor”, asegura la organización en su informe.

Los investigadores de HRW han recabado pruebas, documentadas con fotografías y vídeos, en las que queda patente la radicalización de los opositores: cuerpos carbonizados, paredes de dormitorios manchadas de sangre que indican ejecuciones durante la noche, pintadas en paredes en las que se lee ‘el Frente al Nusra traerá la victoria a la gente de Siria”. En su mayoría son, asegura HRW, obra de una veintena de milicias radicales islámicas que operan en zonas controladas por la oposición, como Al Nusra, el Estado Islámico de Irak y Siria o Jaish Al Muhajireen wal Ansar. Ninguno de esos grupos está afiliado al llamado Ejército Libre Sirio, brazo armado de la oposición moderada.

Según Joe Stork, director del programa de Oriente Próximo de HRW, “esta operación fue un ataque coordinado y planificado contra la población civil en estas villas alauíes”. En la guerra siria, que comenzó con protestas populares en marzo de 2011, han muerto ya más de 100.000 personas y seis millones han abandonado sus lugares de residencia.

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