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Radiografía de las consecuencias del cierre administrativo en EE UU

El Estado de Nueva York decide asumir el coste de abrir la estatua de la Libertad por razones "económicas y simbólicas"

Yolanda Monge
Turistas se fotografían con la estatua de la Libertad tras su reapertura.
Turistas se fotografían con la estatua de la Libertad tras su reapertura.Kena Betancur (AFP)

La gran fotografía del cierre administrativo, cuando está a punto de entrar en su tercera semana, ofrece una visión de un país con más de 350.000 empleados federales en sus casas y la puesta en marcha de iniciativas estatales para contrarrestar los perniciosos efectos en la economía provocados por la incapacidad del Congreso de llegar a un acuerdo para extender el presupuesto de Estados Unidos.

Tras casi dos semanas cerrada, la estatua de la Libertad ha vuelto a abrirse al público después de que el Gobernador de Nueva York y el Congreso estatal decidieran tomar “una decisión poco usual” y aprobar pagar con dinero de las arcas estatales el costo de mantener abierto el monumento. Según Andrew Cuomo, el Estado decidió dar ese paso por razones tanto económicas como simbólicas. No solo su cierre estaba causando un descalabro económico a la ciudad sino que miles de personas veían frustrado su deseo de visitar una de las marcas registradas del paisaje neoyorquino y norteamericano.

Desde el pasado domingo, el Estado de Nueva York sacara de su partida presupuestaria dedicada al turismo los más de 61.000 dólares diarios que cuesta mantener abierta cada día la famosa estatua. Según el informe anual de 2012 de la oficina del Gobernador, el Servicio de Parques Nacionales cifraba en 3,7 millones las personas que en 2011 visitaron el enclave donde se encuentra el monumento, generando cerca de 200 millones de dólares y creando 2.000 puestos de trabajo.

Arizona y Dakota del Sur han seguido el ejemplo del Estado de Nueva York y han alcanzado acuerdos en sus Gobiernos para reabrir el Gran Cañón y Mount Rushmore

“Desde el punto de vista económico tenía todo el sentido asumir el coste de la reabrir la estatua, dinero que palidece en comparación con la cantidad que estábamos perdiendo”, declaró Cuomo. Desde que se iniciara el cierre administrativo el pasado 1 de octubre, se han perdido más de 400 empleos relacionados con la actividad económica que se general en torno a la estatua de la Libertad.

Arizona y Dakota del Sur han seguido el ejemplo del Estado de Nueva York y han alcanzado acuerdos en sus Gobiernos para reabrir el Gran Cañón y Mount Rushmore (donde están esculpidos los rostros de varios presidentes de EEUU), respectivamente. Los 401 enclaves de los que consta el Servicio Nacional de Parques se encuentran cerrados, afectando a más de 20.000 empleados y cerca de 715.000 personas que los visitan cada día.

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Si hace dos sábados, el Pentágono ordenaba que se reincorporasen a sus puestos la mayoría de los 400.000 empleados civiles que habían permaneceido en sus casas desde que comenzara el cierre, otras agencias han decidido seguir el ejemplo y ordenar la vuelta al trabajo de sus empleados. La CIA ha anunciado que reclamará que vuelvan a sus oficinas miles de empleados civiles ya que el cierre y la falta de personal puede comenzar a amenazar la seguridad nacional.

Si el cierre administrativo continúa, en la capital de la nación comenzará a acumularse la basura y los agentes que controlan el estacionamiento desaparecerán de las calles

Al menos un miembro del Congreso, el representante republicano por Carolina del Sur Mark Sanford ha pedido a su personal que vuelva al Capitolio, ya que le parece lo justo después de que la Cámara aprobara que estos trabajadores cobrarían. “Si no fuera así sería como subvencionarles unas vacaciones”, concluyó Sanford.

Hasta el momento, el presidente Barack Obama ha puesto su firma en dos iniciativas para que no sean tan perniciosos los efectos del cierre administrativo. Además de ratificar que los 800.000 empleados federales que se vieron obligados a dejar sus puestos de trabajo -o a permanecer en ellos pero sin cobrar- recibirán su cheque, el mandatario también rubricó una ley que garantiza que las familias de los militares caídos mientras cumplían con su deber recibirán las reglamentarias ayudas. En una situación normal, el Pentágono paga 100.000 dólares en los tres días siguientes a la muerte de un soldado pero la atípica situación actual provocó que no exista autoridad para ordenar esos pagos y que las familias de algunos militares fallecidos no pudieran enterrar a sus seres queridos, por ejemplo.

Si el cierre administrativo continúa, en la capital de la nación comenzará a acumularse la basura y los agentes que controlan el estacionamiento desaparecerán de las calles. Hasta ahora, la economía de Washington ha estado operando con fondos de emergencia. Pero esta semana esa partida se acaba y los trabajadaores que el alcalde de la ciudad, Vincent Gray, declaró de vital importancia para salvar la cara de la ciudad tendrán que quedarse en casa. La basura será recogida entonces solo una vez cada dos semanas.

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Sobre la firma

Yolanda Monge
Desde 1998, ha contado para EL PAÍS, desde la redacción de Internacional en Madrid o sobre el terreno como enviada especial, algunos de los acontecimientos que fueron primera plana en el mundo, ya fuera la guerra de los Balcanes o la invasión norteamericana de Irak, entre otros. En la actualidad, es corresponsal en Washington.

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